Ayer comenzó el juicio oral y público contra los hermanos Gabriel y Gastón Díaz por tentativa de homicidio. Ambos accedieron a declarar y brindaron sendas coartadas. La víctima, Fabián Contreras Barrientos, señaló que Gabriel conducía y que Gastón le disparó desde el auto. El proceso se lleva adelante en medio de fuertes medidas de seguridad.
RIO GRANDE.- Ayer por la mañana comenzó en los tribunales del Campamento YPF el juicio oral y público contra los hermanos Gabriel Enrique Díaz de 29 años y Gastón Maximiliano Díaz de 23, representados por la abogada Adriana Varisco, y acusados por el fiscal Pablo Candela, el delito de “tentativa de homicidio”.
En medio de un fuerte operativo de seguridad ante la presencia de numerosos familiares y la comparencia de la víctima a declarar, comenzó el proceso en una sala de juicio muy vigilada.
Tras la acusación del fiscal ambos hermanos accedieron a prestar declaración indagatoria, hablando en primer término Gabriel Díaz, quien señaló que esa jornada no estuvo con su automóvil, un Fiat Palio de color blanco que la víctima aseguró era el utilizado por sus agresores, ya que lo había dejado en un taller para ser reparado.
Asimismo Gabriel Díaz señaló que ese día estuvo realizando reparaciones en su domicilio y que no tomó contacto con Contreras Barrientos, de quien señaló tenía problemas con su hermana, ya que es padre de un niño de 11 años con la misma.
El imputado finalmente se quebró en la última parte de su relato, asegurando, “me siento decepcionado, creo en la Justicia pero no tengo por que estar preso nueve meses. Perdí mi trabajo y mi familia está destrozada, tengo mucha bronca”, dijo entre lágrimas.
Acto seguido su hermano Gastón también declaró y aseguró que ese sábado 27 de septiembre estuvo trabajando realizando tareas de gas junto a un hombre que lo empleaba eventualmente para realizar trabajos, señalando, “ese sábado estuvimos trabajando hasta las 22 horas”, señaló.
Aseguró que al día siguiente se enteró de los allanamientos y que el lunes siguiente pasó por el taller para retirar el auto de su hermano para llevarlo a su casa, por que la Policía había estado en el taller y el mecánico le pidió que lo llevara, según expresó.
Testimonio de la víctima
Acto seguido el tribunal receptó la declaración testimonial de la víctima de este violento episodio, Fabián Contreras Barrientos, quien recibió el disparo en el rostro en septiembre del año pasado.
Contreras relató ante los jueces que esa tarde salió de su trabajo en el barrio Perón y que fue caminando a su domicilio en la margen sur, siendo observado por su ex pareja en la zona del puente, Pamela Díaz, quien inmediatamente levantó el teléfono e hizo un llamado, asegurando que vivía en constante temor por las amenazas que sufría de parte de la familia Díaz.
Al llegar a la zona del kiosco “Los Castores” en la margen sur, aseguró que vio a los hermanos Díaz en su auto Palio de color blanco, que se cruzó de vereda para evitarlos, y que luego dieron una vuelta y lo llamaron por su nombre.
“Me di vuelta y vi a Gastón con la ventanilla abierta y que me disparó y empezó a salirme mucha sangre”, relató la víctima, quien aseguró que fue asistido por un vecino quien “también escuchó el disparo”, para luego dirigirse a la casa de unos amigos que lo llevaron a la comisaría.
Asimismo la víctima señaló que días después se acercó al hospital un amigo suyo de la infancia, quien le manifestó que, ese día, los hermanos Díaz le pidieron ayuda para agredir a una persona, y que luego uno de ellos –Gastón Díaz- manifestó que le había disparado al dicente, “mostrándole balas calibre 22”, relató Contreras Barrientos.
La víctima señaló que ese amigo declaró en torno a esta causa, de hecho está previsto que declare en este juicio, y que “la familia Díaz lo fueron a apretar para que cambie la declaración”, aseguró.
Proyectil sin extraer
Una situación increíble que se da en esta causa es que ante la ausencia de arma, el único indicio material significativo es el proyectil que aún permanece alojado en la mandíbula inferior izquierda de la víctima.
Tanto Contreras Barrientos como la perito forense, la Dra. Inés Aparici, explicaron que el elemento quedó encapsulado orgánicamente, y que su extracción resulta de serio compromiso para las cuerdas vocales, por lo que no se efectuó.
Ante ello la Dra. Aparici señaló que en la tomografía realizada, en comparación con una bala calibre 22, el elemento presenta una masa sensiblemente inferior, por lo que se presume que se trata de un balín de aire comprimido y que no se puede determinar que sea munición de un arma de fuego, cuestión a la que adhirió luego el testigo de la Policía Científica.
En ese sentido, en teoría, el testigo policial concluyó que de tratarse de un aire comprimido el proyectil es “letal” aunque “depende en donde impacta”, mientras la forense señaló, “no hubo peligro de vida en esta lesión concreta”, reparó.