El fútbol es la excusa que reúne una vez al año a profesores y alumnos del Colegio Antártida Argentina. El punto de encuentro: un proyecto solidario donde los chicos del Polimodal juegan un torneo y colaboran con alimentos.
RIO GRANDE.- Desde hace nueve años, en la escuela “Antártida Argentina” de la Margen Sur se realiza un proyecto solidario que involucra a estudiantes de Polimodal y docentes. Juntos organizan un torneo de futsal cuya inscripción tiene su costo: un alimento no perecedero.
Los primeros años, las donaciones se entregaban a comedores comunitarios u organizaciones del barrio que las necesitaran. Pero ahora son testigos de una realidad diferente dentro de su propia escuela. La crisis económica golpea con fuerza a muchas familias de la Margen Sur, y la necesidad hoy está entre sus propios compañeros. Nadie lo dudó: la ayuda debía quedar en la misma escuela.
César Gómez es profesor de geografía y Gustavo Ruiz enseña inglés. Además, son tutores en la escuela de modo que pasan muchas horas en contacto con los chicos del Antártida Argentina. Conocen, de primera mano, cuál es la realidad por la que atraviesan y asumen a diario un compromiso que no es moneda corriente.
Ambos destinan horas extras al colegio -sin ninguna remuneración más que la satisfacción de ayudar- para coordinar el torneo, que además cada año recibe el nombre de algún docente de la escuela con el cual los chicos se sienten identificados y desean homenajear: “Este año el torneo lleva el nombre Nora Viviana Aguilar, profesora de matemáticas en varias escuelas y en este caso muy querida”, cuenta César.
Realidades complejas
Los torneos que realizan en el colegio tienen un doble objetivo: “Queremos que los chicos se diviertan y tengan un lugar de esparcimiento; sacarlos de la calle, de algunos vicios, y qué mejor que el deporte”, asegura César.
También es un torneo solidario porque dentro de cada equipo que participa, los chicos deben llevar un alimento no perecedero que generalmente luego se aporta a alguna institución. “En algún momento lo llevamos al Comedor de María, y otros proyectos como Guadalupe Rugby Club –cuenta- pero esta vez nos abocamos a que colaboren más dentro de la misma escuela con sus propios compañeros”.
El docente asevera que el hecho de que este año no busquen ayudar afuera del colegio, sino que miren las necesidades que hay adentro, no es casual.
Cesar reconoce: “Hay chicos que no están pasando una situación económica buena, que tienen a sus padres desempleados”. “Nosotros como docentes lo vemos todo el tiempo en el aula, empezamos a ver chicos que vienen sin comer y se nos desmayan”, cuenta.
Lamenta que estas situaciones “las teníamos superadas pero este año es notable lo que se está viendo, y de una forma u otra ellos también son solidarios con los chicos de la escuela que lo necesitan más, cuando los podemos detectar”.
Incluso sostiene que “a veces uno como docente se pregunta hasta qué punto puede exigirle a un chico si no sabe si comió o desayunó. Hay realidades muy complejas y muchas veces el chico tiene la cabeza en otro lado”.
“Esto lo empezamos a ver el último tiempo y para nosotros como institución era una etapa superada y otra vez volver a vivirlo es triste”, añade.
Los ganadores de este año
El equipo conformado por los chicos de 6º 1º Informática se adjudicó este año el trofeo del Torneo Apertura 2016 “Nora Viviana Aguilar” que comenzó a fines de mayo y culminó la semana pasada. Ayer por la tarde, tanto los ganadores como todos los equipos que participaron recibieron su reconocimiento en la misma escuela.
“Fue un torneo relámpago donde cada equipo fue avanzando por eliminación directa”, explica César y asegura que lo más difícil es conseguir los espacios para que los chicos puedan desarrollar todos los años el proyecto.
Además, surgió otra alternativa educativa, ya que un grupo de chicos de la misma escuela realizó prácticas periodísticas: una especie de programa deportivo con entrevistas filmadas a los jugadores y resúmenes de los partidos que luego fueron editados y presentados. “Ellos luego se ven y no es sólo didáctico, sino que también los divierte”, asegura Cesar. Sin dudas, un proyecto de una escuela y docentes comprometidos con sus alumnos.
