Luis Gliubich Kokich: un visionario que se animó a todo

A lo largo de 101 años Río Grande fue ofreciendo desafíos que requerían audacia y predisposición al trabajo duro. La familia Gliubich aceptó los retos y echó raíces, dejando huellas imborrables y marcando el rumbo del progreso.

RIO GRANDE.- En tiempos en que Río Grande era apenas un asentamiento en el que vivían poco más de mil quinientas personas, Luis Alberto Gliubich, Contador Público Nacional y relojero de oficio, llegó de Punta Arenas junto a su esposa, Ana Kokich, con la intención de afincarse y trabajar duro. Corría la década del 30’ e inmediatamente recibió una oferta para ejercer como contador del Hotel Federico Ibarra, a la vez que llevaba la contabilidad en la Estancia José Menéndez.

La empresa de transporte de pasajeros, dos camionetas carrozadas, con las que unía Río Grande, Ushuaia y Punta Arenas. La primera aprobada por la Secretaría de Transporte de la Nación, para tan fundamental servicio.

Eso no le impidió desarrollar la actividad de relojero en forma simultánea. Pocos años después, viendo la necesidad de un pueblo que crecía lentamente con la llegada de nuevos emprendimientos, fundó, junto a Roy Ormiston, el almacén La Estrella del Sur, uno de los dos almacenes que había en ese momento junto al de la familia Raful.

En 1942 nació su hijo también llamado Luis, más conocido como “Lucho”, quien se transformaría luego en un gran visionario y emprendedor, quien se animó a aceptar todos los desafíos que se le pusieron por delante. La muerte prematura de su madre, a los 8 años, lo obligó a templar su espíritu ya que luego de esa pérdida su padre decidió enviarlo pupilo al Colegio Sagrado Corazón de Jesús, en Buenos Aires. Tras el breve desarraigo, regresó a su ciudad natal para hacer la escuela secundaria en la Misión Salesiana, graduándose como mayordomo de estancia, título que la escuela otorgaba por aquel entonces.

Era el título de “Mayordomo Rural” de la época de Juan Manuel de Rosas. Mucho después se cambió por el título de técnico agrónomo”, explica su hijo Fernando Gliubich para comprender el significado de aquella formación escolar.

A los 15 años, cuando termina la escuela, Luis se fue a trabajar como puestero a la Estancia María Behety cuidando borregos. Luego renunció y fue contratado por Patrick O’Byrne para trabajar en la Estancia Cullen donde permaneció durante dos años y medio.

Vida fueguina

Por ese entonces, el gobierno de Campos tenía previsto comenzar a construir las hosterías en distintos puntos del territorio, las cuales estaban sujetas a los paradores de la policía.

“Con apenas 20 años, mi padre ve la posibilidad de llevar con un camión los materiales para la policía y también, a su vez, sacar rollizos del monte, con la idea de progresar. Así comienza a sacar vigas de madera en el invierno, y durante la temporada cargaba materiales para llevar a las hosterías”, relata Fernando.

La familia Gliubich aceptó los retos y echó raíces, dejando huellas imborrables y marcando el rumbo del progreso,

“Más tarde aparece la oportunidad de poner una empresa de transporte de pasajeros, así que vende el camión y compra dos camionetas carrozadas con las que unía Río Grande, Ushuaia y Punta Arenas. La suya fue la primera empresa aprobada por la Secretaría de Transporte de la Nación”, rememora.

A medida que el progreso avanzaba, aparecían nuevas oportunidades. Así fue como aceptó la representación de Austral Líneas Aéreas, la cual tuvo durante un breve tiempo, hasta que comenzaron a nacionalizarse los contratos de petróleo y, sin dudarlo, el joven Luis se presentó a la licitación, convirtiéndose en contratista de YPF haciendo el mantenimiento de las baterías de los yacimientos TF1 y TF2 durante 17 años.

“Mientras hacía ese trabajo, en el año 1974 le ofrecen comprar la Estancia Fueguina, un lote de 10 mil hectáreas en la ruta complementaria A, en la zona de San Pablo y ahí empieza su actividad ganadera. Después, en 1981, compró la Estancia Yrigoyen y en el año 1994 compró la Estancia San Pablo, todos lotes de 10 mil hectáreas cada uno”.

Así, durante sus últimos 37 años de vida, desde que se liquidó YPF hasta su muerte en 2006, Luis Gliubich se dedicó a la cría de ganado ovino y bovino, dejando infinitas huellas en cada camino que se animó a recorrer.

Un comentario sobre «Luis Gliubich Kokich: un visionario que se animó a todo»

  1. Muy linda nota mi tío se animaba a todo .peroi abuelo se llamaba Luis Antonio gliubich camuzzi y junto a Roy ormiston le compraron a menon la estructura y el negocio

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