Nada parece detener las ganas de disfrutar de lo que más se ama. Esta parece ser la frase preferida de la familia de Carlos Uribe, quien junto a dos de sus hijos, Carlos “Piro” y Sebastián, no pueden estar sin disfrutar de sus kayaks sin importar la época del año ni las dificultades que se pueden encontrar en el río.
RIO GRANDE.- Dos sábados atrás los mencionados integrantes de la familia bajaron el río Grande desde la zona del puente hasta la ciudad en kayaks individuales; mientras que este sábado prefirieron hacerlo en un kayak triple, con Piro a la cabeza, Carlitos en el medio y el Tibu como timonel.
Los intrépidos zarparon desde la entrada de los pescadores, cerca de la cuerva de El Tropezón y culminaron en el predio de Prefectura Naval, a quienes avisaron previamente que iban a realizar esta travesía.
Cerca de las 14:30 los aventureros comenzaron a bajar el río Grande con la marea alta y en plena bajada de la misma, y a medida que iban avanzando, la acumulación de trozos de hielos era más importante, más aún cuando en cada paleada iban rompiendo hielo y en cierto sector del río la acumulación de hielo fue tanta que debieron caminar unos metros por la costa con el kayak a cuestas para luego, después de sortear ese obstáculo que no les permitió seguir por el río, volver al agua y seguir con la travesía.
La bajada duró alrededor de tres horas, llegando cerca de las 17:30 a Prefectura Naval Río Grande, donde esa fuerza los estaba esperando.
En cuanto al frío reinante, los palistas mencionaron que con una buena indumentaria y con el correr de la acción el frío casi no se siente, y si bien no es época para navegar y que son muy pocos los que lo hacen y quienes se animan sólo lo hacen alrededor del Club Ioshlelk Oten, siempre hay otros intrépidos que van por más.