La hermana Narine es una de las miles de armenios que se movilizaron este lunes 24 de abril para conmemorar a las víctimas del genocidio. “Es un día que no puede ser olvidado jamás”, asegura a Infobae.
BUENOS AIRES (INFOBAE).- El mal clima y la lluvia intermitente no fueron excusa. Los armenios se movilizaron como cada año. Pero este no fue un año más. El drama que vive la población de Nagorno Karabaj por el bloqueo impuesto por Azerbaiyán, y el miedo a un inminente estallido bélico como ocurriera hace dos años, exacerba esa necesidad de la población de reclamar paz. “Para nosotros la situación no es segura hasta ahora. Rezamos constantemente para que haya paz; no queremos más víctimas”, confiesa Narine.
Apenas unas horas antes, a través de un comunicado con motivo del 108 aniversario del genocidio, el gobierno había vuelto a denunciar que Bakú lo que busca es llevar a cabo “una limpieza étnica”: “Lamentablemente, hoy, al igual que hace un siglo, el peligro de la política genocida se hace notar en distintas partes del mundo y los armenios de Nagorno Karabaj enfrentan la amenaza de genocidio y limpieza étnica”.
El monumento está compuesto por 12 losas que representan a las 12 provincias más afectadas durante el genocidio perpetrado por el Imperio Otomano entre 1915 y 1923. Cada una está separada por unas angostas escaleras que, a casi metro y medio de profundidad, conducen a “la llama eterna”. Alrededor, la gente deposita flores. En la parte exterior también hay decenas de arreglos florales, muchos de los cuales son enviados por aquellos países que reconocen el genocidio armenio.
Mariano Vergara es el embajador argentino en Ereván. En su calidad de máxima autoridad diplomática en el país también se acercó al memorial a dejar una flor y a acompañar al pueblo armenio en este día de “gran significación”.
Después de pasar por el Memorial, muchas familias también se trasladan hacia el cementerio militar de Yerablur, donde están los restos de los caídos en las guerras de Nagorno Karabaj. Las lápidas se ubican una al lado de la otra, sin distinción de rangos militares.
Todas las lápidas tienen sus respectivos arreglos florales y las fotos e identificaciones de los soldados caídos. Muchos de ellos nacidos entre 2000 y 2001. Es decir, jóvenes que al momento de ir a la guerra en 2020 no superaban los 20 años. Imágenes que hacen imposible no conectar con el dolor de esos familiares que permanecen estoicos bajo la lluvia recordando a sus seres queridos. Imágenes que por estas horas, en medio de la amenaza azerí, el pueblo armenio clama no tener que repetir en el futuro cercano.
“Es un día para la reflexión y para seguir rezando por la paz”, concluyó Narine.