En el día del cumpleaños de Mick Jagger, repasamos algunos de los datos más destacados de un hombre que supo mantener vigente su estilo.
Mick Jagger, el motor que mantiene en movimiento a la más grande y duradera maquinaria que dio la historia del rock llamada Los Rolling Stones, cumple 80 años, una cifra solo creíble si se lanza una mirada retrospectiva a su recorrido artístico y su consecuente influencia.
Es que el vigor que este hombre, nacido el 26 de julio de 1943 en el condado de Kent, en el Reino Unido, aún despliega sobre el escenario y la fascinación que provoca su estampa desafían los datos duros o, en todo caso, contradicen la relación natural que se establece entre el paso del tiempo y los achaques físicos, o la pérdida de impacto entre el público.
Probablemente, la clave de la vigencia de este artista, quintaesencia del frontman, resida en su hábil capacidad para mutar su estilo de vida y convertirse en el inteligente CEO de su propia empresa, pero sin resignar el estatus que lo elevó al olimpo de la cultura popular de la segunda mitad del siglo XX y lo transitado hasta ahora del siglo XXI.
Jagger encontró en Keith Richards a su socio ideal para surfear todo tipo de olas y sobrevivir a los cambios de modas, de manera tal que aún puede echar mano a los grandes clásicos juveniles y repetir los mohines escénicos que lo convirtieron en un ícono sin perder el golpe de efecto que todo esto produce en la audiencia.
Pero Mick Jagger anota su nombre entre las más grandes figuras que dio el rock por todo lo que fue representando a lo largo de una trayectoria que comenzó a forjarse cuando de adolescente tuvo un fortuito encuentro en una estación de tren con Richards. Bastó que ambos descubrieran que compartían la pasión por el blues norteamericano para que se iniciara una historia que pareciera no tener fin.