Tal como lo explican desde el INTA, compostar es una actividad sencilla, con múltiples beneficios. La mayor dificultad, es habituarse a ser responsable de los deshechos que salen del hogar.
RIO GRANDE.- Abril se reconoce como el mes del compost. Desde el INTA, tanto en Río Grande como en Ushuaia, se puede acceder a información para comenzar a tratar los residuos orgánicos que se producen en la casa. Una actividad que resulta beneficiosa para el ambiente, para la economía, entre otros aspectos. En esta nota, la experta Kati Pohjola, del INTA Ushuaia, explica más sobre compostaje.
“Se puede empezar a compostar en cualquier momento del año. Obviamente va a haber épocas más limitantes que otras para tener un arranque exitoso que otros, pero ninguna época del año es limitante para arrancar”, dijo Kati Pohjola, integrante del equipo Técnico del INTA Ushuaia.
Para poder compostar lo más importante es tomar la decisión de empezar: “Es necesario concientizar sobre la separación en origen de los residuos, y de cómo minimizar la cantidad de residuos que enviamos de nuestras casas, y hacernos responsables de los residuos que generamos. El 60% del volumen de residuos hogareños es orgánico, y los orgánicos son compostables”, indicó la especialista.
El compostaje de residuos es una actividad que se ha incrementado en los últimos años. Tal es así, que el 25 de abril por la mañana se realizó, vía streaming, en el IG de la ONG A Limpiar Ushuaia; una charla en la que se explicaron los procedimientos básicos del compostaje, se respondieron dudas en vivo.
Cómo empezar
“El momento óptimo es ahora, cuando quieran”, indicó Pohjola. Además, la técnica reconoció que el aislamiento puede resultar ventajoso en el sentido en que proporciona más tiempo para adquirir hábitos nuevos.
“Es que lo más difícil del compost es eso, adquirir el hábito. Es como una persona que empieza a usar el cinturón de seguridad en el auto. Pero, justamente el aislamiento puede ser un buen momento para comenzar a compostar”, dijo.
Los motivos para compostar también pueden ser varios. Desde un punto de vista organizativo, puede ser por el deseo de no generar tanta basura. Otro fin, un poco más ideológico, puede ser el ‘devolver’ parte de los restos orgánicos de lo que uno consumió para alimentarse, de nuevo a la tierra que los generó. Otro motivo puede ser el deseo de compartir una actividad con los niños y niñas de la casa, involucrarlos en ir separando e ir armando un compostero.
“El que ellos vean las cáscaras de colores en un par de meses se descomponen en el compost que parece tierra y es homogéneo de color marrón; la transformación visual, es un impacto muy grande en los chicos. Las lombrices que empiezan a aparecer es un momento de charla con nuestros hijos o sobrinos, que genera toda una vinculación nueva en las familias muchas veces”, describió Kati.
Y agregó: “Otras personas deciden compostar porque quieren cultivar y el suelo, tanto en Ushuaia como en Río Grande, es muy nuevo, muy virgen y no tiene una fertilidad neta muy alta. El compost es un fertilizante orgánico que se puede generar en casa, para abonar y fertilizar nuestras plantas de interior o de exterior, árboles, hortalizas, frutales”.
Qué compostar
Todo lo que tuvo vida, incluido lo animal y lo vegetal, termina de descomponerse en sus partículas constitutivas más pequeñas: “Nosotros vamos a hacer una selección de algunos de esos elementos orgánicos, no vamos a poner todo. Porque en general el compost lo tenemos cerca de nuestras casas, y queremos evitar malos olores o que se pudra, no queremos que sea un foco de atracción de roedores y otros animales. De todo lo que sí se descompone vamos a elegir algunas cosas”, remarcó Pohjola.
Algunos de los deshechos que no pueden ir al compost son: restos de carne de todo tipo, clara o yema de huevo, alimentos preparados y aderezados; los estiércoles de animales domésticos, omnívoros, carnívoros.
Los deshechos compostables incluyen las peladuras de frutas y verduras, restos de poda exterior o plantas de interior, el pasto cortado por uno, hojas que caen en el otoño, yerba, saquitos de té o café, borra de café; los rollos de cartón de papel higiénico o rollos de cocina cortados en pedacitos, papeles con poca o nula impresión, servilletas de cocina (no así pañuelos descartables usados, que pueden contener bacterias o virus). Cenizas de leña de salamandra, no de asado, virutas de madera, algas y estiércoles de animales herbívoros, en poca cantidad.
“Y cada tanto, lo que se puede hacer es poner un par de paladas del bosque que contiene microorganismos propios del suelo que favorecen la descomposición”, detalló la especialista.
Compost que crece
En Ushuaia, por lo menos, Kati Pohjola reconoció que existen varios establecimientos que están incorporando la práctica de tratar los residuos orgánicos
“Aunque no tengo el listado, sé que hay locales que están compostando. Desde hoteles, restaurantes. Algunos de ellos que tienen su propia huerta, y hacen comida para pocos comensales. Y cada vez más establecimientos están incorporando la práctica. Hay mucha gente motivándose desde lo personal también. Mucha gente que se ha contactado con INTA muy interesada con la modalidad”, indicó.
Además, la especialista recalcó que es muy factible comenzar, aún en aislamiento, a tratar los residuos de la casa, desde casa: “Es mucho más fácil desde el núcleo familiar, comenzar desde lo pequeño hacia lo grande. Es más factible que el individuo se haga responsable de sus deshechos, a esperar que el municipio, gobierno o nación se hagan cargo de procesar los deshechos de la comunidad”, concluyó.
Las consultas sobre éste y otros temas relacionados, pueden plantearse a través de las redes sociales buscándolas como INTA-Prohuerta Tierra del Fuego.