BUENOS AIRES (NA).- La presidenta Cristina Fernández de Kirchner participó ayer de la misa oficiada por el Papa Francisco ante una multitud reunida en la Plaza de la Revolución de La Habana, Cuba.
Sentada junto al Jefe de Estado del país anfitrión, Raúl Castro, la mandataria argentina siguió de cerca la homilía del Sumo Pontífice, quien llamó a «cuidar a los frágiles» de la sociedad, ante la presencia de más de 100 mil fieles.
La jefa de Estado llegó en la noche del sábado a la isla cubana en compañía de su comitiva, integrada entre otros funcionarios por el canciller Héctor Timerman, el secretario de Comunicación Pública, Alfredo Scoccimarro; y los embajadores de Argentina en el Vaticano y Cuba, Eduardo Valdés y Juliana Marino.
«La invitación al servicio posee una peculiaridad a la que estar atentos: servir significa en gran parte cuidar la fragilidad, cuidar a los frágiles de nuestras familias, de nuestra sociedad, de nuestro pueblo», destacó el Papa.
«Ser cristiano implica luchar y vivir para la dignidad de sus hermanos. Por eso es invitado siempre a dejar de lado sus búsquedas y deseos de omnipotencia ante la mirada concreta de los más frágiles», agregó.
Fronteras artificiales
La presidenta aludió ayer al presente de Cuba, que reanudó relaciones con Estados Unidos tras más de medio siglo de bloqueo, y al respecto sostuvo que la historia arrasa con «fronteras artificiales creadas por intereses mezquinos».
«No hay bloqueos ni muros que puedan durar más de 100 años. Yo creo que la historia termina arrasando con esas fronteras artificiales creadas por intereses mezquinos», afirmó la mandataria argentina en La Habana, antes de retornar a Buenos Aires.
Sobre la reunión con Fidel Castro, la jefa de Estado anticipó que no realizaría comentarios, aunque sobre su entrevista con Raúl —en la noche del sábado— señaló que se trató de «un muy buen intercambio de opiniones sobre ideas, sobre lo que pasa en el mundo, en la región», del que participaron los cancilleres y los embajadores de la Argentina y de Cuba.
