Los Gobernadores ya pergeñan un gran interbloque peronista

 

BUENOS AIRES (NA).- La «liga de Gobernadores peronistas» presiente que las próximas elecciones legislativas, en las que avizoran una derrota de Cristina Kirchner en la provincia de Buenos Aires, será la gran oportunidad de recuperar el protagonismo opositor, hoy en manos del kirchnerismo, y en términos institucionales ya empezaron a moverse para conformar un interbloque que incluya al massismo, entre otras bancadas del gran archipiélago justicialista.

La reunión del martes pasado en el despacho del jefe de bloque del PJ de la Cámara alta, Miguel Pichetto, con diputados y senadores justicialistas y el gobernador de la Rioja, Sergio Casas, fue la confesión pública de un plan que ya venía elaborándose tras bambalinas desde el momento en que el recuento de votos de las PASO dejó a la expresidenta cuesta arriba de cara a octubre.

Para poder dar el zarpazo y reconfigurar el mapa de las fuerzas vivas del PJ en torno a un nuevo polo de poder, los mandatarios provinciales necesitan como el agua una derrota -aunque sea por un pelo- de la candidata a senadora nacional de Unidad Ciudadana en Buenos Aires.

La idea que se viene gestando es dar forma luego del verano a un interbloque con base en el Bloque Justicialista (BJ), presidido por Oscar Romero y referenciado en Diego Bossio, que logre aglutinar a todos las bloques de extracción peronista y afines, y que en ese sentido se erija como «espejo» de la bancada que lidera Pichetto en el Senado, con posibilidades concretas de arrebatarle al kirchnerismo el lugar de segunda minoría.

En el radar aparecen el Frente Renovador, con el que ya hay puentes establecidos; y los bloques del Movimiento Evita; Frente Cívico por Santiago; Frente de la Concordia Misionero; Brigadier Juan Bautista Bustos (referenciados en el gobernador cordobés, Juan Schiaretti); entre otras bancadas de la variopinta constelación justicialista.

En diálogo con NA, el diputado salteño del BJ Pablo Kosiner blanqueó esta estrategia y resaltó que en primer lugar tiene expectativas en ampliar la propia bancada sobre la base de la «representatividad de los gobernadores», para luego avanzar en las gestiones con otros sectores en función de un interbloque.

«Las listas de candidatos a diputados nacionales de los gobernadores tienen su propia impronta. Ya no tienen que negociar como antes», ponderó.

Sobre las aspiraciones del BJ, señaló: «Un espacio político que supere los 40 diputados ya se torna muy interesante desde el punto de vista de la agenda. Queremos expresar lo que viene del peronismo después del 22 de octubre, donde creemos que muchos gobernadores van a salir legitimados».

Fuentes que trabajan en el embrión de este armado parlamentario adelantaron a NA que en un cálculo muy preliminar del interbloque tendrían 63 integrantes, a los que podrían sumarse algunos otros que por ahora no forman parte de las conversaciones, como los puntanos de Compromiso Federal y un puñado del Frente para la Victoria que no reporta directamente a Cristina Fernández de Kirchner.

«La idea no es excluir a nadie. Pero sí dejar claro que quien marca la agenda y la política del peronismo van a ser los gobernadores. Esta elección va a dejar claro que ese rol ya no lo va a poder tener más el kirchnerismo, al que creo que le va a ir muy mal en las urnas. Cuando ellos encabezan un espacio político se generan límites para crecer», aseguraron las fuentes consultadas.

Resaltaron a su vez que la política de la confrontación permanente del FPV «ya fue derrotada» y que el perfil del interbloque conducido por los mandatarios provinciales va a ser el de «plantear una relación más racional con el Gobierno nacional».

«Ellos tienen que sacar la provincia adelante, tienen que pagar sueldos, tienen que gobernar», añadieron.

De llegar a buen puerto este armado, el duelo con el kirchnerismo por la segunda minoría será para alquilar balcones: de repetirse los resultados de agosto totalizaría alrededor de 70 legisladores propios, pero con el riesgo latente de perder algunas bancas en manos del BJ.

Esta discusión no es meramente simbólica, ya que se pone en juego nada menos que la vicepresidencia de la Cámara, así como presidencias en comisiones, lugares en la AGN y en el Consejo de la Magistratura.

Si bien no se muestran desesperados por superar en número al FPV, ya que «lo importante es tener un bloque coherente y una buena plataforma política», fuentes del justicialismo reconocieron que sería «espectacular» obtener la segunda minoría, «porque en la negociación mientras tengas más lugares más privilegios tenés».

«Hay que construir una plataforma que empiece a mostrar volúmen político, y que en algún momento cuando la ola (de Cambiemos) empiece a bajar podamos ofrecernos como la alternativa, ya sea en 2019 o en 2023», destacaron, en tanto que posicionan al gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, como el dirigente que podría emerger con mayores posibilidades de conducir este proceso de renovación.

Fuentes del Frente Renovador consultadas por esta agencia evitaron pronunciarse respecto a los contactos en este sentido, aunque reconocen que el líder de ese espacio, Sergio Massa, tiene buen diálogo con los gobernadores.

Desde el justicialismo aseguraron que «ya hay conversaciones» con el tigrense, y recalcaron que «es un esquema donde se sentiría cómodo».

«En esta elección quedó claro que el Frente Renovador llegó a su fin. La única posibilidad que tiene de seguir con fuerza es metiéndose en esta rosca con los gobernadores», sentenciaron.

El líder del Frente Renovador será invitado a un cónclave formal de gobernadores y parlamentarios justicialistas que tendrá lugar el 25 o 26 de octubre, con el objetivo de fijar las prioridades en la discusión del Presupuesto 2018, pero que también se insinúa como una instancia de articulación del «peronismo que se viene» a nivel nacional.