Se cumplen 50 años del álbum debut del Jefe, un disco que grabó cuando Columbia Records buscaba al nuevo Bob Dylan. La historia narrada en primera persona.
El lanzamiento del primer álbum de Bruce Springsteen es el punto de partida simbólico de una carrera que lleva más de cincuenta años. Simbólico porque el Jefe no agarró la guitarra de un día para el otro y grabó un disco, sino que llevaba un buen tiempo en la ruta, peleándola a diario.
En su adolescencia integró el grupo The Castles y luego el trío Earth hasta que, a fines de los sesenta, conoció a Steve Van Zandt y Danny Federici con quienes formó Child, que luego renombraron como Steel Mill, la verdadera génesis de Bruce Springsteen & The E Street Band. De a poco se volvió una banda de culto en Asbury Park, Nueva Jersey, hasta que pegaron el gran salto.
Ese período de formación, que abarcó buena parte de la década del sesenta, incluyó viajes, shows y discos de otros artistas que fueron moldeando sus gustos musicales.
A mediados de 1972, con apenas 22 años, a Springsteen se le presentó una gran oportunidad. Mike Appel había asumido la responsabilidad de ser su representante le consiguió una audición con John Hammond, nada más y nada menos que el célebre productor de Columbia Records que había fichado a Bob Dylan y descubierto a Billie Holiday y Aretha Frankllin.
Springsteen recuerda en su autobiografía Born to Run que en su primer encuentro con Hammond, “Mike le dijo que yo era el segundo advenimiento de Jesús, Mahoma y Buda, y que me había llevado allí para comprobar si su descubrimiento de Dylan había sido chiripa o si de verdad tenía oído. Me pareció un modo interesante de presentarnos y congraciarnos con el hombre en cuyas manos estaba nuestro futuro”.
Hammond le pidió a Springsteen que le tocara algo y él le respondió con Saint in The City. “Tienes que estar en Columbia Records”, concluyó el productor. Tocó dos canciones más en clave folk que entusiasmaron, pero todavía faltaba el último peldaño: conquistar a Clive Davis, supremo de la compañía. Ese encuentro se produjo una semana después y Springsteen se sumó a Columbia. “Mientras tanto, sobrevivía con los restos de mis ahorros del cajón de la cómoda, unos pocos dólares que me pasaba Mike y la bondad de los desconocidos”, rememora.
La grabación de Greetings From Asbury Park, NJ, se llevó a cabo en el 914 Sound Studios de Nueva York, en medio de un ambiente tenso por una disputa entre Mike Appel y el ingeniero de sonido. Hammond y Davis lo habían fichado como músico folk, porque buscaban al “nuevo Dylan”, pero Springsteen quería también grabar con una banda.
Logró convencer a Appel y reunió a sus músicos, aunque en este caso quedó afuera Van Zandt porque decidieron finalmente no incorporar guitarra eléctrica. “Grabamos todo el disco en tres semanas. La mayoría de las canciones eran autobiografías deformadas. Growin’ Up, Does This Bus Stop, For You, Lost in the Flood y Saint in the City germinaron a partir de personas, lugares, garitos e incidentes que yo había visto o vivido. Las escribí de forma impresionista, cambiando los nombres para proteger a los implicados. Y trabajé para encontrar algo que se identificase conmigo”, cuenta en su libro.
“Cuando al final entregamos, Clive Davis nos lo devolvió diciendo que no había hits, ‘nada que pueda sonar en la radio’. Me fui a la playa y escribí Spirit in the Night, volví a casa, machaqué mi diccionario de rimas y compuse Blinded by the Light, dos de los mejores temas del disco. Logré dar con Clarence Clemmons (…) y usé su fantástico saxofón en estos últimos dos cortes. Qué gran diferencia con el resto. Aquella era la versión más lograda del sonido que tenía en mi mente para mi primer álbum. La pre-E Street Band dio lo mejor de sí para lograr un sonido digno de estudio y las palabras fluyeron como una súbita tormenta, chocando las unas con las otras sin concesiones”, sostiene Springsteen.
Como era de esperarse, tras la publicación del álbum, el 5 de enero de 1973, los críticos salieron a compararlo con Bob Dylan y por eso él decidió distanciarse en cierta medida de ese disco. “Tus primeras canciones emergen de un momento en el que escribes sin estar seguro de que vayan a ser escuchadas. Hasta entonces solo estas tú y tu música. Eso solo ocurre una vez”, concluye Springsteen.
Pronto, Blinded by the Lights y Spirit int te Night, los sencillos, comenzaron a sonar en las radios y el álbum vendió 23 mil copias. Comenzaron a llegar los dólares y, por primera vez, la fama de Springsteen rompía el cerco de Nueva Jersey. Ese mismo año, en septiembre, lanzó su segundo álbum, The Wild, the Innocent & the E Street Shuffle. Comercialmente tampoco fue un éxito, pero la crítica definitivamente se alineó con él. Sus canciones cobraron un nuevo sentido, con la E Street Band brindando un sonido más cercano al R&B que al folk. La historia del Jefe estaba en marcha y ya nada podría detenerlo.