La capital tucumana brinda paseos por la historia a través de sus edificios emblemáticos, como el Museo Casa Histórica de la Independencia que muchos eligen conocer ni bien llegan a la ciudad y que se puede visitar con reserva y aforo debido a la pandemia.
TUCUMAN.- El mes de la Independencia que se vive en San Miguel de Tucumán marca el ritmo del Norte argentino convertida en centro urbanístico, comercial, gastronómico y cultural que invita a vivir una experiencia en un equilibrio con la exuberancia de las yungas a minutos de la ciudad, y que ofrece sus atractivos para esta temporada de invierno.
La capital tucumana brinda paseos por la historia a través de sus edificios emblemáticos, como el Museo Casa Histórica de la Independencia que muchos eligen conocer ni bien llegan a la ciudad, y que se puede visitar con reserva y aforo debido a la pandemia.
En sus salas se relatan los procesos que desembocaron en la Declaración de la Independencia Nacional, y en el atardecer, un espectáculo de luz y sonido trasladarán al visitante a los momentos fundamentales de la historia del país.
El recorrido citadino continúa en la plaza Independencia, que contiene la Estatua de la Libertad de la escultora tucumana Lola Mora, y que permite percibir el epicentro urbano, con los edificios de importancia política y social.
Destacan el Museo de Arte Sacro (junto a la Catedral): de Historia Natural, erigido junto al Instituto Miguel Lillo, solar que perteneció al naturalista que dedicó su vida al estudio y desarrollo de la biología; y el Museo Casa Padilla, de arte decorativo, obras europeas y objetos hispanoamericanos del pasado colonial.
Para el presidente de la Asociación Tucumana de Guías de Turismo, Rubén Fernando Olmedo, la ciudad se distingue porque combina la historia y la naturaleza.
El especialista hizo un detalle de la Casa Histórica y explicó que “el Salón de la Jura de la Independencia es original, el ámbito donde se desarrolló la Asamblea, y que cuando hay chicos en el grupo de visitantes les hacemos tocar ese piso histórico mientras una voz en voz, con aura de misterio, relata la historia”, explicó.
Además, el edificio posee muchas habitaciones, en las primeras de las cuales vivía la dueña, doña Francisca Bazán de Laguna, quien había heredado la casona de su esposo Nicolás Laguna.
“Hay un segundo patio y, en el tercer espacio, donde hay huerta y hoy están los frisos sobre relieve de Lola Mora donde figuran los protagonistas de la historia y en donde ella se tomó la licencia de poner dos presidentes argentinos nacidos en Tucumán: Julio Argentino Roca y Nicolás Avellaneda”, agregó.
Por ley nacional, San Miguel de Tucumán es la Capital Honorífica de la Nación y cada 9 de Julio todos los actos se realizan en esta ciudad.
“El Tedeum, el chocolate que se convida esa mañana, se realiza en San Miguel que, este año, además, reinauguró el paseo en plaza Independencia donde quedará iluminada la Estatua de la Libertad de Lola Mora”.
En la actualidad la ciudad cuenta con una población de más de 600 mil habitantes que la convierte en la urbe más importante del Norte y marca el ritmo citadino que sorprende a quienes recalan por primera vez.
Para muchos, después del mediodía y hasta la tarde, vuelve la tranquilidad a la hora de la siesta, pero la movida comienza desde el atardecer y hay opciones para todos los gustos.
Muchos recomiendan recorrer la zona de las calles 25 de Mayo y Santa Fe, conocida como el “Barrio Norte” de San Miguel donde hay un gran abanico de opciones de gastronomía típica norteña como la humita, el locro, los tamales que son parte de un clásico, y los cartas gourmet de platos internacionales están a la orden del día en los distintos restaurantes.
“Es el Barrio Norte, donde está la plaza Urquiza, el Casino, el Teatro San Martín y la Legislatura provincial”, destacó Olmedo, que recomendó también hacia el Sur, “donde está la plaza san Martín, como otro de los polos gastronómicos y de las movidas tucumanas”.
Una clave para quien quiere sentirse de San Miguel de Tucumán es darse el gusto de probar el famoso “sánguche” de milanesa tucumano, con sus capas de milanesa, sus rodajitas de tomate fresco, lechuga en tiritas y aderezo que, si es picante, se convierte en una auténtica experiencia.
Si algo caracteriza a Tucumán es la vida nocturna, y es así que durante toda la semana, en especial de jueves a domingo, el visitante podrá disfrutar de centenares de bares, peñas, pubs, discotecas, salas de juego y teatros.
Con sólo pasear por el centro, el microcentro o Yerba Buena, detalló Olmedo, el visitante se deslumbrará con las luces de los bares, pubs y peñas.
Para los amantes de la movida más urbana, el centro es la opción ideal y, para quienes prefieren mirar los cerros más de cerca y disfrutar de una brisa más fresca, en Yerba Buena sobran alternativas.
Se puede decir que la ciudad de San Miguel de Tucumán está prácticamente inmersa en las yungas más grandes del país, que acompañan la travesía hasta el cerro San Javier –a solo 20 minutos– y durante el día despliegan un sinfín de opciones de actividades al aire libre.
También se disfruta de la naturaleza que ofrece la Reserva Natural Experimental Horco Molle y el Jardín Botánico, inmersos en el corazón de una de las fitorregiones de mayor biodiversidad del país.
En la Villa El Cadillal, el dique Celestino Gelsi, elegido por todos para vivir una jornada a pleno con la naturaleza se despliegan los deportes náuticos como el kayak; aunque los que buscan más adrenalina tienen una cita obligada en Loma Bola para volar en parapente.
Por la Ruta Provincial 340, a sólo 25 kilómetros de la ciudad, se asciende al Cerro San Javier, que le da la impronta a San Miguel de destino de turismo de naturaleza por excelencia, con deportes náuticos, ciclismo, parapente, cabalgata y golf, que se practican en medio de un ecosistema que lo convierten también en la Capital del Senderismo.