El 2 de febrero de 1824 el gobierno de Buenos Aires designa como Comandante Militar de las Islas Malvinas a Pablo Areguatí.
Su historia fue olvidada y hoy es prácticamente desconocida. Se llamaba Pablo Areguatí, era guaraní y había nacido en la aldea San Miguel Arcángel, fundada en tiempos del Virreinato del Río de la Plata por misioneros jesuitas en territorio que ahora pertenece a Río Grande do Sul, en Brasil.
En 1824 fue el comandante militar de las Islas Malvinas durante seis meses.
El año anterior, el gobernador de Buenos Aires, general Martín Rodríguez, le había otorgado a Jorge Pacheco, un capitán de caballería retirado, derechos sobre 30 leguas de tierra para criar ganado y cazar lobos marinos, a cambio de reparar las instalaciones de Puerto Soledad.
Pero el exmilitar, que tiene 52 años y vive de la explotación de un saladero, carece de dinero para iniciar la empresa.
Se asocia entonces con el comerciante Luis María Vernet, nacido en Hamburgo (Alemania), de ascendencia francesa.
Vernet, de 31 años, se beneficia con la mitad de la concesión en la isla y se hace cargo de la administración.
Por sugerencia de Pacheco, en enero de 1824 es designado comandante militar de las Malvinas un soldado de la Independencia, Pablo Areguatí, excapitán de milicias en Entre Ríos.
Educado primero por jesuitas en la provincia de Misiones y a partir de 1783 en Buenos Aires, el guaraní había estudiado en el Real Colegio de San Carlos. Esta institución –por cuyas aulas pasaron Manuel Belgrano, Juan José Paso, Juan José Castelli, Mariano Moreno, Manuel Dorrego, Cornelio Saavedra, Juan Martín de Pueyrredón y Martín Güemes, entre muchos otros nombres de los primeros años de vida argentina– con el correr del tiempo se convertirá en el Colegio Nacional de Buenos Aires.
En 1811, Areguatí fue nombrado por Manuel Belgrano como primer alcalde de la población entrerriana de Mandisoví, de 650 habitantes, fundada en 1777 por Juan de San Martín, padre del general José de San Martín.
En 1814, Gervasio Posadas, director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, lo asciende a capitán de milicias.
El oficial retirado, quien pensaba entrenar algunos peones en las Islas Malvinas para formar una compañía de cívicos, con cabos y sargentos, ha aceptado no cobrar sueldo del gobierno; a cambio, podrá criar su propio ganado.
Sin embargo, por desinteligencias con Pacheco y Vernet renuncia en agosto de 1824.
Seis años después es funcionario en la Aduana de Buenos Aires y, posteriormente, oficial de Justicia.
Uno de sus hermanos, Pedro Antonio, fue sargento en la expedición de “Los 33 orientales”, encabezada en 1825 por el general Juan Antonio Lavalleja para liberar la Provincia Oriental –que abarcaba lo que hoy es Uruguay y parte de Río Grande do Sul– entonces en poder de Brasil.
Había participado en la campaña libertadora del alto Perú y durante 17 meses se negó a cobrar su sueldo, argumentando que a la patria le hacían falta esos fondos.
Como dijimos, formó parte de “Los 33 orientales” que permitió a Uruguay sacarse el yugo brasileño e incorporarse a las Provincias del Río de la Plata. Cuando en 1842 el estado oriental otorgó un premio en efectivo por aquellos episodios, Pablo Areguatí no se presentó a retirarlo.
Una tataranieta del comandante militar guaraní de las Islas Malvinas, Evangelina Areguatí, actualmente es maestra en la escuela Nº 74 Juan José Valle, de Concordia (Entre Ríos).
En el Archivo General de la Nación se encuentra el documento original en el cual el gobernador Martín Rodríguez acompaña con su firma la designación de Areguatí como la primera autoridad “argentina” que gobernó en las islas.
Luis Vernet, primer gobernador cívico-militar de las Islas Malvinas
Vernet fue nombrado por el gobierno argentino como el primer gobernador y comandante de las Islas y sus territorios adyacentes (1829). Vernet ejerció este cargo hasta 1833, año en el que el archipiélago fue invadido y colonizado por los ingleses. En memoria de este suceso, se ha declarado el 10 de junio como el Día de la Afirmación de los Derechos Argentinos sobre las Malvinas.
Familia e inicios
Nació en el seno de una familia acomodada de origen francés. Sus padres fueron el comerciante de té y tabaco Jacques Vernet y su esposa María Vernet. Tuvo como hermanos a Emilio, Federico y Peter Alexander. Por motivos religiosos su familia dejó Francia para establecerse en Alemania, país en el que poco tiempo después nació. Allí inició su formación académica cursando estudios en un colegio militar. A los catorce años fue enviado por su familia a Estados unidos. Radicado en Filadelfia, comenzó a trabajar para una firma comercial alemana de nombre Bucker & Krumbhaar. Tras haber desarrollado sus habilidades comerciales Vernet comenzó a trabajar como administrador de cargas navieras. Pocos años después emprendió una serie de viajes comerciales que le llevaron a visitar Portugal, Brasil y su natal, Hamburgo.
Después de varios años de viajes, Vernet decidió establecerse en Argentina, país en el que desembarcó hacia 1817. Una vez radicado en Buenos Aires contrajo matrimonio con la uruguaya María Sáez Pérez, con quien tuvo a sus siete hijos: Luis Emilio, Luisa, Sofía, Malvina, Gustavo, Carlos y Federico. Interesado por emprender su primer negocio en la capital, Vernet creó junto a Conrado Rücker una pequeña asociación comercial que consiguió mantener hasta 1821. Tras el fracaso de su compañía, Vernet se asoció con el capitán retirado Luis Pacheco y comenzó a navegar por el sur. En el transcurso de estos viajes conoció las Islas Malvinas, territorio que le pareció propicio para fundar una colonia. Con eso en mente, presentó un detallado plan de colonización y desarrollo de las islas al gobierno argentino, el cual fue aceptado con ciertas limitaciones.
Vernet y la colonia en las Islas Malvinas
En 1823 comenzó su aventura en el archipiélago tras serle concedida una licencia para el aprovechamiento del ganado vacuno y lobos marinos junto a su socio Luis Pacheco en la Isla Soledad. Concentrado en el desarrollo de la empresa en las Malvinas, Vernet partió hacia el archipiélago con un barco cargado de caballos y lanares. Se estableció en la isla, reformó algunos edificios abandonados y se dedicó por corto tiempo a investigar sobre la geografía del archipiélago, el clima y las condiciones que enfrentaría con su colonia. Si bien este primer intento terminó en fracaso, en 1826 intentó nuevamente establecer una pequeña colonia acompañado por algunos familiares, su esposa, hijos y otros vecinos.
En esta ocasión la colonia consiguió mantenerse y prosperar, por lo que el gobierno le otorgó otra concesión para la explotación animal. En poco tiempo su trabajo en la colonia empezó a rendir frutos, por lo que el gobierno decidió concederle las tierras que quedaban y permitirle ciertas indulgencias, como el no pago de impuestos durante los primeros treinta años de la colonia. En 1829 el gobierno oficializó su papel en las Islas nombrándolo Gobernador y Comandante del archipiélago. Desde entonces estuvo a cargo del desarrollo del comercio en la isla y el establecimiento de las leyes. Motivado por el apoyo del gobierno y el potencial de la isla, Vernet emprendió una serie de proyectos comerciales relacionados con el ganado y sector pesquero.
Su pequeña colonia estuvo conformada por cordobeses, santiagueños, santafecinos, bonaerenses, entrerrianos, franceses e ingleses. Entre estos había profesionales como doctores, cirujanos, profesores, herreros, pescadores y leñadores, entre otros. Gracias al apoyo de estos profesionales, el poblado logró consolidarse, contando con buenos hogares y lugares de trabajo claramente demarcados. Sin embargo, con el paso del tiempo, la colonia empezó a enfrentar serios problemas ligados al abandono del gobierno y la llegada de diversas compañías marítimas extranjeras. En 1833 el archipiélago fue ocupado y colonizado por los ingleses.
Forzado a abandonar la isla en la que había invertido todo su capital, Vernet y su familia partieron a Río de Janeiro, para luego regresar a Buenos Aires.
Tras la pérdida de la colonia Vernet se dedicó por completo al comercio y la investigación, llegando incluso a patentar un producto que conservaba las pieles y la madera durante los viajes. En 1852 viajó a Inglaterra para pedir una indemnización por las pérdidas de las Malvinas, consiguiendo cinco años después una indemnización de 2.400 libras. Deprimido por la irrisoria cifra y la muerte de su esposa (1858), Vernet se alejó de los negocios dejando a cargo a su hijo. Este se encargó de emprender una serie de pleitos en contra del gobierno de Estados Unidos y el comerciante Silas E. Burrows, por incumplimientoo de contrato. Tras el inicio del proceso, Luis Vernet falleció en Buenos Aires, el 17 de enero de 1871, a los 79 años.