La ONU ha creado el Día Mundial contra la Discriminación de la Mujer. La ha puesto en la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible. Sin embargo, pese a sus denuncias, se avanza muy lentamente.
Las mujeres fueron las más perjudicadas por el coronavirus. Son las que más puestos de trabajo han perdido en las crisis económicas en curso, son las más vulnerables ante el cambio climático, y padecen las peores cifras de pobreza, mortalidad materna e infantil, enfermedades prevenibles y curables. Fallecen 300.000 mujeres pobres por año por causas evitables. La altura promedio de las mujeres de los estratos bajos es mucho menor que la de las clases medias y altas, reflejando los elevados niveles de hambre y desnutrición. Con avances, las mujeres siguen altamente discriminadas en los mercados de trabajo. Un reciente estudio de la ONU encontró que el personal directivo femenino es inferior, nunca hasta ahora se nombró para secretario general de la ONU a una mujer. Un porcentaje muy reducido de los presidentes del planeta han sido mujeres. Según los datos del Foro de Davos los sueldos de las mujeres son marcadamente inferiores a similar responsabilidad y al ritmo actual solo alcanzarán la paridad salarial dentro de 250 años.
El estigma cultural
Entre los datos de discriminación subyacen machismo, estereotipos educativos, antifeminismos, y figuras legales racistas, que han creado un clima hostil en la historia hacia las mujeres. Hasta hace poco la violencia sexual contra las trabajadoras era ejercida casi impunemente y ocultada por los poderosos, como lo atestiguaron los casos en que se tuvo que despedir al presidente del mayor grupo de televisión del mundo, Fox News, por sus niveles aberrantes de depravación sexual o al presidente del FMI por escándalos sexuales mayúsculos. Los feminicidios siguen activamente en muchos casos protegidos por la impunidad y el miedo de las mujeres a denunciar a quienes les pegan y las maltratan. Hay diversos países donde se trata de impedir u obstaculizar que las mujeres estudien, como es el caso de Afganistán, Pakistán, sectores del mundo árabe y países africanos.
El ejemplo de los premios Nobel
La mujer tiene un inmenso potencial que está siendo atacado y subutilizado a través de la discriminación. Sugerente lo que sucede con los premios Nobel, se han otorgado en los últimos 124 años un total de 975, solo el 6% a mujeres. En el 2023 se dieron 4 a mujeres: De la Paz, Narges Mohammadi – Irán; de Economía, Claudia Goldin – USA: de Medicina, Katalin Karikó – Hungría; y de Física, Anne L’Huillier – Francia.
El primer nobel a una mujer fue en 1903, en física a Marie Curie. Escapada de Polonia en la miseria más absoluta, con un amor y una entrega total a la investigación científica llegó a escribir, refieren aun cuando estaba por desmayarse por el hambre, ese genio nato a quien la academia de ciencias de Francia le negó nombrarla porque era mujer. A Marie las derechas y ultraderechas la acusaron de enemiga de Francia y de Europa, judía adúltera, antipatriota y muchas otras mentiras absolutas similares. Les ganó. En 1908 le volvieron a dar el premio Nobel, esta vez de química. Descubrió nada menos que la radiactividad y cómo utilizarla en la medicina. Su nombre quedó para siempre en la historia grande de la ciencia humana. Once academias de las principales del planeta la nombraron miembro de honor y hasta el día de hoy continúan los homenajes a su memoria y su coraje.
Hay que abrir paso profundamente a la mujer, desterrar la lacra de la discriminación y enriquecer la humanidad con su participación plena.
Por Bernardo Kliksberg – Presidente de RedUniRSE
Vicepresidente: Decano de la Facultad de Ciencias Económicas (UBA).