Investigadores argentinos que desarrollaron un páncreas artificial fueron recibidos por el Presidente

El presidente Mauricio Macri recibió en Casa Rosada a los investigadores argentinos que desarrollaron un páncreas artificial para mejorar la calidad de vida de los diabéticos.

 

BUENOS AIRES (NA).- El presidente Mauricio Macri recibió en la Casa Rosada a los investigadores argentinos que desarrollaron un páncreas artificial para mejorar la calidad de vida de los diabéticos.

Ese páncreas permite, a través de una aplicación en el celular, inyectar automáticamente la cantidad de insulina necesaria para regular la glucosa en sangre.

El proyecto, denominado ARG (Automatic Regulation of Glucose, por sus siglas en inglés), fue realizado en conjunto por investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y del Hospital Italiano de Buenos Aires.

Se trata de un algoritmo que, mediante un sistema de control automático que cumple las funciones del páncreas, comanda la bomba de infusión de insulina en personas con diabetes tipo 1 y responde eficazmente a los aumentos del azúcar.

De la reunión con el jefe de Estado participaron el secretario de Planeamiento y Políticas en Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Jorge Aguado, y los investigadores del CONICET, Ricardo Sánchez Peña, y del Hospital Italiano, Luis Grosembacher, se informó oficialmente. También asistió al encuentro Silvia Crespo, una paciente diabética que participó del proyecto.

La diabetes afecta la rutina de los pacientes ya que deben calcular diariamente los hidratos de carbono que consumen y evaluar qué cantidad de insulina se inyectan para regular la glucosa en sangre.

El ARG realiza los cálculos por los pacientes y les inyecta automáticamente la insulina a través de una aplicación del celular, que recibe los resultados de forma inalámbrica de un sensor que mide la glucosa y transmite los resultados de forma inalámbrica.

Además, se inserta un equipo de infusión de forma subcutánea en el abdomen y finalmente una bomba dosifica la insulina según las indicaciones programadas en la aplicación.

En una primera fase de pruebas clínicas hechas en 2016, se usó un algoritmo desarrollado en Estados Unidos que requería que el paciente calculara y registrara en el sistema cuántos gramos de hidratos de carbono iba a ingerir para que la bomba le infundiera la insulina.

Este año, en una segunda etapa, a través del ARG, los enfermos sólo tuvieron que registrar el inicio de la comida y la bomba automáticamente infundió la insulina.

Esta fase fue probada en tres mujeres y dos hombres, que así pudieron mantener los niveles de glucosa en un rango aceptable durante las 36 horas que duró la prueba, se informó.