La maldición de la Copa Challenger llegó a la edición histórica de la Hermandad, desarrollada este fin de semana entre Río Grande y Porvenir. Los hermanos Kalazich fueron los únicos que lograron rubricar su quinto éxito alternado para adueñarse del cetro de forma definitiva.
RIO GRANDE (Fotos: Horacio La Civita).- Tres de los cuatro ganadores lo hicieron por primera vez, con 24 autos en línea de largada y una Copa Challenger que estaba latente para ser conquistada, con la organización del Automóvil Club Río Grande.
En la divisional menor, el equipo chileno Kalazich – Kalazich llegó a su quinto suceso de manera alternada y son justos poseedores de la Copa Challenger, la primera que se entrega en nueve ediciones realizadas. Lograron vencer en las dos etapas y también la general con el Toyota Starlet, con todo lo que eso significa, en una categoría A donde los padres son pilotos y los hijos navegan, algo para destacar. Segundo quedó el Citroën de Lambert y tercero el Auto Union de Lurbé.
La Categoría B tenía a Gastón Carletti como postulante a quedarse con la preciada copa pero recién fue competitivo en la segunda etapa, pero los errores del clasificatorio y el sábado calaron hondo en su ilusión.
Con estas alternativas, la única mujer piloto de esta edición: Irene Martinic, más conocida como Pety, fue precisa y se quedó con la victoria con el Renault 12 del año 1984 para retener la conquista bajo el apellido Carletti.
En la Categoría C había un serio aspirante a la Challenger después de ganar cuatro veces de manera alternada, Daniel Gallo y el Renault 18 Marlboro eran, en la previa, serios candidatos junto con el equipo comodorense Horvat – Sosa y su Ford Taunus porque ya habían ganado antes.
Pero la coupé Taunus de los riograndenses Castro – Castro dieron la nota ganando por primera vez la Hermandad y nada menos que la general de la segunda etapa por delante de los experimentados Carletti y Kalazich, lo que habla bien de la faena de quienes habían ganado los 100 kilómetros de regularidad en septiembre pasado.
Y la mejor definición se dio en la categoría D, donde apenas 77 centésimas separaron al primero del segundo, en un segmento donde se agrupan los modelos que no corrieron los primeros 15 grandes premios.
Al finalizar la primera etapa, el equipo de Comodoro Rivadavia (Merlo – Albarellos) estaba al frente de las acciones con el Mercedes Benz y le ganaban a Austin – Vásquez con el VW Senda por 4 segundos 52 centésimas al llegar a Porvenir. Nunca nada está definido hasta que termina y los fueguinos salieron a descontar, haciendo una gran performance para descontar 3 segundos 75 centésimas, quedando a menos de 1 segundo para dar vuelta el resultado.
La gira entre hermanos tuvo almuerzo en Cerro Sombrero, cena de excelencia en el Club Croata de Porvenir y exquisito asado en el quincho del autódromo riograndense, detalles que no pueden faltar en un evento donde lo social prima por sobre lo competitivo.
Quien avisa, no traiciona dice el refrán y la presidenta del Automóvil Club Río Grande anunció a cada participante que se necesita una contra-parte del otro país como lo ha sido desde el 2012 y hasta el 2018, inclusive, para poder seguir con esto adelante.
La Gobernación de Tierra del Fuego chilena facilitó la logística de llegada y partida como un gesto de hermandad bien valorado por todos los corredores sabiendo todos que la faz deportiva e institucional no tenía un club del deporte motor porvenireño que la llevara adelante, por lo que es probable entonces que haya una pausa de la entidad riograndense si no se modifica aquello de la cooperación entre clubes de ambos países.