RIO GRANDE.- En el grupo de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM) que la pasada semana dictó en esta ciudad un curso de voleibol, estuvo María Laura Vincente, destacada profesional, con varios años en el seleccionado nacional y en el exterior.
“Estuve en el plantel que creó el seudónimo de Las Panteras para el seleccionado femenino, hasta hicimos una página en internet, de eso nos encargamos Celina Crusoe (de General Conesa) y yo. Fue la primera vez que el voleibol femenino de Argentina clasificaba para un campeonato mundial (2002)”.
En la selección mayor estuvo hasta 2005, cuando tuvo a mi hija. “Cuando retomé la actividad, después del embarazo, intentaron convencerme, pero ya no tenía tanto tiempo para viajar. Seguí jugando, pero solamente en clubes. Desde 1999 hasta 2004 estuve en el exterior, en Francia, España, Brasil. Sigo jugando, una semana atrás me lastimé jugando para UNLaM, contra Scholem Aleijem, en la División de Honor de la federación Metropolitana”, apuntó Lali, de 37 años.
“Siempre fui punta receptora, en alguna oportunidad, en Francia, tuve que una triple fractura en un dedo, me dolía mucho cuando atacaba, así que jugué de líbero. Soy una persona que cuando se me pone algo en la cabeza le doy para adelante. Es verdad que era la más bajita del equipo, con 1,72 metros, me decían enana. En general el promedio es de 1,80 para arriba. Soy muy constante en el trabajo, me mataba con pesas, y a esa desventaja la suplía con el salto, saltaba casi un metro. Nunca fue un impedimento mi estatura, yo tenía bien claro dónde quería estar, y trabajé mucho para eso”.
Luego de pasar por las selecciones menores, su primera citación a la Mayor fue de la mano de Claudio Cuello, siendo entrenada más adelante por Alejandro Grossi y Hugo Jáuregui, entre otros.
“Jugué varias temporadas de Liga Argentina, con Boca estuvimos invictas durante tres años. También salí campeona con Gimnasia y Esgrima La Plata (GELP), Banco Nación, Náutico Hacoaj y Gimnasia y Esgrima Buenos Aires (GEBA)”.
Sus primeros pasos fueron en Estudiantil Porteño, un club de Ramos Mejía, “a la vuelta de mi casa. Mis hijos están comenzando a hacer deportes ahí. En la UNLaM está practicando mi hija Camila, y mi otro hijo, Lucas, hace fútbol en Porteño.
En las clases que el grupo bonaerense (que se completó con el entrenador masculino Rodolfo Barreiro, y el licenciado en Preparación Física Jorge Ferreira) dictó en el gimnasio de la UOM (en el barrio Mutual) y en el del colegio Cono Sur, la multicampeona no pude hacer las prácticas “por esa lesión que te conté, sí traje algunos videos, que las chicas estuvieron viendo. Sobre todo el saque de potencia, que por ahí es lo que más llama la atención”.
Además de la parte federativa, la UNLaM también compite en los Juegos Universitarios Argentinos (JUAR): “salimos campeonas regionales y nacionales el año pasado. Ahora volvimos a ganar en la Región Conurbano Norte, y a finales de agosto se juega la etapa nacional. Y también somos campeonas en el Nacional Universitario, que cada año cambia de sede”, buscando igualar en dicha rama a los varones, vencedores en Mendoza 2011, San Luis 2012 y Villa Carlos Paz 2013, y preparándose para San Juan 2015 (en 2014 la sede era Bahía Blanca, pero no se realizó).
“El límite en los JUAR es de 28 años, varias jugadoras federadas se quedaron afuera del plantel. Me eligieron entrenadora de la selección universitaria, por una cuestión de presupuesto el equipo no va a ir al Mundial de Corea, en la primera quincena de julio). En mi ausencia en Buenos Aires, al frente de las divisiones inferiores queda Sebastián González, quien es el entrenador de la División de Honor de la UNLaM”, añadió por último Vincente.