El saxofonista argentino radicado en Estados Unidos hace 30 años se presentará en el porteño Café Berlín, en Cañada de Gómez y Mendoza.
Oscar Feldman, saxofonista argentino radicado en Estados Unidos hace 30 años donde trabó relación personal y musical con Leandro “Gato” Barbieri, presentará en Buenos Aires, Cañada de Gómez y Mendoza un tributo a su colega y compatriota, sobre el que destaca que “fue capaz de tocar diferentes géneros a partir de crear estilos nuevos y únicos desde una mente más universal”.
“A diferencia de otros músicos, “Gato” fue capaz de tocar distintos géneros desde una mente más universal, sin caer en la tentación del uso directo del lenguaje bebop, que aplican la mayoría de los intérpretes, sino que incorporó todos estos elementos de un modo único en una música nueva”, pondera Feldman a Barbieri durante una entrevista con Télam.
Bajo ese influjo y con dicha impronta, el saxofonista soprano cordobés que tras haber tocado con Dino Saluzzi, Fito Páez, Litto Nebbia, Leo Sujatovich y Adrián Iaies, entre más, desde 1994 reside en Nueva York, encabezará una serie de recitales de homenaje al artista rosarino que ejecutaba el saxo tenor y murió en 2016, a sus 83 años, en esa ciudad estadounidense.
En compañía de Hernán Jacinto (teclados), César Franov (bajo eléctrico) y Quintino Cinalli (batería), Feldman se presentará el sábado 9 de julio a las 23 en el porteño Café Berlín; el viernes 15 llegará a Cañada de Gómez; y el miércoles 20, con Fer Moreno en lugar de Cinalli, tocará en el Cine Teatro Plaza de Mendoza.
Télam: ¿Qué implica regresar a la Argentina para hacer un tributo a Leandro “Gato” Barbieri?
Oscar Feldman: Primeramente el privilegio de tocar la música de un querido amigo y mentor. También una hermosa oportunidad y el gran desafío de moverme en ese amplio paisaje que fue el mundo musical de “Gato”, el goce del juego de ser libres con su música a través de nuestro propio sonido como grupo.
T: ¿Cuáles aportes de Barbieri son fundamentales para entender su importancia en la música?
OF: Para empezar fue un músico con una gran formacion en el lenguaje del jazz formal tradicional. A pesar de eso, tuvo la enorme capacidad y visión de haber podido usar sus influencias musicales como su propio vehículo de expresión y en algo totalmente revelador y original. “Gato” comenzó de joven tocando jazz, luego empezó a investigar en otros estilos como el folclore argentino y el tango, para luego incursionar en el free jazz, música latina y pop. Siempre dándole importancia, no tanto a esos estilos que nombré, sino respondiendo a lo más esencial que para él fue elegir tocar bellas melodías.
T: ¿Cómo se conocieron y de qué manera fue creciendo la afinidad personal y musical entre ustedes?
OF: En los 80 “Gato” volvía tras varios años para tocar en el Teatro Ópera y yo viendo de reojo y por azar, lo veo en el programa de Susana Giménez, quien le dice “’Gato’, qué maravilla. Qué se siente tocar tu saxo en Nueva York con ese sombrero, siendo un superstar, el jazz, la noche, las luces” y él hace una larga pausa incómoda y contesta con su tartamudez: “Yo, soy depresivo… tomo pastillas” y en ese preciso momento pensé: “Yo quiero conocer a este tipo”. Y así fue. Estando yo en Boston estudiando en la Berklee en el año 92 lo voy a ver a un show, me presento y luego de ese encuentro nos hicimos muy amigos. Luego de graduarme en Berklee me mudo a Nueva York, grabo mi primer disco “El Angel”, que es además el tema que dediqué a “Gato” y que los dos grabamos juntos. Creo haber sido uno de los músicos argentinos que más cercano estuvo a “Gato” durante los últimos 25 años de su vida. Compartimos muchos momentos tanto personales como musicales, con visitas en su casa, charlas telefónicas diarias, numerosas cenas y también muchos conciertos.
T: Leo la dedicatoria que te puso “Gato” en la portada de un disco. ¿De qué manera te marcó y aún resuena esa sentencia: “La marca del coraje moral radica en ver lo que es correcto y ser capaz de llevarlo a cabo con firme resolución a pesar de la opinión de la mayoría”?
OF: Creo que poder llevar a cabo una visión con firme resolución en cualquier campo del arte, no se alcanza sin haber tenido una buena y completa formación desde las bases de la tradición.
Debo decir que su dedicatoria resuena aún en mi corazón a manera no de un mandato o sentencia, sino de un guiño y un mensaje de seriedad y sobre todo de responsabilidad. “Gato” eligió despojarse de ese bagaje de conocimiento y de lenguaje formal para hacer una musica con notas largas, siendo su enorme sonido de cobre su eje, su vehículo de grito y romanticismo. Con un espíritu revelador total e individual que responde a la naturaleza de todo arte verdadero.
T: ¿Con qué repertorio lo homenajearás en estos conciertos?
OF: Tratar de cubrir todas las etapas musicales de “Gato” a lo largo de toda su carrera nos llevará a una gran aventura y hazaña. Elegí un repertorio de los temas que se que a él le encantaba tocar, esas hermosas melodías que se encuentran en todos los estilos, desde el folclore, el funk y lo latino. Tocaremos el tema “El Angel” que yo le dediqué y aquellos que el público siempre le pedía como “Europa” y “Último Tango en París”.
T: ¿Qué te aportó la escena neoyorquina del jazz y qué sentís que pudiste aportar a ella?
OF: Un músico de jazz que es serio debe moverse. En mi caso decidí estudiar primeramente en Berklee para luego mudarme a Nueva York que es la capital del jazz del mundo y donde tuve el privilegio de haber colaborado con grandes músicos que me afectaron enormemente en mi sonido, proyección y entrega. El estar rodeado de este ambiente te conduce a estar en muy buena forma, que hace que la energía sea muy alta y desde alli uno aprenda a estar muy atento. Mi aporte es simplemente ser fiel a lo que para mi es verdadero, que es tocar con el sonido y la música que a mí me representa.
T: ¿Qué cosas extrañás de la música argentina?
OF: No la extraño porque siempre la llevo conmigo, tanto como oyente y también como intérprete. La música argentina está en mi sonido y en todo lo que elijo tocar. Lo que extraño son más bien las personas, la relación humana altamente afectiva que hay en Argentina.