El siglo XXI encuentra al sistema educativo, y en particular al nivel secundario, en una coyuntura global de crisis que afecta esferas esenciales de la vida y se expresa en diversos fenómenos locales, regionales y mundiales.
El advenimiento de una nueva sociedad atravesada por la Cuarta revolución industrial, poscapitalista, posmoderna y configurada en red, es denominada por muchos autores como “sociedad del conocimiento” por el uso intensivo del mismo como factor de producción. Realidad aumentada, big data, internet de las cosas, inteligencia artificial forman parte de los modelos de producción. De esta manera, la sociedad del conocimiento impone nuevas condiciones sociales, políticas y económicas a las que se agregan características como la incertidumbre y la inmediatez que deben ser comprendidas en su complejidad por los jóvenes que egresen del sistema secundario.
Resulta fundamental resignificar nuevamente los fines y prácticas de la educación, en el particular contexto de disputa de sentidos, restituyendo el carácter de derecho y de proyecto ético y político a la práctica educativa. En este sentido, el Nivel Secundario propone la formación de personas capaces de pensar los importantes problemas políticos, ambientales, económicos y sociales de orden global; ciudadanos y ciudadanas capaces de pensar un orden económico y social diferente donde lo local y regional puedan ser visibilizados en sus particularidades y en sus articulaciones con la escala nacional, continental y global.
Asimismo, los avances en la automatización, los sistemas de información y comunicación permiten superar los límites de las instituciones clásicas. Las grandes organizaciones tienden a reconvertirse en unidades flexibles que trabajan en equipo y en red desarrollando proyectos. Teniendo en cuenta las características de esta sociedad, ¿qué cualidades y capacidades debería tener un alumno al egresar del nivel secundario para desenvolverse satisfactoriamente en el siglo XXI?
Este contexto exige una transformación de la institución escolar para que los jóvenes construyan aprendizajes relevantes, desarrollen capacidades que les permita seguir aprendiendo durante toda la vida, pensar críticamente, resolver problemas, comunicar sus ideas, comprometerse con la transformación de la realidad y trabajar con otros. Esto requiere desplegar experiencias pedagógicas con nuevos sentidos, formatos y prácticas que fortalezcan el vínculo de la escuela con las situaciones de vida de los/las jóvenes, reconfiguren el uso del tiempo y espacio escolar, ofrezcan variadas estrategias de enseñanza interdisciplinarias y formen competencias digitales.
La ONU planteó para 2030 diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible destinados a erradicar la pobreza y construir sociedades pacíficas e inclusivas. El objetivo N° 4 promueve el logro de una educación inclusiva, equitativa y de calidad, con oportunidades de aprendizaje durante toda la vida y para todos. En este marco, el Ministerio de Educación Nacional y el Consejo Federal de Educación acordaron el Plan Estratégico Nacional que asume a la educación como un bien público y un derecho que constituye un pilar fundamental para la conformación de una sociedad más justa, equitativa, inclusiva y democrática.
Estas metas mundiales y nacionales comprenden una transformación estructural de la institución educativa y la promoción de propuestas didácticas que desarrollen capacidades, empoderen a los jóvenes, despierten la curiosidad y generen compromiso y responsabilidad en los estudiantes. De esta manera, la complejidad del trabajo docente plantea desafíos para su mayor profesionalización que consisten en fortalecer el componente científico técnico de la función pedagógica, redefinir el componente vocacional en función de las realidades contemporáneas e insistir en el compromiso con la formación de una ciudadanía activa y la construcción de una sociedad más justa, más libre y por lo tanto más “humana”.
En conclusión, la comunidad fueguina debería propiciar espacios de debate con el fin de acordar y definir políticas educativas que vayan en el sentido de los cambios globales y locales. ¿De qué hablamos en nuestra provincia cuando hablamos de educación? ¿Qué opinan los diferentes actores sociales que integran la comunidad fueguina? Tenemos un enorme camino por delante que tiene a los jóvenes como protagonistas y solo se puede transitar con capacitación, conocimiento y profesionalismo.
ERICA VITTORANGELI
Profesora de Filosofía y Ciencias de la Educación
Licenciada en Educación