La secretaria de Obras y Servicios Públicos, Gabriela Castillo, desmintió lo dicho en el anuncio de Nación para la construcción de una planta de tratamiento de residuos cloacales en la Margen Sur.
RIO GRANDE.- La aclaración de la Secretaria de Obras y Servicios Públicos del Municipio se dio en respuesta a lo expresado en el anuncio nacional de la construcción de una planta de tratamiento de residuos cloacales en la zona de Margen Sur. Castillo celebró el anuncio, y puso a disposición de la obra todos los recursos del Municipio.
Respecto a la construcción de la planta en sí, Castillo recordó: “Es una obra que el Intendente de Río Grande presentó al Fideicomiso Austral hace más de tres años”.
Y agregó: “Esperamos que se pueda llevar adelante este proyecto tan necesario para la ciudad”.
La Secretaria además aseguró que todos los equipos técnicos del Municipio estarán a disposición del proyecto para garantizar que la obra que se ejecute esté acorde a lo que requiere este sector de Río Grande.
En el anuncio de Nación, se menciona al proyecto como la planta de tratamiento de residuos más ambiciosa de la Argentina, con una capacidad de brindar solución a 30 mil habitantes.
A esto, Castillo replicó: “En la Margen Sur habitan actualmente cerca de 40 mil personas y hay urbanizaciones autorizadas que dan una importante proyección de crecimiento, con lo cual es fundamental que la planta prevea una solución integral que incluya estas proyecciones y que no quede chica apenas finalizada”.
El proyecto nacional, tendrá un costo cercano a los 260 mil pesos y un plazo de 24 meses para su terminación. Además, se menciona el Plan Nacional de Hábitat, haciendo referencia a que, por la falta de tratamiento, los líquidos cloacales en la zona son volcados en crudo al mar y al río, generando un impacto ambiental negativo.
Esto último fue desmentido por Castillo, que negó que actualmente se arrojen residuos cloacales sin tratamiento al río Grande, y explicó: “Desde la casa del vecino los desechos cloacales pasan por una o más estaciones elevadoras donde es filtrada la totalidad de los sólidos. El líquido orgánico que queda sumado a algunas sustancias que se agregan en las propias plantas elevadoras es llevado exclusivamente al mar a 5 kilómetros de la desembocadura del río, donde se lleva adelante un proceso de biodigestión natural sin producirse contaminación”.
“A pesar de esto la construcción de una planta ayudará a mejorar este proceso aún más y generar un tratamiento más adecuado”, resaltó Castillo. Y reiteró: “Es importante llevar tranquilidad a los vecinos que no se está arrojando ningún tipo de contaminación al río Grande, situación que se puede constatar recorriendo tanto la margen sur como la margen norte del río”.