BUENOS AIRES (NA).- Sebastián Beccacece salvó los dos match-points que tenía en la semana con la angustia en la garganta y un fútbol situado a años luz de sus antecedentes, del gusto de los hinchas y que no augura grandes tardes. Pero Independiente le ganó por 1-0 a Defensa y Justicia, se metió por primera vez en su historia en los cuartos de final de la Copa Argentina y por ahora es lo que vale para un técnico que vive con la máscara de oxígeno puesta.
En la última jugada de la primera mitad, el peor Rey de Copas posible se encontró con una falta a favor sobre la izquierda de su ataque. Hasta ese momento no había rematado al arco, no había pisado el área de Unsaín, no había hilvanado tres pases con sentido en el campo contrario. Desde esa nada absoluta partió el centro de Blanco, peinó Gastón Silva y lo que se preparaba como silbatina general de una parcialidad que llevaba varios minutos manifestando su disconformidad con lo que veía se transformó en grito rabioso de gol.
Los partidos que arrancan con dos entrenadores en la cuerda floja tienen el ingrediente añadido de medir la capacidad anímica de sus dirigidos como mínimo en el mismo nivel que las cuestiones tácticas de cualquier otro encuentro. Beccacece y Mariano Soso llegaron al estadio de Quilmes con la soga más a o menos a la misma altura. En ambos casos, precedidos de resultados en contra, de rendimientos poco convincentes y con urgencias equivalentes. Y por el motivo que sea, durante 45 minutos, Defensa y Justicia ganó en todas las mediciones posibles, salvo en la red.
El equipo de Varela había sido más de punta a punta. En la eficacia para presionar y ahogar la salida rival, en el control de la pelota a partir de la salida pulcra de Loaiza y el Torito Rodríguez, en el manejo que le daba al ataque Neri Cardozo tirado al medio y en la movilidad de Lucero y Fernández. Le faltó fineza en la última puntada y acierto en los pocos remates que disfrutó. Castro y Cardozo desperdiciaron dos tiros libres en la medialuna y Campaña le tapó un mano a mano a Nico Fernández.
Independiente fue la contracara. Nunca encontró la posición ni la pelota ni el ritmo. Arrancó mal con un 3-4-3 que no tenía ni solidez atrás ni creatividad adelante. Siguió igual cuando modificó a 4-3-3 por la lesión de Alan Franco (Beccacece eligió un delantero antes que a Barboza y a un pibe de la cantera antes que a Cecilio Domínguez, el pase más caro de la historia del club). No mejoró en exceso al pasar a un 4-4-2 con el ingreso de Benítez en el complemento ni más tarde con un 4-5-1 cuya única pretensión fue aferrarse a un resultado salvador.