A poco más de dos meses del fallecimiento del inspirador músico y compositor santiagueño Juan Carlos Carabajal, su hijo Lucas encabezará esta noche en la velada de cierre del 63° Festival Nacional de Folclore de Cosquín, un homenaje en el marco de la presentación de la delegación provincial.
(Por Sergio Arboleya, enviado especial) Juan Carlos Carabajal firmó canciones como “Adiós que te vaya bien”, “La mesa”, “Corazón verdugo”, “Las coplas de la vida” por citar apenas un puñado de las que creó para sí o para otros grandes referentes del género, en general en yunta con otros artistas entre los que se contaron Miguel Simón, Onofre Paz, Horacio Banegas, Peteco y Carlos Carabajal, Néstor Garnica y Elpidio Herrera.
Pero, además, este creador inquieto y comprometido fue maestro rural, divulgador y periodista, con una reconocida trayectoria en radio, diarios y revistas de Santiago del Estero.
Nacido en Quimilí, el 17 de julio de 1943, Juan Carlos no era parte de la más popular y numerosa dinastía Carabajal, aunque compartió muchas creaciones con sus integrantes y es mentor de una obra también reconocida y abordada por artistas de la talla de Peteco Carabajal, Los Carabajal, Alfredo Ábalos, Suna Rocha, Los Nocheros, Chaqueño Palavecino, Los Manseros Santiagueños y Los Tekis.
Para acercar una dimensión aproximada del hombre y el artista fallecido en noviembre pasado a los 79 años, la presencia de la Delegación de Santiago del Estero en el Festival estará íntegramente dedicada a su legado.
“Juanca debe tener 20 canciones conocidas, dentro del ambiente folclórico otras 30 más y el total de su acervo es de unas 500 canciones, así que es todo un desafío conciliar todo eso en una presentación de 20 minutos pero esperamos lograrlo y que se aprecie en la Plaza Próspero Molina”, señaló a Télam el guitarrista y cantante Lucas Carabajal, hijo del homenajeado y armador del tributo.
Lucas, quien en los ’90 lideró el grupo El Rejunte, convocó para esta evocación a Martín “Zurdo” López (que también fue parte del nacimiento de aquella formación) y a quienes acompañan los presentes musicales de ambos en los grupos Delirios de grandeza y Descendencia, respectivamente.
Lucas y el “Zurdo” llegarán ejercitados a la celebración porque días antes de la muerte de Carabajal habían plasmado un homenaje en vida en el Festival del Canasto de Termas de Río Hondo (ciudad santiagueña donde habita actualmente el hijo de Juan Carlos).
Sobre el escenario Atahualpa Yupanqui y en el marco de una propuesta coreográfica dirigida por Muñeco Aguilar y audiovisual, además, estarán muchos de los co-autores de Carabajal (Peteco y Kali Carabajal, Manuel Orellana y el joven Rodrigo Flores, entre otros).
“Llegamos a Cosquín por la invitación de Juan Leguizamón, subsecretario de Cultura del gobierno de Santiago del Estero, para hacer este homenaje y lo acepté de buena manera con la sola condición de tener el control creativo absoluto del espectáculo y eso fue aceptado y lo agradezco”, repasa Carabajal hijo.
Para Lucas el objetivo de esta presentación en Cosquín que pone en marcha todo un trabajo en torno a la obra de su padre “tiene como objetivo principal que la gente identifique las canciones de Juanca que están repartidas en miles de intérpretes porque él fue más autor que intérprete”.
Como uno de los herederos de ese legado pero también como músico popular, reflexiona “esto que pasa con la obra de mi padre donde se ha perdido la noción de la autoría, por otro lado es hermoso porque da cuenta que la gente se apropió de esas canciones sin importarle quién las había creado”.
Télam: ¿Cómo sigue este trabajo en torno a tu padre?
Lucas Carabajal: Nuestra tarea es intentar recopilar toda su obra, publicar un libro inédito donde cuenta cómo compuso muchas de sus canciones y hacer un trabajo audiovisual que incluya también su labor periodística que fue muy importante con reportajes, por ejemplo, a Astor Piazzolla.
T: Eso también da cuenta de que Juan Carlos era una persona abierta musicalmente…
LC: Totalmente. Era un fanático de la música en general, de todo lo que tuviera melodía y le encantaban Fito Páez, Los Beatles, Pink Floyd y (Ludwig Van) Beethoven. Pero además era un gran amante del cine y por ejemplo por haber visto la película “Ana de los mil días” (1969, de Charles Jarrott) sobre la vida de Ana Bolena, compuso “Corazón verdugo” (junto a Peteco) y eso a la gente le llama muchísimo la atención porque se tienen la idea de que el artista folclórico es un poco más más cerrado.
En el caso de Juan Carlos esa apertura le permitió compartir una versión bien blusera de “Eterno amor” (popularizada por Los Manseros Santiagueños) que hicimos con mi banda Delirios de Grandeza.
T: ¿Es en esa voluntad que se inscribe su relación con jóvenes cuya experiencia se plasmó en “Mis canciones por la sangre joven” (2016)?
LC: En la última parte de su vida empezó a compartir canciones con autores jóvenes no solamente de Santiago del Estero, como por ejemplo Rodrigo Flores, Germán Kalber, Lucas Piedras y Lucas Orellana, lo que generó la existencia de obra todavía inédita o registrada de manera informal como “Gato quichuista” que él mismo grabó con el celular y subió a YouTube.
T: ¿Cómo resuena tomar nota de semejante vitalidad y tanto hacer?
LC: Sintiendo que por ahí solamente le quedó por dirigir a la Selección (risas). La verdad es que Juan Carlos hizo absolutamente todo lo que quiso. Y se fue muy tranquilo.