La vuelta al mundo de Magallanes

Para los expertos se trata de la aventura náutica más grande de la historia humana. Gracias al cronista de viaje Antonio Pigafetta es inmenso el registro y nivel de detalle que quedó de esa expedición, que comenzó el 10 de agosto de 1519.

El grupo de navegantes y exploradores españoles (AGNYEE) a bordo del velero.

RÍO GRANDE.- El 10 de agosto de 1519, cinco naves y 239 hombres partían del puerto de Sevilla con el objetivo de llegar a las islas ricas en especias, las Molucas, entonces más valiosas que el oro, y demostrar que se encontraban en el lado español del mundo, después de que el Papa lo repartiera entre Portugal y España en el tratado de Tordesillas de 1494. Castilla disputaba así a los portugueses el monopolio del comercio de estos valiosos productos y su incontestable dominio sobre los mares conocidos.
Una expedición cuyo promotor, Fernando de Magallanes, se la había ofrecido al entonces jovencísimo emperador Carlos I tras recibir en dos ocasiones la negativa del monarca portugués, Manuel, que le despreciaba. Arrancaba así la expedición que el célebre escritor austriaco Stefan Zweig, autor de una magnífica biografía de Magallanes que acaba de recuperar la editorial Capitán Swing, consideró como “el viaje que cambió la historia de la humanidad”.
Cuenta la crónica del diario La Vanguardia que cuando faltan pocos días para el quinto centenario del inicio de aquella gesta, que supuso la primera circunnavegación del planeta, se van concretando los actos que recordarán la hazaña de Magallanes, Juan Sebastián Elcano, Antonio Pigafetta y tantos otros. El Archivo de Indias, que guarda en sus fondos una amplísima documentación sobre el viaje, inaugurará el 20 de septiembre una magna exposición sobre la epopeya. Aunque Magallanes partió de Sevilla en agosto, pasó un mes en Sanlúcar de Barrameda, dotando a la expedición de los últimos víveres y aparejos.
Un grupo de expedicionarios integrantes de la organización Amigos de los Grandes Navegantes y Exploradores Españoles, (AGNYEE) tienen todo listo para zarpar este sábado a bordo del velero “Pros”, de 21 metros de eslora, atracado en Sevilla y listo para comenzar un viaje de 44.000 millas náuticas (81.500 kilómetros) que será la “réplica” de la primera vuelta al mundo.
El viaje más largo, nombre de la exposición que prepara el archivo, gira en torno a esa primera vuelta al mundo y la importancia del viaje como concepto para la evolución del hombre. Habrá un amplio despliegue expositivo y documental. El objetivo es que el público descubra este acontecimiento histórico “desde una perspectiva emocional”, que le haga “sentir los desafíos del viaje oceánico” y permita entender de una forma diferente, más humana y reconocible, la historia de esa primera vuelta al mundo y los retos a los que se enfrentaron los navegantes del siglo XVI. El Archivo de Indias será la sede inicial de esa muestra, que viajará a otras ciudades.
La conmemoración del quinto centenario suscitó en Europa al principio estériles disputas nacionalistas, animadas por algunos medios de orientación conservadora. Se acusaba a Lisboa de haber presentado en el año 2017 una candidatura a la Unesco para que la gesta fuera declarada patrimonio mundial de la humanidad en la que apenas se citaba a Elcano. Al final, ambos gobiernos se han puesto de acuerdo en presentar una candidatura única.
El historiador José Álvarez Junco señaló en la presentación oficial de los actos que “en esta celebración hay lugar para todo menos para glorias nacionalistas actuales. Entonces no existía España. Fue la Corona de Castilla la que financió la expedición y su rival era Portugal. En aquella época, la palabra España servía para designar a la península Ibérica”. El comunicado oficial recuerda que entre la tripulación había “italianos, franceses, griegos, alemanes, ingleses y holandeses; atravesó tres océanos y surcó las costas de 11 estados actuales. Fue una empresa europea, y en particular ibérica, que cambió el mundo”.
La gesta pudo ser alcanzada, aunque no por Magallanes, gracias a la personalidad de este guerrero y marino portugués, a su carácter emprendedor, su condición de líder, su terquedad y su minuciosidad, su valentía y la confianza que poseía en sí mismo, su inteligencia y valor para superar las condiciones más adversas. Ese es el retrato que se desprende del informe del relator italiano Pigafetta, fiel a Magallanes hasta la muerte del capitán general y también después.
El final es conocido, Magallanes descubrió finalmente el estrecho que tanto sufrimiento causó en la tripulación, pero murió en Filipinas combatiendo a unos nativos, cuando ya la euforia por el triunfo le hizo relajarse y calibrar mal los riesgos de enfrentarse con unos pocos españoles a cientos de indígenas. El vasco Juan Sebastián Elcano, un marinero hasta entonces apenas citado por Pigafetta, que se levantó contra Magallanes durante el motín de San Julián y se salvó de morir ajusticiado, logró llegar a Sanlúcar de Barrameda tres años después de la partida, junto a 18 supervivientes que habían pasado todo tipo de penalidades imaginables. Para él fue finalmente la gloria destinada a un minucioso Magallanes que había previsto cómo quería que fuesen sus funerales, en caso de morir en la expedición, y cuál la forma de repartir su herencia. Ninguna de las varias cláusulas dispuestas en el testamento del aventurero se pudo cumplir. Ni una sola.
La gran paradoja es que “quien cosecha toda la gloria, honores y dignidades es precisamente aquel que, en el momento decisivo, quiso poner obstáculos a la realización y se levantó contra Magallanes”, señala Zweig. El escritor austriaco no esconde su animadversión hacia el hidalgo vasco, que finalmente luciría en el escudo de armas de su familia la inscripción definitiva: “Primus circumdedisti me” (“fuiste el primero que me rodeó”), concedida por el emperador Carlos.
El Archivo de Indias acumula un inmenso patrimonio documental de acontecimientos históricos relacionados con España y sus territorios de ultramar. Y entre ellos está la documentación de aquella odisea. Además, la ciudad ha añadido en estos meses nuevos puntos de interés para entender la epopeya, como el parque Magallanes, un nuevo espacio verde situado a orillas del río Guadalquivir, a los pies de la conocida como torre Pelli y junto al Pabellón de la Navegación, un centro temático sobre la historia náutica.