El cambio climático duplicó el número de sitios naturales Patrimonio de la Humanidad que están amenazados de desaparición, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
BUENOS AIRES (AFP).- De los 241 sitios naturales clasificados en el Patrimonio Mundial de la Unesco, 62 están ahora “amenazados por el cambio climático” en comparación con 35 en 2014 (de un total de 228), año en que se divulgó el precedente informe “Horizonte del patrimonio mundial”, realizado por la UICN.
Entre ellos está el Machu Pichu peruano o la reserva de la biosfera de la mariposa monarca en México. En ambos casos, además del cambio climático influyen otros factores, como el turismo o la contaminación.
“Este informe envía un mensaje claro para los delegados reunidos en Bonn para la 23ª conferencia de la ONU sobre el clima: el cambio climático actúa rápidamente y afecta a los tesoros más preciados de nuestro planeta”, comentó el director general del UICN, Inger Andersen, en un comunicado.
“La amplitud y el ritmo con los que se degrada nuestro patrimonio natural subraya la necesidad de acciones y compromisos nacionales urgentes y ambiciosos para aplicar los Acuerdos de París”, agregó.
Desde la Gran Barrera de Australia a las costas de Belice, pasando por las Seychelles o el atolón de Aldabra, todos los arrecifes de coral indexados por la Unesco se ven afectados por el aumento de temperatura del mar, que provoca su blanqueamiento.
Al otro extremo del arco medioambiental se hallan los glaciares de parque nacional de Kilimanjaro, en Tanzania, o la región de Jungfrau-Aletsch, en los Alpes suizos.
Pero el cambio climático también afecta a las zonas húmedas, a los deltas, o a los ecosistemas vulnerables ante los incendios. El informe estima que ese recalentamiento del planeta supone un “riesgo potencial” para unos 55 sitios en esas categorías.
Esos lugares juegan un papel “crucial para las economías y los medios de subsistencia locales” y su “destrucción puede tener consecuencias devastadoras que van más allá de su belleza excepcional y de su valor natural” destacó Tim Badman, director del programa Patrimonio Mundial del UICN.
“En el parque nacional Huascarán de Perú, por ejemplo, el deshielo de los glaciares impactó en el suministro de agua y la contamina al igual que la tierra con los metales pesados que antes estaban prisioneros en el hielo”, explicó.
Aunque el cambio climático es “la amenaza que aumenta más rápidamente”, llega en segundo lugar, por detrás de las especies invasivas. El turismo, el desarrollo de infraestructuras (rutas, presas, minas) la caza, la contaminación o la eficacia de la gestión de los sitios también tiene un impacto en la conservación.
Teniendo en cuenta la suma de todos esos factores, la UICN clasifica 17 sitios (7%) en situación “crítica”, como la reserva de la biosfera de la mariposa monarca en México o el parque natural de los Everglades en Estados Unidos. Doce se hallan en Africa, como el lago Turkana en Kenia o el parque Virunga en República Democrática del Congo.
El Machu Picchu peruano, las Islas Galápagos, el lago Baikal ruso, la Gran Barrera de Coral australiana forman parte de esos 70 sitios (29%) que “preocupan seriamente”. En otros 12 la situación se degradó, como en el bosque polaco de Bialowieza, y en otros 14 mejoró, como en el parque Comoé de Costa de Marfil, donde pudieron restablecerse las poblaciones de elefantes y chimpancés.
Cómo afecta el cambio climático al turismo
El cambio climático plantea un riesgo creciente para el sector turístico, para los propios turistas y para las economías que se asientan en el gasto derivado, según la Organización Mundial de Turismo (OMT).
La revista digital Caribbean News señala que este cambio supone un peligro en aumento para la actividad en muchos destinos, porque el turismo depende en gran medida del clima. Los destinos turísticos de todo el mundo se enfrentan a la incertidumbre de experimentar un desastre en algún momento; sin embargo, muy pocos han desarrollado planes eficaces de gestión para prevenir y resolver tales contingencias.
El cambio climático puede transformar también el entorno natural que tanto atrae al turista. Sabemos que erosiona el litoral, deteriora los arrecifes de coral y otros ecosistemas sensibles, reduce las nevadas en las regiones montañosas y afecta a servicios básicos como el suministro de agua.
Los fenómenos meteorológicos extremos, como los huracanes o las inundaciones, ponen en peligro la salud y la seguridad de los turistas y de las poblaciones locales y pueden destruir la infraestructura básica del lugar. Cuando esto ocurre, las imágenes del hecho disuaden a los posibles visitantes y esto deriva en una incidencia negativa en la economía local. Por otra parte, la alteración de los patrones meteorológicos podría ofrecer nuevas oportunidades al sector turístico, al incrementarse el número de visitas en meses que antes eran de temporada baja.
El primer paso que debería dar una estrategia eficaz para la gestión de desastres es la planificación y la evaluación de las situaciones potenciales y su probabilidad relativa de ocurrir. Aquí debe incluirse un análisis histórico de los desastres naturales en la región, junto con un sondeo de los escenarios ambientales y alternativos actuales y emergentes. Además, las organizaciones y las comunidades deberían ser informadas sobre la implementación de una estrategia que tendría que ser permanentemente actualizada.