Durante dos fines de semana, comenzando este sábado, la ciudad fronteriza es el centro de encuentro intercultural de la región.
JUJUY.- La Manka Fiesta 2022 lleva una tradición que se renueva año a año en La Quiaca, un ritual que hermana a las zonas de la Puna; los lugareños esperan una nueva edición con los saberes ancestrales que forman parte del legado inclaudicable de sus antepasados.
La feria, que convoca a diferentes comunidades con la cultura de artesanías, el sonido de cajas y erkenchos, y los sabores regionales que se unen en un mismo lugar, espera a los visitantes el sábado 15, domingo 16, sábado 22 y domingo 23 de octubre.
Forjar lazos económicos y culturales
“Estamos volviendo con los colores y costumbres que nos identifican para vivir nuevamente la feria que llama a nuestros hermanos y hermanas de diferentes comunidades al encuentro con la música y sabores regionales”, expresó el jefe comunal Gallardo. En ese sentido, recordó que es posible “volver a forjar lazos económicos y culturales con los hermanos de Villazón debido a la reciente reapertura para el tránsito vecinal del puente internacional, lo cual se venía trabajando intensamente con Nación”.
La Quiaca, sede de esta celebración, es cabecera del departamento de Yavi, en el norte de la provincia de Jujuy. Sirve de paso fronterizo con Bolivia a través de su contraparte Villazón, con la cual suma una población de más de 50 mil habitantes.
La apertura de la Manka Fiesta está prevista para este sábado 15 y continuará el domingo 16, jornada en la que se sumarán los festejos por el Día de la Madre, para continuar el sábado 22, fecha para la que también se programó un encuentro de copleros y erquencheros; mientras que el domingo 23 de octubre será el último día de la feria.
En los diferentes rubros de venta estamos contando con más de trescientos inscriptos que llegan de diferentes puntos de la región, por lo cual auguramos una ‘Fiesta de las Ollas’ con amplia visita de pobladores y turistas”, afirmaron finalmente los voceros del municipio fronterizo.
El tradicional evento expone creaciones de tinajas, platos de barro cocido y otros objetos de alfarería, como también tejidos de lana de llama, barracanes, entre otros, que los lugareños intercambian por chalonas, quinua, chuño, papas y demás productos agrícolas de la zona andina.
Si bien se pondera el trueque de los productos artesanales, agrícolas y ganaderos, como en los orígenes de la Fiesta, el intercambio se ha venido actualizando con las nuevas formas de comercialización.