La historia de Julio Aro

El argentino y el británico Geoffrey Cardozo están postulados al Nobel de la Paz por su trabajo para ayudar a identificar a los caídos enterrados en el Cementerio de Darwin. A esa labor se le suma un nuevo desafío: ayudar a los padres de esos soldados.

La historia se remonta al 14 de junio de 1982 cuando finalizaba la guerra para los argentinos que se encontraban en Malvinas. A partir de ese momento, un oficial inglés, Geoffrey Cardozo, se encargó del armado del Cementerio de Darwin. Pero, ante la falta de objetos que permitieran la identificación de los cuerpos, quedaron 122 tumbas que solo llevaban la inscripción “Soldado argentino solo conocido por Dios”. Años más tarde, cuando los familiares de los caídos visitaron las islas para despedir a sus hijos, hermanos y esposos, debieron elegir una cruz sin nombre para poder rezar y dejarles una ofrenda.

Por su parte, al marplatense Julio Aro había participado de la guerra con el Regimiento de Infantería 6. Al volver de las islas, en 1982, y sin varios de sus compañeros, Julio sintió que había dejado en el archipiélago parte de él. El hoy postulado al Nobel de la Paz junto a Cardozo –quien colaboró con él para poder concretar el Plan Proyecto Humanitario “Malvinas” a fin de identificar a los caídos enterrados en el cementerio de Darwin–, contó detalles sobre las dificultades y los desafíos con los que se toparon en este camino; habló sobre la Fundación “No me olvides” y recordó su compromiso con las madres y padres que, en 1982, entregaron sus hijos a la Patria.

VETERANO DE MALVINAS POSTULADO AL NOBEL DE LA PAZ

En principio, Aro señaló que el 2 de abril es una fecha donde es necesario recordar, pensar y reflexionar acerca de lo que pasó. “Cada uno de nosotros la vivimos de una manera distinta, a mí me pega raro, hay 2 de abril en que no quiero estar en ningún lado, hubo otros en donde me fui a pasarlo fuera del país”, expresó.

“Son días complicados donde también hemos logrado, gracias al esfuerzo de muchos veteranos, que no lo habláramos solamente el 2 de abril. El hecho de no hablar de Malvinas solamente el 2 de abril nos ayudó a superar los problemas que teníamos“.

En lo que respecta a su nominación al Premio Nobel de la Paz, la misma es junto a otro excombatiente y coronel británico, Geoffrey Cardozo, quien arribó a las islas una vez que la guerra ya había terminado. Una vez en el lugar, llevó a cabo el trabajo de enterrar los cuerpos de los soldados argentinos fallecidos en las islas.

“El no participó del conflicto, llegó cuando ya había finalizado. Su trabajo era tratar de tranquilizar a las tropas ya que su tarea tiene que ver con psicología”, aunque explicó que luego comenzaron a llamarlo de diferentes lugares por el hallazgo de cuerpos en distintos lugares de las islas.

“Le dieron la misión de ir a buscar esos cuerpos, recogerlos, limpiarlos, envolverlos en sábanas blancas, colocarlos en bolsas negras, colocarlos en un cajón y enterrarlos el día 19 de febrero con una ceremonia increíble en Darwin, con mucho amor y respeto”, indicó Aro.

También precisó que gracias al trabajo que hizo Geoffrey, anotando cada detalle de sus hallazgos incluso hasta las coordenadas donde eran encontrados los cuerpos en los campos de batalla, fueron la pieza clave para el reconocimiento de los caídos argentinos.

El resultado al día de la fecha es que de 122 placas que existían, las cuales rezaban “Soldado argentino sólo conocido por Dios”, 115 lograron recuperar su nombre e identidad que les había sido arrebatada durante tantos años.

“De este primer plan de proyecto humanitario restan reconocer 7 cuerpos. Hace unos días atrás se firmó una enmienda de este primer plan donde se va a abrir una tumba más, que es la parcela C1-10 donde había un error que fue cometido por parte de los argentinos”.

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