La iniciativa será coordinada a nivel nacional por el Ministerio de Desarrollo Social. Se implementará a través de una tarjeta que sólo permitirá realizar compras.
BUENOS AIRES (NA).- El Gobierno estudia destinar el año próximo casi $60.000 millones al Plan Alimentar, que inicialmente beneficiará a 1,2 millones de personas de bajos recursos, y será “voluntario” para las industrias alimenticias.
La iniciativa será coordinada a nivel nacional por el Ministerio de Desarrollo Social, en el marco del Plan Nacional de Lucha contra el Hambre que anunció en campaña Alberto Fernández.
Los industriales de la alimentación ya recibieron un bosquejo de cómo será la iniciativa, que se implementará a través de una tarjeta que sólo permitirá realizar compras, según pudo confirmar la agencia NA con fuentes del sector fabril.
Esas compras deberán estar dirigidas a una canasta de alimentos y bebidas a precios rebajados -que quedaría exenta de IVA- y se está empezando a definir entre funcionarios y las principales compañías del sector.
La presidenta del Consejo Federal de Políticas Sociales, Victoria Tolosa Paz, dejó trascender que en una fase inicial se distribuirán 1.200.000 tarjetas.
Esto representaría unos 50.000 pesos anuales por cada subsidio que se otorgue, y aún no está definido si se prorrateará a razón de unos 4.800 pesos por mes.
Al tratarse de un programa voluntario, las empresas podrán ingresar y salir cuando lo deseen.
Pero el gobierno confía en que habrá una adhesión masiva, porque en definitiva a las empresas les permitirá liquidar stocks que se vinieron acumulando en el último año como consecuencia de la recesión y la escalada inflacionaria.
En ese sentido, también se espera una fuerte disputa entre algunas de las principales industrias para que sus productos entren al programa, lo que les garantizará mayor facturación en tiempos de merma en las ventas.
En alimentos se analiza incluir lácteos, harinas, aceites, polenta, fideos, azúcar, yerba, té, cacao, arroz blanco, caldos, mermelada, sal fina, arvejas, puré de tomates; garbanzos, lentejas y porotos, aceites, harinas, galletitas, agua mineral y jugos en polvo.
También productos de limpieza como lavandina, detergente y jabón para ropa; jabón de tocador, pasta dental, pañales y papel higiénico, aunque tal vez en una segunda etapa.