Muchas teorías indican que la música tiene un efecto calmante en las personas, pero nunca se había tenido pruebas tangibles de eso. Es por ello, que se realizó una investigación donde se demostró que asistir a un evento musical puede provocar un efecto medible en los niveles de hormonas de cada una de las personas. Así, la hormona del «estrés», el cortisol, es la que muestra mayor reducción en este contexto.
Algunos estudios realizado con anterioridad, exploraron los aspectos psicológicos de escuchar música, sin embargo un nuevo campo denominado «neuromusicología» responde preguntas sobre cómo influye la música en la mente, si puede llegar producir cambios en las hormonas o por qué afecta al cerebro.
Un equipo de investigación del Centre for Performance Sciencia, en Reino Unido, midió los efectos en los niveles hormonales de asistir a un concierto en vivo. Contaron con la participación de 117 personas. Algunos de ellos tendrían que asistir a más de 100 conciertos al año, otros solo irían alguna vez, otro grupo jamás iría a un concierto y un último grupo lo formaban músicos con décadas de experiencia.
En el transcurso de dos conciertos separados, los investigadores tomaron muestra de saliva de todos los participantes antes de la actuación y luego 60 minutos más tarde. Los resultados revelaron un descenso de los glucocorticoides incluyendo una reducción significativa en el cortisol y la cortisona.
Los resultados fueron significativos, independientemente de la edad de los participantes, su experiencia en los conciertos o de su habilidad musical en general. Los autores señalaron que esto indica «una respuesta universal a la asistencia a conciertos».