TOLHUIN.- Integrantes de la comunidad aborigen Rafaela Ishton están molestos por lo que fue la inauguración del monumento “Cruz de la Misericordia” en el Cerro Jeujepén en el corazón de la isla, espacio que pertenece a dicha comunidad.
“Existe un grave daño a nuestro patrimonio y reclamamos para que se revierta el estado de las cosas, sin embargo una vez más somos desoídos e invisibilizados”, señala el inicio de un extenso documento que dieron a conocer a través de su cuenta de Facebook.
En el mismo apuntan a dos aspectos, uno que tiene que ver con la autorización para la realización de la obra. Y el otro -quizás el más profundo- que apunta a su visión crítica sobre el rol que tuvo la iglesia en el proceso de desaparición de las comunidades aborígenes de Tierra del Fuego, y el simbolismo de poner justamente una cruz en la cima de aquel Cerro.
La organización evidenció las diferencias que mantienen sus integrantes, ya que reclama -por un lado- que la autorización que consiguieron los promotores de la instalación de la cruz para llevar adelante la obra, fue obtenida de Rubén Maldonado, a quien no reconocen como autoridad de la comunidad aborigen. “Desde el año 2011 nos hayamos en estado de acefalía, por esta razón Maldonado no poseía la potestad para aprobar la obra mencionada”, remarcan en el escrito.
El otro de los aspectos a tener en cuenta para comprender el reclamo tiene que ver con el carácter simbólico del monumento, atendiendo estrictamente a su significado espiritual y como emblema del cristianismo, entre otras religiones. Es que -según los documentos presentados para la elaboración de este proyecto- el grupo de personas que lo promueve pertenece a la iglesia católica.
El documento tiene un firme reclamo hacia el accionar que tuvieron los religiosos, especialmente la orden salesiana de Don Bosco, que aún hoy tiene una fuerte presencia en la comunidad fueguina.
“La iglesia católica desarrolló un proceso de evangelización que provocó una serie de efectos devastadores para la población indígena, generando una profunda alteración en su modo de vida tradicional, creencias, y en última instancia, causa principal de su defunción. Pueden mencionarse como elementos de esta aseveración el hacinamiento, la reducción de movilidad, la incorporación de la vestimenta occidental, y el cambio abrupto en los hábitos alimenticios. Estudios ulteriores arrojaron resultados determinantes y comprobatorios sobre este asunto, siendo la principal causa de fallecimiento la tuberculosis, enfermedad provocada por las condiciones antes descritas”, apuntan.
Por último, expresan que “apelamos a la buena fe de los contribuyentes que hicieron posible esta obra para revertir el estado de las cosas, asumiendo que fueron engañados por un falso representante de nuestra comunidad”.