BUENOS AIRES (NA).– River vivió ayer una noche soñada, que será recordada por mucho tiempo por sus hinchas, y con una sinfonía de Ignacio Scocco, apabulló 8-0 a Jorge Wilstermann de Bolivia para dar vuelta una serie en la que tenía tres goles de desventaja y asegurar un finalista argentino en la Copa Libertadores.
Scocco se consagró con los hinchas “millonarios” con cinco goles, Marcelo Gallardo enalteció aún más su figura como uno de los técnicos más importantes de la historia de River y un estadio “Monumental” repleto se llenó de ilusión.
Enzo Pérez, autor de un doblete, fue otro de los puntos altos de River, que desde el primer minuto salió decidido a dar vuelta la historia, ante un rival que nunca reaccionó y dejó atropellarse.
Ignacio Fernández fue quien puso el sexto en la cuenta de River, que rompió todas las estadísticas posibles en partidos de eliminación directa para soñar con alcanzar su cuarta Copa Libertadores, segunda de la era Gallardo.
Porque en apenas veinte minutos, con un triplete de Scocco, ya había empatado la serie, y antes del descanso apareció Enzo Pérez para dar vuelta la historia.
Cuarenta segundos del complemento bastaron para que Scocco le ponga el moño a una espectacular jugada asociada de siete toques consecutivos, a los ocho minutos definió Fernández y a los 22 Enzo Pérez corrió literalmente de área a área para anotar otro gol memorable.
River espera ahora por el vencedor de la llave entre Lanús y San Lorenzo (jugaban al cierre de esta edición), lo que asegurará un finalista argentino en el máximo torneo de clubes de Sudamérica.
El esquema ideado por Gallardo para esta revancha pudo haber influido, pero lo que realmente quedó en claro en la cancha fue que River salió decidido a intentar dar vuelta la serie.
Con una asfixiante presión que no dejó pasar a Wilstermann la mitad de cancha con la pelota dominada y el empuje de casi 60 mil persona, River estaba convencido.
Y el conjunto boliviano fue todo lo contrario, porque acumuló gente en su campo con un solo delantero, pero careció de la intensidad necesaria para evitar dejar crecer a River.
Un tiro libre de Pity Martínez que pasó cerca del ángulo derecho fue la calma que antecedió al huracán que iba a ser el Millonario en el primer tiempo.
Paradójicamente, el 1-0 iba a llegar de contragolpe, con una pelota profunda de Ponzio que agarró mal parada a la defensa, con Scocco dibujando una jugada perfecta, caño incluido, para gambetear al arquero y definir al arco vacío cuando se cumplían ocho minutos.
Y casi sin tiempo para reaccionar, aprovechando la salida de Aponte lesionado y que el DT de Wilstermann no llegó a realizar la modificación, River metió el segundo golpe.
Auzqui ganó por la derecha, tiró el centro pasado para Scocco, que enganchó dos veces hacia adentro y definió al primer palo para hacer estallar al “Monumental”.
El envión anímico de River era tal que, antes de que se cumplan los 20 minutos de juego, ya iba a poner la serie emparejada como antes de viajar a Bolivia la semana pasada.
Un lateral rápido por izquierda de Pity Martínez volvió a agarrar mal parada a la defensa visitante y Scocco, con un buscapié que no tocó nadie en el camino y se metió contra el palo, puso el 3-0.
En lo táctico, River tenía un doble comando vital, con Enzo Pérez conectando defensa con mediocampistas y Nacho Fernández a los volantes con los atacantes.
Con el primer paso de la remontada conseguido, el ímpetu de River mermó, no desde la intensidad, pero sí en las ocasiones de peligro.
Se volvió algo desprolijo, Wilstermann ajustó un poco las marcas, pero no lograba conseguir tener la posesión de la pelota por más de quince o veinte segundos. El ritmo lo ponía River.
Y para terminar de desatar la locura en el “Monumental”, sobre los 36 minutos, Nacho Fernández ganó la banda por la izquierda, en vez de tirar un centro a la olla jugó hacia atrás para Scocco, que en vez de rematar jugó al vacío para el desprendimiento de Pérez, que definió arriba.
Tranquilidad y goleada
Y ese vendaval que había sido River para Wilstermann no frenó, porque a los cuarenta segundos del complemento, Montiel creció a pura pared por la izquierda y al meterse en el área sacó el centro para Scocco, que solo tuvo que empujar.
La actuación de River siguió siendo perfecta, principalmente desde la intensidad, porque nunca dejó crecer a su rival ni meterse en el partido.
Recién a los 15 minutos del segundo tiempo Wilstermann tuvo su primer tiro al arco con un remate de Álvarez, que salió cerca del palo izquierdo de Lux.
Pero para ese entonces, River ya había anotado el sexto y el séptimo gol: primero Nacho Fernández tras un buen desborde de Auzqui -clave en la derecha del ataque- y otro de Scocco tras capturar un rebote en el área fueron los que festejaron.
Sólo quedaba tiempo para el festejo de la gente, el regocijo de Gallardo por la actuación de su equipo y el octavo tanto de Enzo Pérez, que dibujó una corrida memorable de área a área y la picó ante el achique de Olivares.