Juan Miguel y Rosa

Dos antiguos pobladores y el amor a Río Grande

Por Patricia y Telma Escalante.- Transcurría el año 1948 y una familia compuesta por Juan Miguel Ilnao, su esposa Rosa y sus tres hijos: José Federico, María Adelina y María Lucila dejaban atrás su isla natal de nombre Achao en la República de Chile rumbo a un lugar desconocido para ellos, Río Grande, Tierra del Fuego; su objetivo, un futuro mejor.

Juan Miguel contaba con una hermana en Río Grande, María del Pilar, quien con sólo 18 años se aventuró en busca de su prosperidad económica instalándose en Río Grande, donde se casó con Juan Domingo Visic (croata); había formado su familia y fundado la primera verdulería y almacén en ubicada en 9 de Julio 568.

Además de llevar adelante tareas de lavandera y su esposo un excelente carpintero. Juan Visic, por su parte, había llegado a Punta Arenas en barco, escondido en tambores, con tan solo 18 años escapando de la guerra junto a su primo del mismo nombre; sus padres habían hecho un gran esfuerzo juntando dinero y pagando a los dueños del barco para salvarles la vida.

A la llegada de Juan Miguel a Río Grande, su hermana lo esperaba ansiosa, ofreciéndoles su apoyo para comenzar una nueva vida dadas las necesidades económicas de Juan Miguel; su hermana, que había perdido dos bebés por la precariedad del sistema de salud de la época, le ofrece crecer a uno de sus sobrinos, el que el matrimonio considerara, y le entregan a María Adelina con sólo 4 años, quien mantenía permanente contacto con sus padres y hermanos pero vivía bajo el cobijo de sus tíos quienes la amaban y protegían… por lo que atesora los mejores recuerdos y anécdotas con ellos, quienes la acompañaron en todas las etapas de su vida heredándole la propiedad de 9 de Julio por considerarla la hija de ambos. Donde vive en la actualidad.

En otro escenario, transcurría el año 1962 y Vicente Escalante, oriundo de San Luis del Palmar, provincia de Corrientes, terminaba su servicio militar, proveniente de una familia muy humilde compuesta por sus padres Fortunato Escalante, Isidora Torres y sus hermanos Angela, Mirta, Marcelina y Pedro, quienes trabajaban en el campo obteniendo por ello sólo una vivienda y comida.

Un día de otoño, Vicente se encuentra a un amigo en el pueblo que le ofrece agregarlo en una lista para ser incorporado a la policía de TDF, rechazando la oportunidad; al Estado nacional le preocupaba la situación de Tierra del Fuego con mucha población extranjera, necesitaba población argentina… temían perder territorio.

Fortunato, padre de Vicente, había decidido trasladar a su familia a trabajar en una chacra en el campo, en la provincia de Chaco, en la cosecha de algodón y cría de animales. Vicente sabía que ese destino era menos prometedor que el que ya tenían y se niega a acompañar a su padre en esa travesía. Casualmente o causalmente encuentra nuevamente a este amigo en el pueblo y decide anotarse para la policía, aunque no sabía dónde iría.

A los veinte días llega a su domicilio una citación indicándole que debía presentarse en la Comisaría del pueblo, había sido aceptado. Le entregan los pasajes y emprende su viaje llegando a Río Grande un día de frío y viento, donde lo esperaban para llevarlo directamente a la Comisaría en Sebastián Elcano y Echeverría donde trabajaría contando con alojamiento en la gamela para solteros. Al poco tiempo de su incorporación lo envían a Ushuaia con el propósito de formarlo, en ese entonces, en la mente de las autoridades policiales rondaba la idea de crear un cuerpo de Bomberos en Río Grande y el 03 de setiembre de 1962 se crea la División Bomberos, ocupando un galpón del Inta emplazado cerca de la Comisaría.

Vicente se convierte entonces en el segundo bombero de la Policía en Río Grande, siendo su primera intervención el 04 de octubre de 1962 a las 21:35 en la calle Rosales 787; recordemos que la mayoría de las viviendas eran de material ligero, él en ese momento no imaginaba que su vocación de policía y bombero quedarían en su corazón para el resto de su vida

Al poco tiempo de llegar, un amigo del trabajo y su novia le presentan a María Adelina, que trabajaba en la Clínica del Dr. Ferrá como secretaria y también le enseñaban enfermería en los tiempos libres. Poco después se casan, el 11 de enero de 1967 y forman una familia con dos hijas, Telma Mabel Escalante y Patricia Andrea Escalante, quien les narra esta hermosa historia.

Se retira de la fuerza policial con 21 años de servicio y dado que los policías nunca pierden su condición de tal, lo llamaban insistentemente de Radio Victoria Fueguina para que se sume a su personal de seguridad, donde trabajó como Jefe de Seguridad por 17 años.

Telma, en honor a su padre, comenzó a dar clases en la Escuela de Cadetes de Policía como Profesora de Filosofía “ad honorem” desde sus inicios hasta que el gobierno de Jorge Colazo decide reconocer su esfuerzo y nombrarla Coordinadora Pedagógica de la Escuela de Cadetes de Policía donde se desempeña hasta la actualidad.

Vicente ha recibido múltiples reconocimientos de Bomberos de la Policía y de la Municipalidad en una ocasión. Aún cuando ambos son antiguos pobladores no los reconocieron como tales en ninguna oportunidad, sin embargo eso no es lo importante, la belleza de la vida pasa por otro lugar, cumplieron sueños, lograron más alegrías de las que imaginaron, la felicidad tocó sus puertas y Río Grande es su lugar en el mundo, junto a su única nieta Fiorela Forestello, la luz que ilumina cada día de Vicente y María.

Tres sobrinos de Vicente siguiendo los pasos de su tío tomaron la profesión de policías y bomberos y la abrazaron con devoción, ya han pasado a retiro con los mejores recuerdos. Y por supuesto, hay uno más en actividad que está organizando el festejo de los 60 años de Bomberos, sin contar con los sobrinos nietos que también son policías y están orgullosos de su camino.

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