Hoy es el Día Mundial de la Hipertensión Arterial

En la Argentina, uno de cada tres adultos es hipertenso, pero el 40% no lo sabe. La mayoría de los pacientes diagnosticados debe tomar dos o más drogas y la mitad deja de hacerlo después del primer año. Cuáles son los riesgos de no controlar este trastorno y las opciones para mejorar la adherencia a los tratamientos.

La hipertensión arterial (HTA) afecta hoy a más de 1.280 millones de adultos de entre 30 y 79 años en todo el mundo, de los cuales la mayoría vive en países de ingresos bajos o medios, según las últimas estadísticas publicadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS). En la Argentina se estima que un tercio de la población adulta es hipertensa y los resultados de la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (realizada por el Ministerio de Salud y el INDEC) muestra que esta prevalencia tiende a mantenerse estable.

A este panorama complejo se suman otros dos datos preocupantes. El estudio RENATA 2 (Registro Nacional de Hipertensión Arterial) advirtió que el 40% de los hipertensos argentinos no conoce su condición y que apenas uno de cada cuatro tiene su presión arterial controlada adecuadamente.

“Está comprobado que al año de iniciado un tratamiento, sólo el 50% de los pacientes lo sigue cumpliendo. Esta circunstancia constituye uno de los mayores desafíos del tratamiento de la HTA. Un régimen terapéutico simple, con la menor cantidad de comprimidos posibles, es una de las medidas más importantes para facilitar la adherencia”, plantea el cardiólogo Pablo Rodríguez (MN 75816), jefe de la Clínica de Hipertensión Arterial del ICBA Instituto Cardiovascular.

Los riesgos de tener una presión arterial excesiva y sin control son múltiples. “Es el principal factor de riesgo para desarrollar accidente cerebrovascular y uno de los más importantes para infarto de miocardio, enfermedad renal crónica e insuficiencia cardíaca. Según la OMS, además es el principal factor de riesgo para mortalidad por cualquier causa en el mundo”, detalla el experto, en el marco del Día Mundial de la enfermedad que se conmemora este miércoles 17 de mayo, con la intención de promover la concienciación y los esfuerzos para prevenirla, diagnosticarla y controlarla. El objetivo a nivel mundial es reducir su prevalencia un 25% para 2030.

Un mal silencioso

La hipertensión arterial es una enfermedad asintomática, motivo por el cual coloquialmente se la apoda el “asesino silencioso”. Lo cierto es que hay una serie de síntomas o signos que se suelen vincular con esta condición, como por ejemplo la cefalea, el derrame conjuntival (ojo rojo), la epistaxis (sangrado nasal) o los mareos. Sin embargo, en la mayoría de estos casos, el aumento de la presión arterial no es la causa del síntoma, sino su consecuencia.

“Paradójicamente, la mayor parte de los hipertensos llega a la consulta porque registró su presión arterial en presencia de alguno de los síntomas y detectó un valor elevado. Suelo decir que gracias a que los pacientes asocian la presencia de, por ejemplo, una cefalea con la hipertensión, esto los lleva a tomarse la presión y nos permite descubrir hipertensos”, sostiene Rodríguez y agrega que otras causas frecuentes de consulta son el aumento reactivo de la PA en situaciones de estrés o en las pruebas funcionales (como la ergometría), así como también los antecedentes familiares.

No hay fórmulas mágicas para diagnosticar la HTA: la única manera de hacerlo es tomándose la presión periódicamente. “Debemos procurar que el registro de la PA sea una práctica que exceda la consulta médica, ofreciendo sitios en donde se pueda realizar en forma totalmente gratuita, como por ejemplo farmacias o espacios públicos. Todo adulto mayor de 18 años debería tomarse la presión arterial al menos una vez al año e incluso con mayor frecuencia en aquellos que tienen antecedentes familiares cercanos de HTA o enfermedad cardiovascular precoz”, propone el experto.

La mayoría de los casos son hereditarios

Entre el 90 y el 95% de los personas con HTA son hipertensos esenciales o primarios, es decir que no hay una causa específica a la que se puede atribuir la enfermedad. En ellos, el componente hereditario suele ser muy importante. “El 5% a 10% restante puede tener alguna causa secundaria, o sea una enfermedad que entre sus manifestaciones clínicas presenta HTA. Las más comunes son las de origen renal y algunas alteraciones de tipo hormonal vinculadas a patologías de glándulas como las suprarrenales, la tiroides y otras”, explica Rodríguez.

El cardiólogo del ICBA acota que, si bien la mayoría de las causas son evitables, mantener una vida saludable, que incluya actividad física regular, dieta sin sal y un peso adecuado puede retrasar la presentación de hipertensión arterial. A esto se suma, de acuerdo a las últimas recomendaciones publicadas por el Organización Mundial de la Salud, algunos hábitos positivos como agregar frutas y verduras frescas a las comidas, reducir o evitar el consumo de alcohol y dejar de fumar en aquellos pacientes que tengan este hábito.

Todas estas recomendaciones forman parte del primer paso cuando la enfermedad fue diagnosticada. De todas formas, la gran mayoría de los pacientes requiere un tratamiento farmacológico para controlar su presión arterial. Rodríguez detalla que se calcula que el 70% de los hipertensos necesitará combinaciones de dos o más antihipertensivos.

“En la actualidad se prefiere el uso de medicamentos que combinen dos o más drogas en un único comprimido para facilitar el cumplimiento. Con un tratamiento adecuado que combine las recomendaciones de una vida saludable y un tratamiento farmacológico eficaz, la mayor parte de los hipertensos tendrá su PA controlada y podrán llevar una vida normal. Alrededor de un 15% de los hipertensos puede ser resistente al tratamiento. En estos casos se propone un control por especialistas para encontrar la opción adecuada incluyendo la posibilidad de un tratamiento invasivo como la denervación renal”, explica.

De cara al futuro, el doctor Rodríguez plantea que hay tres grandes desafíos en la lucha contra la enfermedad tanto en la Argentina como a nivel mundial. “Primero es necesario mejorar la detección de los pacientes hipertensos, luego optimizar la adherencia al tratamiento de quienes fueron diagnosticados y finalmente, disminuir la inercia terapéutica, por la que la mayor parte de los pacientes no recibe un tratamiento adecuado, con uso de menos drogas y menos dosis de las mismas que lo necesario para controlar la PA”, concluye el experto y destaca que “la Clínica de Hipertensión Arterial del ICBA es un espacio en el que confluyen distintos especialistas vinculados a los diferentes aspectos de la enfermedad hipertensiva. Nuestro objetivo es alcanzar el máximo porcentaje posible de pacientes controlados poniendo al alcance de los mismos las mejores alternativas diagnósticas y terapéuticas actuales para alcanzarlo”.

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