Ischilín, ciudad alegría

El antiguo Camino Real concentra diversas postas en el norte cordobés, una de las paradas obligatorias del recorrido, Ischilín, allí descubrirás que el tiempo parece transcurrir a otro ritmo en este pintoresco caserío a 120 kilómetros de Córdoba capital.

CORDOBA.- En lengua sanavirona, Ischilín significa “alegría”. Es el nombre con el que se bautizó a un caserío de más de cuatro siglos de antigüedad que se asienta en el noroeste de la provincia, en el camino que une Dean Funes con Capilla del Monte.
En este pueblo, que formó parte del Camino Real al Alto Perú, todo parece transcurrir a otro ritmo. Domina el paisaje la iglesia Nuestra Señora del Rosario, de 1706, cuya construcción a cargo de los jesuitas llevó medio siglo.
Además, la plaza principal brinda una atmósfera colonial junto con un gran algarrobo de unos 400 años y antiguas construcciones de adobe, como el Rancho de Doña Eleuteria.
En sus callecitas de tierra también se encuentran emplazados una vieja pulpería, el correo, una comisaría y la escuela Fernando Fader. ¿Un plus? Conocer la bodega Jairala Oler, recorrer su viñedo y degustar sus diversos varietales.

Capilla Nuestra Señora del Rosario
En este caserío de cuatro siglos, destaca una verdadera joya religiosa, la iglesia de Nuestra Señora del Rosario. Construida en 1706 por los jesuitas, llevó casi medio siglo de trabajo y es todo un icono histórico de este pueblo, ubicado sobre el camino que une Deán Funes con Capilla del Monte.
Edificada en piedra y cal, con contrafuertes y relieves en ladrillo cocido, cuenta con interesantes detalles en su interior. Así, esta pintoresca iglesia, declarada de Interés Provincial y Monumento Histórico Nacional, es imperdible en el noroeste cordobés.

El refugio de Fader
La casa que el célebre artista plástico construyó en Loza Corral, testigo mudo de sus pinceladas, a ocho kilómetros de Ischilín, es un tesoro cultural. En su interior, se atesoran efectos personales como muebles y fotografías. También, hay libros y elementos de trabajo que Fernando Fader usó durante su residencia en este bello paraje del Norte cordobés.
Este emblemático paisajista vivió allí entre 1916 y 1935. En estos años, plasmó en su pintura la belleza agreste del paisaje cordobés, que lo marcó profundamente desde su llegada al lugar.
Los paisajes y trazos de este gran artista dejaron una huella indeleble en la tradición de la pintura argentina en general, y de la cordobesa en particular. Fader pertenece a un grupo de artistas que adopta y trae a nuestra tierra aquellas ideas que fueron bisagra en el arte a fines del siglo 19: el impresionismo, corriente que aún hoy, en pleno siglo 21, tiene la capacidad y el potencial de emocionarnos”. Sus obras no sólo conmueven al reflejar los latidos de los paisajes cordobeses, sino que en cada una de sus pinceladas se denota su maestría técnica.

Entre el arte y el vino
Presente en el Camino del Vino en Córdoba, la bodega Jairala Oller es una parada obligatoria para degustar sus exquisitos productos y dedicarle un recorrido a sus viñedos y bodega para conocer el modo de cultivo y producción vitivinícola.

Dónde hospedarse
El pueblo cuenta con La Rosada o La Serena, dos casas de campo con alojamientos turísticos. Si no, en Deán Funes es posible hospedarse en el hotel La Sofía.

Gastronomía
En La Rosada, se ofrecen riquísimos platos, frescos y caseros. ¿Un imperdible? Sus pastelitos. En La Serena, las empanadas y los dulces artesanales son los preferidos.

La Plaza de Armas
Fue el centro de la vida civil y militar de la región. Consagrada en el pasado por haber sido centro civil y militar de la zona, esta plaza conserva un algarrobo de 800 años, que aún se exhibe sin importar el paso del tiempo. A sus pies yacen las tropas de los Generales Lamadrid y José María Paz.

Alrededores
Cerca de allí se puede visitar la pequeña localidad de Quilino, cuyos cabritos asados son leyenda en la zona. Durante el mes de enero se realiza en esa localidad el Festival del Cabrito y la Artesanía, un momento ideal para disfrutar del plato típico del lugar.

Bodega Jairala Oller
Enclavada en la pintoresca comuna de Ischilín, la bodega Jairala Oller deslumbra sobre el paisaje desde 1998. Está ubicada a unos 950 msnm y a unos 125 kilómetros al norte de la ciudad de Córdoba.
Encantado con este rincón serrano, un matrimonio consideró este enclave como un lugar óptimo para producir vinos de alta calidad. De esta manera, importaron cepas de Italia buscando excelentes ejemplares que se adaptaran a las condiciones de la región. Así, en 2007, elaboraron sus primeros vinos. Hoy, a lo largo y ancho de sus 10 hectáreas, se producen varietales como el Chardonnay, Sauvignon Blanc, Cabernet Sauvignon y Merlot. Estos dos últimos premiados en 2008 y en 2011.
Razón de orgullo, la calidad está asegurada en todas sus etapas: la elaboración, envasado y guarda se lleva a cabo en el mismo lugar. Además, cuentan con equipamiento de última generación y tecnología italiana, y barricas de roble francés y americano que permiten la producción de vinos con una personalidad propia.
Todos los días del año, con reserva previa, el visitante puede recorrer los viñedos, la bodega y su cava con degustación incluida.

Salinas Grandes
Las Salinas Grandes, a un par de kilómetros del departamento de Ischilín, al límite con la provincia de Jujuy, completan las opciones que presenta la zona. Fuente: Cordoba Turismo.