RÍO DE JANEIRO (AFP).– Con un Maracaná de gala y la final todavía abierta, Independiente buscará hoy defender la ventaja de 2-1 que lleva en la final frente al Flamengo de Brasil, para conseguir su segunda Copa Sudamericana, siete años después.
Demasiado tiempo para los Diablos Rojos, que agotaron de un plumazo las 4.000 entradas disponibles para ellos y ya comienzan a desplegarse por Rio soñando con su segundo “Maracanazo”, tras la Supercopa que le arrebataron al Flamengo en 1995.
El encuentro se disputará a partir de las 20:45 (hora argentina) en Río de Janeiro, dirigido por el colombiano Wilmar Roldán, asistido por sus compatriotas Alexander Guzmán y Cristian De La Cruz, y televisación de Fox Sports.
Se trata de una serie donde no se usa como criterio de desempate el gol de visitante, por lo que el Rojo, en caso de perder por un gol, deberá ir al alargue en Río de Janeiro y, si el empate persiste, se definirá por penales.
Ganador de siete Libertadores, cuatro de ellas consecutivas en los 70, el Rey de Copas conquistó tres veces la Copa Interamericana, dos la Supercopa Sudamericana, una la Copa Sudamericana, una Recopa Sudamericana y dos Intercontinentales.
El Flamengo acumula un año agotador que lo hará disputar hoy su 84º partido del año, Independiente suma justo la mitad.
A esa frescura que lo hizo letal en la ida contribuye igualmente el brillo de varios jóvenes de enorme talento como el mediocampista Ezequiel Barco, quizás en su último partido en Independiente, ya que seguirá su carrera en el Atlanta United, de la MLS de Estados Unidos.
El Templo de aliado
El Fla no estará solo en la batalla. Lo acompañarán más de 60.000 hinchas abarrotando el Maracaná para empujarle hacia su primer título internacional en 18 años. Desde la final de la Copa Mercosur que perdió en 2001 ante San Lorenzo, el equipo más popular de Brasil no había vuelto a una decisión continental, y nadie quiere faltar.
Ni siquiera la derrota en la ida le enfrió el ánimo al Mengao, que se fue de Buenos Aires sintiéndose muy vivo.
Discreto en la ida, el Fla confía tanto en él como en su hábil centrocampista Diego o el atacante Vizeu para tomar el control de un partido que precisa vencer por más de un tanto, y en el que volverán a estar sin su artillero Paolo Guerrero, suspendido un año por dopaje.
En el mismo Maracaná, donde tuvo que ver hace 22 años cómo el Rojo levantaba la Supercopa amargándole el centenario, el Flamengo deberá enfrentar hoy a uno de sus peores miedos: otra fiesta argentina en casa.
Pero ahora el Mengao cuenta con un experto internacional en el banco como Reinaldo Rueda, quien tras su complicado aterrizaje en Rio hace cuatro meses está a un paso de salvar la raquítica campaña de aquel Fla que, billetera en mano, soñaba con la gloria al comienzo del año.
Campeón de la pasada Libertadores y de la última Recopa con el Atlético Nacional, además de ser finalista de la Sudamericana que acabó cediendo al Chapecoense, el entrenador colombiano podría levantar en Rio su tercera Copa continental en dos años.