Psicólogos sociales, junto a otras agrupaciones, atendieron a personas y familias en estado de vulnerabilidad en lo peor de la pandemia. Sin embargo, hace más de 10 años aguardan las garantías legales para el ejercicio de su función.
USHUAIA.- Cuando la pandemia cerró la puerta a nuestra vida cotidiana, los miedos y la incertidumbre fueron los primeros en anunciarnos la enorme crisis. Cuidar la salud fue la prioridad. Hoy parece lejano ese tiempo de aislamiento y de quietud y, en la medida que la pospandemia va corriendo su barbijo, nos muestra las otras pestes que debemos afrontar: los problemas económicos, sociales, laborales y las diversas consecuencias en la salud mental. Aún circula esa idea antigua de asociar a la salud mental a los aspectos patológicos, sin embargo, desde las disciplinas humanísticas y sociales insisten en incorporar al lenguaje cotidiano la salud mental con criterios de promoción de la salud y prevención de la enfermedad, apuntando al bienestar de las personas y los grupos que integran familiares y comunitarios.
Para enfrentar con criterio práctico y efectivo esas problemáticas a mediano plazo, se deben incluir diversas herramientas interdisciplinarias que acompañan los procesos sociales. Esas herramientas deben contar con el respaldo legal que garantice los derechos ciudadanos emergentes de esas necesidades. Por ejemplo: hoy está en discusión la Ley 26.657 de Salud Mental, por parte de personas con familiares con padecimientos mentales, mientras que los expertos expresan que se trata de una ley buena mal aplicada, cuyos contenidos no han sido instrumentados por parte de la Autoridad de Aplicación como tampoco comprendida por los agentes de la salud a pesar que lleva casi 12 años de sancionada (25 de noviembre de 2010).
La norma implicó un cambio de paradigma en cuanto al reconocimiento de los derechos de las personas con padecimientos mentales que, incluso, pueden generar discapacidades psicosociales. Asimismo, le asigna una importancia sustancial a la integración social de las personas y el aspecto sustancial de la misma es que desmanicomializó el abordaje clínico con el fin de producir una transformación del vínculo entre los profesionales y las personas que requieren internación, que sean breves o ambulatorios, que impulsen la socialización del sujeto, recuperación de los lazos familiares. En el ámbito social se tiene claro que es necesario interpretar lo que nos pasa con las diversas vicisitudes atravesadas en torno a la pandemia y también las nuevas maneras de vinculación sujeto-mundo que profundizaron las relaciones virtuales y nos van alejando del trato personal cotidiano. Dicho de modo directo, la digitación nos vuelca hacia una vida más aislada, conectada con un universo amplio de contactos, en palabras del filósofo Han “comunidad sin comunicación… habitamos un enjambre”. Los modos individuales complejizaron la red de relaciones. Interpretar lo que nos pasa para involucrarnos en el acontecer actual y, actuar para mejorar la realidad a nuestro alcance, es una condición necesaria para poder mitigar las dificultades.
Hilvanaremos algunos conceptos de la Psicología Social, para llevarle al lector un asunto pendiente de muchas décadas. Esa disciplina entiende a la salud, como forma de relación sujeto- mundo, es un proceso colectivo siempre en obra, siempre en movimiento. Estos tiempos críticos necesitan mentes creativas con una mirada dirigida a la promoción de la salud y prevención de la enfermedad aspectos que, entre otros, reconoce la Ley Nacional que considera la salud mental “un proceso determinado por componentes históricos, culturales, socioeconómicos, biológicos y psicológicos. Al considerarla de esta manera, plantea que su “preservación y mejoramiento implica una dinámica de construcción social” (…) y Reconociendo también la importancia de la aplicación de herramientas multidisciplinarias.
Las herramientas de la Psicología Social, aplicadas por los Psicólogos Sociales radicados en Tierra del Fuego, han demostrado ser útiles en los tiempos de pandemia cuando, junto a otras agrupaciones atendieron personas y familias en estado de vulnerabilidad. Sin embargo, hace más de 10 años (actualmente ya son más de 200 profesionales) aguardan las garantías legales para el ejercicio de su función.
Esta nueva presentación fue objetada por la Asociación Fueguina de Psicología a las autoridades legislativas. Las refutaciones por la denominación de Psicólogos Sociales, lo que consideran debe ser exclusiva para quienes accedieron a la formación de grado universitario y que la Autoridad de Aplicación sea el Ministerio de Salud.
En la idea de aproximarnos al tema le acercamos una cronología de la situación en que se encuentra el proyecto, porque entendemos que sumar saberes para el bienestar de la población y aportar otras miradas nos enriquecerá.