Exponen imágenes y archivos inéditos sobre los tehuelches en la Biblioteca Nacional. Se trata de fotos de alto valor histórico que fueron tomadas entre 1863 y 1963. La muestra estará vigente hasta el 30 de agosto. La entrada es libre y gratuita.
BUENOS AIRES.- La exposición, que se lleva a cabo en la Fototeca Benito Panunzi, es parte de un trabajo de investigación inédito y de gran relevancia histórica sobre esa etnia, basado en el libro homónimo “Tehuelches, danza con fotos”.
Está integrada por archivos fotográficos de colecciones públicas y privadas, tanto nacionales como extranjeras. Plantea las múltiples relaciones existentes entre el documento fotográfico y el indígena. Estas imágenes transmitidas a través del tiempo nos proporcionan en la actualidad un conjunto de informaciones claves para este pueblo injustamente olvidado.
La imagen refuerza la epopeya colonizadora de los pioneros y evita captar el despojo. Para la fotografía de la época el indígena, más que un sujeto (persona), es un objeto (cosa). Los retratados no tienen nombres propios, las imágenes convertidas en postales llevan textos imprecisos y generalizados “Indios de la Patagonia”, “Tehuelches típicos”, entre otros. Se puede apreciar el testimonio a través de once imágenes registradas entre los años 1863 y 1963 de las cámaras fotográficas de Benito Panunzi, Adolfo Alexander, Peter H. Adams, John Bell Hatcher, Rafael Castro y Ordoñez, Jimmy Doyg, Esteban Gonnet, G. Gûnter, Jakob Martín Jacobsen, Federico Kholmann, Bartolomé Loudet, Francis Meeks y Guillermo Kelsey, Clemente Onelli, Carlos Luis Spegazzini, Jessie Tarbox Beals y de fotógrafos no identificados.
Revisión de la historia oficial
Osvaldo Mondelo, autor del libro y editor de la muestra, afirmó: “Esta investigación propone una revisión de la historia oficial porque muchas veces se ha contado una historia un tanto mutilada, deformada, desmaquillada sobre los pueblos originarios de la Patagonia”. Las imágenes presentan retratos de tehuelches en diferentes contextos, desde Los Toldos, Patagonia, hasta estudios fotográficos en Buenos Aires, Europa y Estados Unidos. Según Mondelo, estas fotografías exhibían a los indígenas como “curiosidades antropológicas”, destacando la epopeya colonizadora de los pioneros pero evitando mostrar el despojo que sufrían.
Información de visita
“Tehuelches, danza con fotos” puede visitarse hasta el 30 de agosto de lunes a viernes de 10:00 a 18:00 y sábados y domingos de 12:00 a 19:00 en la Fototeca Benito Panunzi de la Biblioteca Nacional. La entrada es libre y gratuita.
La fotografía despierta la memoria
Cuando en pleno siglo XXI se lee en los diarios o en las páginas de internet que aún se sigue reprimiendo por la fuerza a los pueblos originarios por defender la tierra, por resistir el desalojo, la tala o contaminación de su espacio físico y espiritual -la selva, los ríos, el monte-, uno no puede de dejar de pensar que las venas de América siguen abiertas.
La historia se repite como una tragedia por intereses agropecuarios, petroleros o mineros. Así ocurrió en Tierra del Fuego y Santa Cruz a fines del siglo XIX y así continúa hoy con nuevas estrategias de usurpación en otras regiones de nuestro continente.
Al “indio”, como si fuera una cosa y no una persona, se lo desplaza, se lo corre y si molesta, se lo reprime. La información sale un día con titulares en la crónica policial y luego desaparece, como desaparecieron el oro y la plata de sus antepasados en las manos de Cortez o Pizarro. Los tehuelches no tenían piedras preciosas, pero perdieron en cien años el contacto con la civilización de la oveja y la prosperidad de los terratenientes ganaderos, el tesoro de su libertad.
Hombres, mujeres y niños tehuelches padecieron el despojo de la tierra, el alcoholismo, las enfermedades, la intolerancia religiosa, la discriminación cultural introducida por la colonización europea y criolla a la Patagonia.
Por eso siempre resulta insuficiente y necesario, a la vez, generar espacios de análisis, debate y reflexión sobre el pasado y el presente.
La imagen en todos sus soportes: dibujo, pintura, caricatura, historietas, fotografía, cine fue empleada durante mucho tiempo para denostar, ridiculizar o estigmatizar al indígena, como un representante de la incultura, el atraso y la ignorancia. Pero también es posible generar a partir de la imagen el conocimiento, respeto, conciencia por la historia, la cultura y los derechos de los pueblos originarios.
Como en el cuento de Lewis Carroll, “A través del espejo y lo que Alicia encontró allí”, la muestra fotográfica opera como un doble espejo. Observamos “al otro”, pero al mismo tiempo nos vemos a nosotros. Somos parte de una sociedad que aún mantiene vigente el discurso cultural justificador del eje civilización y barbarie. El espejo nos devuelve los prejuicios, la desmemoria y la invisibilidad que llega a nuestros días.
La muestra “Tehuelches, danza con fotos” propone resignificar el documento fotográfico y a partir de él una nueva mirada sobre “el mito pionero” en el extremo sur de la Argentina y Chile.
Ahí están las imágenes con la mirada de los excluidos. Muchos de sus descendientes siguen formando parte de los sectores más humildes y marginados de nuestro país, y la mano de obra barata de Latinoamérica.
El arte, en este caso la fotografía antigua, hace accesible lo incomprensible del hombre y pone una vez más en vigencia la máxima: ¡Una imagen cuenta más que mil palabras!
Entonces, con la potencialidad creativa de una lejana melodía, la fotografía nos despierta la memoria. Fuente: Identidad-cultural.com.ar