La noticia del rebrote de contagios de coronavirus generó una reacción inmediata en la sociedad fueguina. Fueron notables los cambios de actitudes que tomaron los integrantes de la sociedad al conocer que el virus volvió a entrar a la isla. La licenciada Mirta Valencia brindó detalles de dichas conductas.
RIO GRANDE.- El rebrote de contagios del COVID-19 generó reacción en la comunidad de esta ciudad y en toda la provincia.
Desde que se conoció el primer caso, en la etapa del rebrote, los vecinos tomaron cierta distancia, comenzaron a transitar menos por las calles y hoy, pasado el día de la amistad, mermaron algunos lugares de concurrencia común.
En este marco El Sureño consultó a Mirta Valencia, quien es Lic. en Orientación familiar de la Universidad Austral, experta Universitaria en TEA y diplomada en el modelo de Proyecto de Zero (“Ser” Familia) y continua formación en el campo de las neurociencia, conducta, relaciones interpersonales y desarrollo humano.
La profesional confirmó una reacción común en la comunidad riograndense. “Sin dudas que el rebrote generó una reacción en la comunidad de Río Grande”.
Para explicarlo analizó la manera en cómo recibe la comunidad las noticias relacionadas con el virus y, en especial con el rebrote. Dijo que aún no se sabe a ciencia cierta cuáles serían las estrategias de comunicación adecuadas que determinen una reacción positiva o negativa en la comunidad. “Aún no se ha logrado determinar cuál es el equilibrio entre dar informaciones positivas en pos de no generar sentimientos de ansiedad o de miedo y tampoco sabemos si eso es bueno. Por otra parte, “existen estrategias como la de brindar información impactante sobre número de muertos, cantidad de infectados etc., que quizás generaría más sentimientos de miedo y de ansiedad y de esa menara quizás aumentemos las emociones de manera excesiva”. ¨Estas evaluaciones seguramente se dejarán para más adelante.
“Sin dudas que el rebrote generó una reacción en la comunidad de Río Grande”
En este contexto señaló que esta situación de pandemia no la esperaba nadie y en medio del rebrote observó varias reacciones en la comunidad.
Explicó que “el miedo y la incertidumbres son comunes a todos. Esto vino a consecuencia de que este rebrote nos encontró en un momento en el que, en general, nos encontrábamos más relajados. Cuando la comunidad recibió la noticia del rebrote yo pude ver largas filas de gente en los supermercados. Noté esa sensación de desabastecimiento o de creer que nos cerraban Río Grande, que quizás no entren camiones con mercaderías y vaya a saber qué pensamientos pasaron por esas personas que hicieron demostraciones de esas conductas. Luego de ese primer impacto, pasados unos días y en medio el día del amigo, se percibe una tendencia a ver menos circulación de personas en los lugares comunes y hasta pudimos observar en los vehículos que la gente comenzó nuevamente a viajar con barbijos; lo destaco porque si bien no lo podemos mencionar como una conducta generalizada, días anteriores a la noticia no se visualizaba”.
Dos momentos puntuales
“Creo que, en general, hubo dos reacciones. La primera fue cuando los fueguinos nos enteramos de la noticia de los contagiados en el barco pesquero en Ushuaia y luego la de la confirmación de varios casos positivos en Río Grande.
Noté que, ante el miedo y la amenaza percibida, se generó un poquito de intolerancia y actitudes que podríamos enmarcarlas en casi punitivas sociales donde comenzamos a identificar a las personas que se contagiaron y hubo una percepción como de prejuicio y casi estigmatización.
La Licenciada encontró puntos positivos en medio de esta reacción generalizada. “Esta situación nos sirve para que cada uno pueda reflexionar, explorar y hacer el ejercicio mental de cómo estábamos antes, cuando estábamos libre de virus. Ahora que está entre nosotros, debemos explorar esas emociones, reconocerlas, medirlas y que nos hagan en algún punto reflexionar”.
Cumplir con las reglas
Valencia entendió que “las reglas que nos han recomendado ante esta situación de pandemia como el uso de mascarillas y digo mascarillas porque tapaboca excluye la nariz y esta también debe ser cubierta”, el lavado frecuente de manos y el distanciamiento físico, “no son a esta altura hábitos que no se puedan cumplir y respetar. Podemos convenir que no es mucho lo que nos han pedido en términos de colaboración de la no propagación del virus y esto nos tendría que servir para pensar si nos importa el prójimo”.
Acción y reacción
“Hay que hacer una diferenciación y esto es muy importante. Estamos hablando de algo que tiene que ver con una manifestación corporal pero que se generó en nuestra mente por un estímulo del ambiente que ingresa a nuestro cerebro. Esas son innatas, rápidas y de corta duración, ante un estímulo se provoca una reacción, una conducta, pero luego desaparece. Ocurre en milisegundos y el cerebro no distingue si este estímulo es real o imaginario”.
“…ante el miedo y la amenaza percibida, se generó un poquito de intolerancia y actitudes que podríamos enmarcarlas en casi punitivas sociales”
Sin embargo, Valencia marcó una diferencia. “Lo que estamos viviendo es distinto a una respuesta ante un estímulo que luego se extingue, éste virus con todo lo que trae consigo se convirtió en uno sostenido en el tiempo a través de las medidas que se han tomado y traducido en muchos estímulos, eso genera otro tipo de sentimientos secundarios formados por varias emociones y muchos pensamientos que ocurren en el interior de las personas. Ahí es cuando esta situación cobra mayor importancia, porque esto está sostenido en el tiempo y trae aparejado otras consecuencias como la ansiedad, depresión, sentimientos de inseguridad, irritación y unas cuantas más, de esto saben bien otras disciplinas.
Esta diferenciación hay que marcarla para que no se confunda porque esta no es una reacción que se termina pronto, insisto, estos estímulos están sostenidos en el tiempo y hasta ahora persistirán por un lapso que no podemos determinar”. En crisis sanitarias anteriores mucho se ha hablado de la conducta de rebaño.
El aislamiento y el impacto en el individuo
Mirta Valencia fue tajante al asegurar que decididamente el aislamiento nos afecta a todos, desde el paradigma de la neurodiversidad sabemos que no a todas las personas les afecta de la misma manera. “Todas las personas tenemos diferencias cerebrales, por lo que no a todos nos afecta y afectará de la misma manera. Las herramientas para afrontar que cada uno tiene o las medidas de resiliencia ante una crisis no son las mismas ni comunes a todos. Por eso es tan habitual hablar de las consecuencias esperables una vez que termine esta crisis y que no sólo tiene que ver con la salud mental sino que también abarca a otras áreas de la salud de las personas ya que, por ejemplo, este aislamiento está generando que mucha gente no pueda continuar con diferentes tratamientos de salud o llega a consulta de manera tardía. Lo que afecta a una persona, impacta en la familia y por ende en la comunidad en la que vive”.
La afectación en la familia
No se puede negar que el aislamiento por pandemia generó que las familias se vieran sorprendidas por el cambio abrupto en el estilo de vida. “Hoy tenemos familias donde los chicos no asisten a la escuela de manera presencial, los padres no van a trabajar. Algunos por no poder sostener el trabajo, otros lo hacen desde la casa y otros son parte de las personas que realizan tareas esenciales con el riesgo y agotamiento que esto implica. Eso tiene, sin dudas, un impacto fuerte en la dinámica familiar. Hoy nos encontramos más tiempo los hijos con los padres y los padres con los hijos, situación que nos ha puesto a prueba en muchos aspectos, desde la creatividad hasta la tolerancia. En algunos casos de manera positiva y en otras no tanto”.
En este punto, la profesional recalcó que, “así como el aislamiento no afecta de la misma manera a todas las personas, tampoco afecta de la misma manera a cada familia pero no solo por las particularidades de cada uno de sus integrantes sino también porque cada una está condicionada por la situación socioeconómica por las que atraviesa. Sabido es del aumento por conflictos familiares, violencia y abusos, como en toda crisis afectando a los más vulnerables, niños, ancianos, mujeres víctimas de violencia”.