Tras la firma de un convenio entre la agencia espacial nacional, la SEMAS y el COCOANTAR, se prevé instalar una antena en la Base Antártica Conjunta Belgrano II con capacidades de TT&C para el seguimiento de satélites argentinos, como los SAOCOM, y de otros países.
BUENOS AIRES.- La Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), la Secretaría de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur (SEMAS) y el Comando Conjunto Antártico (COCOANTAR) firmaron un convenio de cooperación con el objetivo de instalar dos sistemas de antenas de reflector parabólico en la Base Antártica Conjunta Belgrano II, que brindarán servicios de Seguimiento, Telemetría y Telecomandos (TT&C) y de descarga de datos de ciencia de misiones satelitales.
Con reflectores parabólicos de 6,1 metros de diámetro y capacidades de operación en bandas S y X, estas antenas conformarán la tercera Estación Terrena de la CONAE con capacidades de TT&C, junto a las de Córdoba (ETC) y de Tierra del Fuego (ETTdF). Recibirán información de distintos satélites de observación de la Tierra de órbita baja y, en particular, prestarán apoyo a la Misión SAOCOM.
“La CONAE ya tiene presencia en la Antártida, en la Base Marambio, con una antena de 2,1 metros, donde se descargan datos satelitales que son mayormente utilizados por el Servicio Meteorológico Nacional y que se comparten con la Organización Mundial de Meteorología. Ahora el objetivo es tener otras dos antenas que, además de descargar datos de ciencia, brinden servicios de seguimiento, telemetría y telecomando a las misiones satelitales propias o de otras agencias espaciales que mantienen acuerdos con la CONAE, como así también podrían proveer apoyo al área de Acceso al Espacio o las distintas etapas de la misión SABIA-Mar, de ser necesario”, explicó Gustavo Rébola, jefe de Unidad de Estaciones Terrenas de la CONAE.
Belgrano II es la base argentina más cercana al Polo Sur (ubicada casi a -80 grados de latitud sur) y la tercera más austral de las bases permanentes a nivel mundial. Estas características la hacen especialmente útil para el seguimiento de los satélites de órbitas polares, como los de la Constelación SAOCOM. “Cuanto más cerca del Polo Sur ubiquemos las antenas, más veces podemos observar por día a nuestros satélites. Por ejemplo, los SAOCOM 1A y 1B dan unas 15 vueltas al planeta por día, de las cuales desde la Estación Terrena de Córdoba los podemos ver 4 veces, en Tierra del Fuego, en cambio, los podemos ver 7 veces y, en Belgrano II, los veríamos las 15 veces”, informó.
Sandra Torrusio, gerenta de Vinculación Tecnológica de la CONAE, agregó: “La ventaja de tener una estación terrena en estas latitudes redunda en la capacidad de poder recibir datos de ciencia provenientes de satélites propios y de terceros. También implica poder ofrecer ese servicio a otros usuarios, en los ámbitos público y privado, a nivel nacional como internacional. Los servicios de TT&C y de descarga de datos son cada vez más demandados, y pueden generar oportunidades para la CONAE y para la Argentina, tanto desde un aspecto de colaboración e intercambio, como desde un aspecto económico por ser una fuente potencial de divisas”.
Instalación en un ambiente extremo
Durante la Campaña Antártica de Verano 2019/2020, Rébola viajó junto a Livio Grattón, por entonces decano del Instituto Colomb, a bordo del rompehielos argentino ARA Almirante Irizar hasta la Base Conjunta Belgrano II para evaluar las características del terreno y determinar si reunía las condiciones técnicas necesarias para avanzar en los distintos proyectos satelitales bajo análisis.
A partir de este relevamiento y de un estudio de impacto ambiental, se estableció un cronograma de trabajo que podría comenzar durante la próxima Campaña de Verano (2021/22) con la instalación de una de las dos superestructuras metálicas de 3 metros de altura, diseñadas a medida del proyecto, sobre las cuales irán montados los sistemas de antenas y sus correspondientes radomos rígidos para aumentar la protección frente a la nieve y los fuertes vientos, con ráfagas superiores a los 200 km/h.
Se prevé que los trabajos continúen a mediados de 2022, cuando las antenas llegarían desde Estados Unidos al Centro Espacial Teófilo Tabanera, ubicado en Falda del Cañete, provincia de Córdoba. Allí, profesionales de la CONAE van a ensamblarlas y hacer todas las simulaciones y pruebas necesarias para que, una vez que lleguen a la Base Conjunta Belgrano II, se puedan instalar sin inconvenientes. “No puede quedar ningún detalle librado al azar porque no tenemos margen de error”, aseguró Rébola.
Además, afirmó que el equipo de la Unidad de Estaciones Terrenas de la CONAE cuenta con una amplia experiencia en la instalación de este tipo de antenas, pero señaló que una vez que las trasladen a la Base Conjunta Belgrano II, en las siguientes campañas de verano, los trabajos van a estar expuestos a factores meteorológicos extremos, con tiempos muy acotados. “El rompehielos Irizar, donde viajarán las antenas, permanece 8 días en la Base, pero nosotros planificamos que, de ese tiempo, vamos a poder tener 6 días de uso efectivo para trabajar, por las propias condiciones climáticas del lugar”.
Ante estas limitaciones, se refuerza la importancia de la colaboración entre las instituciones que participan del proyecto. El convenio que se firmó implica que la CONAE, con competencia para proponer las políticas para la promoción y ejecución de las actividades en el área espacial con fines pacíficos, proveerá los sistemas de antenas y las capacidades necesarias para su operación; el Comando Conjunto Antártico asegurará el despliegue y sostén logístico permanente de la actividad científica antártica; y la Secretaría de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur Antártico, por medio de la Dirección Nacional del Antártico (DNA) y el Instituto Antártico Argentino (IAA), realizará la programación, planeamiento, coordinación de la actividad antártica argentina asegurando la aplicación de las normas de protección ambiental del proyecto.
Según Torrusio, “este proyecto es sin duda un gran desafío para la CONAE, por su experiencia en este tipo de emprendimientos y en trabajos conjuntos con instituciones de renombre como el Comando Conjunto Antártico, que tiene un rol fundamental en la logística y en la gestión del lugar; la DNA junto al IAA por su asesoramiento científico-técnico, contribuyendo con los estudios de impacto ambiental del proyecto, y como futuros usuarios de los datos que se puedan bajar una vez que esté en funcionamiento la Estación Terrena. Es una iniciativa estratégica de gran envergadura para nuestro país, nos posicionamos en un lugar de privilegio, reafirmando la soberanía”.