Por lo general, solemos asociar juego en la adultez con irresponsabilidad. Pero podemos seguir siendo responsables sin estar serios todo el tiempo. Es decir, divertirnos sin abandonar nuestras responsabilidades. Aunque no nos lo dicen muy a menudo, jugar cuando somos adultos nos puede traer más de un beneficio. Uno de ellos es que nos genera endorfinas y activa nuestro buen humor, algo fundamental para enfrentar los tiempos que vivimos.
¿Qué cosas te divierten? Hay quienes son felices practicando algún deporte o yendo al gimnasio; otros aman la música y tocar algún instrumento; y otros disfrutan leer o pasar tiempo en la computadora. Para que el juego forme parte de nuestras vidas es importante conectarse con aquello que nos produce placer, bienestar y nos permite relajarnos y “volvernos como niños”.
¿Cómo influye el juego en nuestra vida? Básicamente en estas tres áreas:
- El estudio
Cuando incluimos el juego en el aprendizaje, aumentamos nuestra capacidad para pensar. Este siempre debería estar presente, sobre todo entre los niños y los jóvenes, pues el disfrute generado los ayudaría a aprender más rápido y más eficientemente. En Finlandia se les permite a los alumnos, durante un tiempo en cada clase, leer lo que más les gusta. Esto hace que terminen asociando lectura con placer. Las pautas rígidas y preestablecidas en gran parte de los sistemas educativos los convierten en algo que sienten que deben hacer “por obligación”; jamás “por diversión”. Quizás si se incluyera más la investigación de temas de su preferencia en las aulas, se conseguiría combinar el aprendizaje con la espontaneidad y el juego. Todos, desde niños, necesitamos que nos enseñen a pensar por nosotros mismos. Y la inteligencia no tiene que ver con recordar datos sino con activar la curiosidad y la diversión que nos conduce a razonar mejor.
- El trabajo
¿Podemos trabajar y sentir placer? La respuesta es un rotundo sí. Pero esto solo es posible cuando nos divierte lo que hacemos, cuando lo disfrutamos tanto que nos olvidamos del tiempo. Si bien no todo el mundo tiene el privilegio de dedicarse a aquello que ama, todos podemos decidir conectar la paga que recibimos a fin de mes por nuestra labor con lo que nos encanta hacer. Yo puedo pensar: “Con este dinero voy a comprarme ese libro que deseo leer o voy a hacer ese viaje que tanto anhelo”.
- La alimentación
¿Sabías que quien come menos disfruta más comer? Cuando sentimos tensión, al comer o realizar cualquier otra actividad, anulamos nuestra capacidad de disfrute. Pero si decidimos, conscientemente, disfrutar de cocinar, y luego de comer, como si fuera un juego, no solo podemos moderarnos sino además ser felices y libres de sentimientos negativos.
Nuestra salud, tanto física como emocional, es positivamente afectada cuando el juego y el disfrute son una parte principal de nuestras vidas.