El presidente Alberto Fernández anunció ayer junto al ministro de Economía, Martín Guzmán, el envío al Congreso del proyecto de renta inesperada para empresas que aumentaron sus ingresos por el aumento de precios debido a la guerra en Ucrania y afirmó que el parlamento tiene “la obligación de acompañar” la iniciativa.
BUENOS AIRES (NA).- El proyecto ingresará por Diputados y cuenta de antemano con el rechazo de Juntos por el Cambio, que se pronunció en contra de la creación de nuevos impuestos cuando hace casi un mes la Rosada adelantó que buscaba impulsar esta medida.
“No es algo sacado de la galera, el mundo lo hizo y lo está haciendo, lo hace Gran Bretaña, lo hace Italia”, sostuvo Fernández sobre gravar la renta inesperada, y agregó: “El Congreso tiene la obligación de acompañar el proyecto, es una obligación de todos los diputados y senadores, necesitamos que unos pocos no ganen tanto en desmedro de las mayorías”.
“Que algunos ganen con los efectos de la guerra es inmoral y no se debe permitir”, planteó y se quejó de la suba de precios de commodities por la guerra.
Al respecto, señaló: “Estamos en riesgo de que el mundo ingrese en una falta de alimentos”, sostuvo sobre el incremento de precios que produce el conflicto bélico. “Esa ganancia que no era esperada tiene que llegar al conjunto de la sociedad”, insistió.
El acto se realizó en el Museo de la Casa Rosada y asistieron funcionarios y varios sindicalistas, entre ellos Pablo Moyano, Sergio Palazzo, Hugo Yasky y Ricardo Peidro, además de referentes de movimientos sociales como Juan Grabois, Emilio Pérsico y Esteban Castro.
Previamente, Guzmán confirmó que el proyecto alcanza a empresas que haya obtenido una ganancia de 1.000 millones de pesos anuales y detalló que sólo son “empresas muy grandes de la Argentina”.
“La forma de pagarlo será con el Impuesto a las Ganancias y el destino será un fondo de rentabilidad para que la Nación y las provincias puedan contar con esos recursos”, señaló el funcionario.
Al respecto, Guzmán dijo que implementar el gravamen sería “un shock a la distribución del ingreso” y que “si no se hace nada, habrá más desigualdad y sociedades que funcionen peor”.
“Queremos que las empresas ganen pero que el crecimiento sea compartido y llegue a los trabajadores. Es una cuestión de justicia social pero también de correcto funcionamiento de la economía”, agregó.