Haciendo crecer mucho más que pasto

El Plan Forrajero es un convenio que propone el Gobierno de la provincia, con la participación del INTA y de la Asociación Rural, que consiste en la producción local de pasturas para el ganado. Además, el objetivo es promover esta actividad entre los productores locales que puedan hacerlo aún por su cuenta. Esta es la segunda temporada de siembra, cómo surgió, cómo viene y porqué es tan importante.

RIO GRANDE.- El Plan Forrajero provincial, se lanzó oficialmente en 2018; aunque realmente comenzó a gestarse en las áreas técnicas de ganadería y producción agropecuaria de la provincia antes de 2014. Actualmente, son 30 las hectáreas que sembraron con pasturas para ganado y se está llevando adelante la segunda temporada de trabajo. El ingeniero Agrónomo Dusan Canalis de INTA Río Grande, comentó cómo es el trabajo que realizan, y cuáles son los mayores desafíos que enfrentan.
Los trabajos incluyen desde el laboreo del campo, la siembra, la fertilización del campo, el corte y la confección de fardos. Todas estas tareas se realizan con maquinarias que pertenecen a la provincia.
“La idea era buscar maneras de favorecer el desarrollo del sector ganadero. Que en esta provincia, se caracteriza por limitar la alimentación del ganado al pastizal natural, que tiene sus limitaciones. Los pastizales acá están hechos para durar. Hay otro tipo de pastos que están diseñados para producir en cantidad con las mismas condiciones”, indicó Canalis.
La práctica de arar el campo y sembrar pasturas nuevas con especies adaptadas y de características Isla, durante la década del 60 por última vez: “La idea es que fuera un empuje para el desarrollo de cosas nuevas. La temporada de crecimiento de pastos es muy cortita, entre noviembre y marzo, y el resto del año el ganado vive prácticamente con pasto seco -siguió explicando-. Entonces se trata de desestacionalizar un poco. Y el principal requerimiento para esto era la obtención de un parque de maquinarias que en la provincia no había”.
En otras partes del país, los trabajos de siembra y cosecha, están tercerizados. Las estancias no tienen maquinarias propias para todas las tareas y de buena tecnología, debido a costos. Pero por el tamaño del sector ganadero de la provincia de Tierra del Fuego, no se considera una demanda atractiva para el sector privado: “Acá no existe el volumen interesante para una empresa privada. Entonces, se vuelve un nicho interesante para ese servicio lo pueda cubrir el estado”, detalló el ingeniero.

Un poco de historia
Las pasturas que se cultivan, sirven específicamente para alimentar lo que es ganadería extensiva, es decir los animales que utilizan grandes porciones de terreno, que en la Isla incluye a ganado vacuno y ovino. Aunque el programa comenzó a funcionar en 2018, las gestiones vienen realizándose desde años anteriores, y las máquinas que permitieron ponerlo en marcha, llegaron a la provincia recién en 2017.
“En ese momento se firmó un convenio con el Gobierno, el INTA y un grupo de productores que estaban interesados sumarse a esta práctica. La provincia proveía el servicio. El asesoramiento técnico se realizaba de parte de INTA, y los productores, asumían los algunos costos de la siembra. Así comenzó”, relató Dusan Canalis.
Desde el inicio, hasta ahora, hubo que superar muchos obstáculos y de diferentes índoles: “Más allá de los resultados, que hemos tenido con años buenos, años malos, errores nuestros por falta de experiencia, lo que veo es que varios estancieros vienen interesándose en la práctica. Incluso algunos que no trabajan directamente con nosotros, con el Plan Forrajero, ya tenían alguna maquinaria propia y hacen ellos mismos el trabajo. Porque la gracia del Plan Forrajero no es que la provincia haga todo el trabajo, sino generar interés por la práctica, que haya movimiento” dijo el ingeniero.
Y agregó: “Antes, lo que se hacía era comprar los fardos al norte. Si bien desde la provincia no vamos a ser competitivos en la producción de pastura; el flete es tan caro en comparación, que eso nos hace competitivos localmente. En otoño, comprar un fardo en la zona de Trelew salía cerca de 100 pesos, y traerlo salía 200. En nuestros análisis económicos, nosotros tenemos fardos puestos en la estancia, con un costo cercano a los 180 pesos. Además, de que estamos trabajando en el uso que se le da a ese fardo. Particularmente, hoy en la provincia hay muchísimo más ganado vacuno; que puede aprovechar mejor el gasto extra”.
Puesto en marcha el programa, había dos maneras de aprovecharlo: pastoreo directo con los animales en el campo; o cosechar el pasto y armar los fardos para luego entregarlos, principalmente en el invierno. En Tierra del Fuego, la segunda es la principal opción: “Acá, generalmente en la época en que se podría hacer pastoreo directo, todo el campo está verde. Así que no tendría mayor sentido”, indicó es profesional.
Desde su puesta en marcha en 2018, esta es la segunda temporada del Programa: “La organización de este programa tiene un componente técnico muy importante, que es el que manejo yo, en este caso; pero hay un componente político muy importante, cuál es la visión que tiene la provincia de la producción agropecuaria, en función de lo cual queda lo demás. Sumado a lo que es la Asociación Rural en representación de todos los productores. Así que, cualquier persona, que desee sumarse desde cualquiera de estas tres áreas, puede hacerlo a través de esas instituciones. Nosotros lo que más necesitamos es el volumen de trabajo, para mejorar la calidad, para aprender, para poder ofrecer un servicio aceitado, y también rentable”, concluyó Canalis.

En total, son 30 las hectáreas que en este momento están sembradas con forraje para ganado local.
La pastura, luego se cosecha, se enfarda y sirve para alimentar los animales, especialmente en época invernal.

Cambio climático e inviernos secos

Una de las variables más impredecibles es siempre el factor climático. A lo riguroso del clima fueguino, sin embargo, es necesario agregar que los ciclos de siembra y cosecha, no escapan a las consecuencias del calentamiento global del planeta:
“Los campos han cambiado mucho. Antes el invierno era muy nevado y los campos quedaban inaccesibles, el animal mismo armaba una rotación. Hoy tenemos inviernos muy secos. No solo por la falta de precipitaciones, sino la falta de nieve en las zonas altas, que hace que los chorrillos estés secos. Realmente se nota especialmente en los regímenes de humedad”, explicó Dusan Canalis.
Canalis, forma parte del equipo técnico que trabaja en el Programa Forrajero que desarrolla el gobierno provincial junto al INTA y la Asociación Rural. Es es este aspecto, donde más se deja ver la consecuencia de estos cambios: “Por ahí la gente en la ciudad no lo tiene muy en cuenta, pero el año pasado para nosotros fue terriblemente seco. Cuando hablo de año, me refiero a temporada. Nosotros trabajamos durante la primavera estival, y lo que fue 2018-2019 para nosotros fue muy seco, y nos fue bastante mal en las siembras. Ahora estamos teniendo un verano muy lluvioso, y estamos contentos. Aunque tratamos de no entusiasmarnos de más porque justamente, es muy cambiante cada año”, indicó.