BUENOS AIRES (NA).– El capitán de la Selección argentina, Lionel Messi, volvió ayer a entrenar diferenciado, aunque con mayor intensidad, por lo que se mantiene la incógnita sobre su presencia ante Panamá en la segunda fecha del Grupo D de la Copa América, el próximo viernes.
El rosarino, tal como ocurrió desde su llegada a la Selección argentina en Santa Clara, Estados Unidos, el viernes último, trabajó separado del grupo principal.
Es cierto que este lunes, en el regreso a los entrenamientos tras el triunfo por 2-1 frente a Chile en el debut del Grupo D, Messi incrementó la intensidad, bajo la atenta mirada y supervisión del kinesiólogo Luis García.
En un primer momento, Messi se calzó los botines, a diferencia de lo que ocurrió el lunes por la noche donde tuvo zapatillas para ver el encuentro ante Chile en el banco de suplentes, y le pegó a la pelota.
Después, mientras Messi aceleraba y cambiaba direcciones en carrera, los futbolistas que participaron del triunfo ante Chile realizaron trabajos regenerativos.
La idea del entrenador Gerardo Martino es que Messi juegue ante Panamá y, en todo caso, podría descansar en el último partido del grupo, ante Bolivia.
El otro jugador que trabajó diferenciado fue Lucas Biglia, quien se recupera de una mialgia -pequeño desgarro- en la pierna izquierda y recién podría reaparecer en cuartos.
Pastore y Lavezzi, a la par
Otra de las buenas de la jornada, en un clima muy distendido, fue la incorporación de Javier Pastore y Ezequiel Lavezzi al grupo.
Ambos, afectados por sendos desgarros, completaron el entrenamiento con normalidad.
Pastore y Lavezzi formaron parte del equipo que hizo fútbol ante un combinado juvenil del San José Earthquakes, perteneciente a la Liga MLS.
