La Legislatura declaró a la despensa El Sol de interés histórico y cultural

Fundada por José Ojeda y Otilia Barrientos, ha sido un pilar en la comunidad durante 70 años. A través de un proyecto de FORJA, la Legislatura Provincial la declaró de  interés histórico y cultural.

RIO GRANDE.- La Legislatura provincial declaró de interés histórico y cultural a la despensa El Sol de Río Grande. En el documento parlamentario se indica que, es  fundamental a la memoria colectiva como símbolo de identidad y sentido de pertenencia de las generaciones pasadas, presentes y futuras.

El comercio ubicado en el casco central, en la esquina de las calles Fagnano y Alberdi, simboliza la etapa del incipiente progreso del pueblo del norte fueguino.

La Resolución Nº 412/24 promovida por los legisladores del Bloque FORJA se aprobó en la séptima sesión legislativa, dado el 70º aniversario de ese “pequeño y emblemático comercio” que a diario se desempeña una labor social, al tener un “ambiente familiar que trasciende la actividad comercial”, lo que genera relaciones cercanas y de confianza.

La despensa El Sol, fundada por José Ojeda y Otilia Barrientos, ha sido un pilar en la comunidad durante 70 años.

Rosa Garay, quien actualmente la administra, recuerda que «empezó con algo chiquito y vendían de todo para el campo”.

Rosita Garay, la actual administradora de la despensa.

En sus inicios, la despensa vendía productos como vinos en damajuana, galletas sueltas, mantecas y jamones en lata transportados desde Ushuaia.

Rosa ingresó a trabajar a la despensa en 1978 a los 13 años. En ese entonces, el pueblo era pequeño y todos se conocían, comenta que «todos los negocios le compraban a don José», por la confianza y la comunidad que se había formado ya que lo conocían.

La despensa funcionaba con un sistema de libretas donde los clientes compraban a crédito -fiado- y pagaban a fin de mes. Además, agregó «yo no recuerdo a nadie que no le haya pagado a don José de esa época».

Con el tiempo, la despensa creció y se adaptó a los cambios en la comunidad. La migración desde el norte trajo más gente y el negocio comenzó a prosperar. «Las primeras personas que venían eran las que se hospedaban en los hoteles de los alrededores, ya que había muchos», explica Rosa. Entonces funcionaba de 9:00 a 12:00 y de 15:00 a 20:00, atendida por tres empleadas y doña Otilia, la jefa.

El lugar trasciende lo comercial y tiene un ambiente bien familiar.

A lo largo de los años, la despensa ha sabido mantenerse relevante en la ciudad gracias a su amplia variedad de productos y su cercanía con los clientes.

Rosa menciona que «siempre vuelven» en referencia a personas que no habían visitado en años, además destaca: “Nosotros vivimos de esto, siempre dialogamos con la gente dando la importancia a las personas más allá de la venta de productos”, cerró.

Fuente: Dirección de Prensa de la Legislatura.

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