Así lo confirmó Matías Paisani, propietario de la vivienda quien tuvo acceso al peritaje realizado por los bomberos de la policía. El informe indicó que el fuego comenzó en una de las baterías de litio que alimentaban el sistema eléctrico de la casa.
RÍO GRANDE.- La familia Paisani aún no se recupera del incendio sufrido en su cabaña ubicada en La Rinconada el domingo por la tarde. No solo porque perdieron el fruto de años de trabajo familiar, sino sobre todo, porque alrededor de ese incendio se generaron versiones sobre el origen del fuego que nadie sabe de dónde salieron.
Los medios informaron ese día que el fuego se había iniciado en una salamandra mal apagada, como si se tratara de un siniestro por negligencia. “Nos dio mucha bronca que se informara todo mal. No sabemos quién informó de esa manera, porque en el lugar no había ningún medio de comunicación y creemos que se buscó perjudicar, no a mi familia en particular, sino a toda la Rinconada para dejarnos mal parados y ponernos a la gente en contra”, aseguró Matías Paisani en diálogo con El Sureño.
“Nosotros habíamos pasado ahí la noche. Teníamos un calorama, una salamandra muy segura y una cocina. A las seis de la mañana encendimos la salamandra y a media mañana no le pusimos más leña porque hacía mucho calor. A eso de las 11 preparamos unos mates y mi papá -Eduardo- se fue a la casa de unos amigos. Miramos el partido y cuando terminó, nos fuimos a donde estaba mi papá, porque nos esperaban a comer. Y media hora después, nos avisan que se estaba prendiendo fuego la casa”.
“Salimos todos para allá y ya estaba la autobomba de los bomberos de la policía todos alistados, pero cuando llegamos, el incendio estaba imparable. Intentamos salvar el bosque del alrededor, así que empezamos a cortar los árboles de la casa que estaban encendidos para evitar que se propague el fuego y llamaron al avión hidrante que demoró 20 minutos. Hizo dos viajes de agua y se pudo sofocar todo”, cuenta con dolor.
“Nosotros estábamos seguros de que habíamos dejado todo apagado. De lo único que teníamos dudas era del sistema de baterías del panel solar. Los bomberos ya me habían dicho que parecía que el fuego se había iniciado ahí. Pero después los peritos nos confirmaron que así había sido. Que una de las baterías todavía tenía carga y que había una que se había quemado de adentro hacia afuera y todo indicaba que ahí comenzó el fuego”.
Matías cuenta que su padre compró el terreno en 1998 y en 2003 logró levantar la primera parte de la casa que después fue ampliando. En cuanto al sistema de baterías estaba instalado desde hacía un año y les había permitido tener agua caliente, alimentar una bomba de agua y tener luz durante la noche.
La familia sostiene que “lo que nos pasó a nosotros podría haber ocurrido en cualquier momento, con la suerte de que sucedió justo cuando nosotros estábamos ahí y los bomberos y los aviones hidrantes estaban en zona. Lamentablemente se perdió todo. Mi viejo está destruido, era su cabaña de toda la vida pero ya vamos a poder recuperarnos de esta. No queda otra”.
En cuanto a las versiones que corrieron sobre el incendio, la familia coincide con el resto de los vecinos de La Rinconada, en que se trató de una operación de prensa para perjudicarlos a todos y quitarles credibilidad ante la sociedad.
Cabe recordar que a las pocas horas de haberse iniciado el incendio forestal en la reserva provincial donde se encuentra enclavado el barrio, los vecinos se organizaron para proteger sus viviendas del mismo modo en que lo hicieron los estancieros para cuidar sus bienes y tanto unos como otros, fueron los primeros en cuestionar la desorganización y tardanza del Estado para sofocar el incendio.
Hace veinte días, los Paisani llegaron a La Rinconada a proteger su casa de esa catástrofe y se quedaron trabajando allí hasta que se logró controlarlo. “En el barrio en ese momento éramos unas 40 o 50 personas, el equipo que se armó ahí, fue ejemplar. Mi papá es una persona muy querida y la unión que se logró en La Rinconada no había pasado nunca. Nos hicimos amigos, compartimos momentos muy difíciles, trabajando 12 horas cada día comiendo lo que encontrábamos por ahí. La unión es lo mejor que dejó esta experiencia lamentable. El día del incendio de nuestra casa, Sebastián Ruiz de la estancia Carmen, dice que escuchó en la radio que había fuego en La Rinconada y aparecieron con camionetas y equipos para ayudar. Esta desgracia construyó lazos sólidos entre nosotros, difíciles de romper”, aseguró.