BUENOS AIRES (NA).- Del “Che” Guevara a Cristina Fernández de Kirchner, el fallecido histórico líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, mantuvo un cercano vínculo con la Argentina, país al que visitó en cuatro ocasiones.
La presencia de un argentino en la cúpula del movimiento guerrillero que destronó a Fulgencio Batista en enero de 1959 hizo que el exmandatario isleño tuviera relación directa con la Argentina, especialmente con los sectores de izquierda.
Cuatro meses después de llegar al Gobierno, Castro arribó a Buenos Aires para participar de una reunión de la Organización de Estados Americanos (OEA) y aprovechó para reunirse con el entonces jefe de la Casa Rosada, Arturo Frondizi, quien luego sería derrocado y el vínculo bilateral quedaría congelado por la próxima llegada de la Revolución Argentina.
Aunque la normalización de las relaciones diplomáticas, consulares y económicas con Cuba se realizó en marzo de 1973 durante la dictadura del general Alejandro Lanusse, fue dos meses después cuando se concretó el primer acercamiento del país con la Revolución Cubana.
En el marco de la asunción de Héctor Cámpora a la Presidencia, el enviado de Fidel Castro fue el entonces presidente cubano, Osvaldo Dorticós, quien tras asistir al Congreso Nacional participó en el acto por el cuarto aniversario del Cordobazo.
“Cuba y Perón, un solo corazón”, fueron algunas consignas que vivaron los militantes de la izquierda peronista durante la visita del isleño.
A través de una declaración conjunta firmada por el entonces canciller, Juan Carlos Puig, y su par cubano, Raúl Roa García, la Argentina fue el tercer país latinoamericano en reasumir relaciones con Cuba, ya que anteriormente lo habían hecho Chile y Perú.
En la corta gestión de Raúl Lastiri, la Argentina le otorgó a Cuba un préstamo de 1.278 millones de dólares para financiar la venta de maquinaria agrícola, tractores, autos y camiones, así como la isla se había comprometido a devolver con parte de su producción azucarera.
“Fidel es tan comunista como yo. Más bien, es justicialista”, le había manifestado en 1968 el expresidente Juan Domingo Perón a un grupo de militantes de la Juventud Peronista.
Con el regreso del fundador del PJ al país, el crecimiento de Montoneros como facción de la izquierda peronista tuvo en Cuba un gran aliado, ya que la isla apoyó política y financieramente al sector sobre todo durante la última dictadura militar.
En ese sentido, uno de los principales destinos para los exiliados políticos, entre ellos la cúpula montonera, fue La Habana, al punto tal de que los hijos de aquellos que encabezaron la “Contraofensiva” contra el régimen dictatorial argentino montaron una suerte de guardería en Cuba para dejar allí a sus hijos.
A pesar de las diferencias ideológicas entre Fidel Castro y la dictadura militar, en 1977 Cuba y la Argentina acordaron un “intercambio de votos” en la ONU para que la isla pudiera ingresar al Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), mientras que al dictador Rafael Videla le interesaba el apoyo para la reelección del país en el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC).
Con la vuelta de la democracia, de la mano de Raúl Alfonsín se dio en 1986 el primer viaje de un Presidente argentino a Cuba: “Esta visita expresa la simpatía de Cuba por la Argentina, que es un país muy querido por todos”, subrayó el fallecido líder revolucionario en aquella ocasión.
Más tarde, en la década de los 90, el entonces mandatario, Carlos Menem, alineó su política exterior con la de Estados Unidos y criticó en reiteradas ocasiones al régimen castrista. “Sería un gesto histórico que el jefe de Estado cubano posibilitara a su pueblo que elija libremente a sus autoridades”, manifestó en una ocasión.
En octubre de 1995, en el marco de la Cumbre Iberoamericana, Fidel Castro visitó por segunda vez la Argentina y se alojó en el tradicional hotel Llao Llao de Bariloche, en donde mantuvo un encuentro con el riojano.
Tras esa reunión, ambos mandatarios se definieron como “amigos” y contaron que intercambiaron “habanos por vinos riojanos”.
“Cuando nosotros conversamos, hay un excelente ambiente, pero cuando habla con la prensa se transforma y dice otras cosas”, se quejó el cubano cuatro años después, cuando Menem decidió no asistir a la Cumbre Iberoamericana que se iba a realizar en La Habana.
El período de mayor cercanía del líder de la Revolución Cubana con el país se dio durante los mandatos de Néstor y Cristina Fernández de Kirchner, con quienes tuvo una cerca afinidad ideológica y relación personal.
Muestra de ello es la presencia de Castro en la asunción del santacruceño, algo que aprovechó para días después dar un discurso ante una multitud en la Facultad de Derecho de la UBA.
En 2006, el cubano realizó su último viaje a la Argentina, más precisamente a Córdoba, para participar de la primera Cumbre del Mercosur en la que Venezuela, de la mano de Hugo Chávez, integró como miembro pleno del bloque comercial.
En aquella ocasión también había visitado la casa de Alta Gracia en la que pasara parte de su vida su compañero de la Revolución Ernesto ´Che´ Guevara.
Varios viajes realizó Cristina Kirchner a La Habana y en todos se reunió con el fallecido exjefe de Estado, incluso cuando ya había abandonado el poder y cedido el cargo a su hermano Raúl Castro.
Con la llegada de Mauricio Macri a la Casa Rosada, este año volvió a estar en discusión la deuda que mantiene Cuba con la Argentina originada en aquel préstamo realizado en 1973.