La paralización de las actividades a causa del aislamiento preventivo por coronavirus COVID-19 generó crisis en diferentes sectores. El rubro de los peluqueros fue uno de los más castigados. Algunos de los locales se encuentran al borde del cierre definitivo.
RIO GRANDE.- La crisis en las actividades que generó la paralización de actividades a causa del aislamiento por coronavirus COVID-19 golpeó fuerte en sectores impensados.
El comercio, la gastronomía y el turismo sufrieron la caída de la actividad y, en medio quedaron los peluqueros quienes también sufren el parate de las actividades.
El rubro trabaja de la mano de lo cotidiano y muy relacionado con la actividad social. Pero, fueron justamente esas actividades las que no se pueden realizar por lo que, el trabajo de los barberos, peluqueros y estilistas se vio comprometido de manera inmediata.
Ante este panorama, El Sureño visitó a uno de los trabajadores del sector para que brinde un panorama de lo que sucede con la actividad.
Gabriel Céspedes es uno de los tantos peluqueros que trabaja en Río Grande, muy amablemente se ofreció a contar lo que le sucede a su actividad y lo que pasa en general. Según el estilista, llegó a la isla en 2011 y, desde el primer día, trabaja con su profesión que es la de peluquero y estilista. Tiene su local en calle Thorne 1007.
“Alquilo este lugar desde el primer momento en que llegué. Cuando conocí Río Grande me enamoré de esta ciudad y decidí hacer mi vida acá. Realmente amo esta ciudad y no me cabe en la cabeza trabajar en otro lugar por eso apuesto a sostener mi actividad en este lugar a pesar de que en estos momentos la estamos pasando realmente mal”, detalló.
Dijo que en el principio, luego de la primera aparición de casos, “habíamos repuntado un poco con esto de que no había contagios; pero volvió el rebrote y la gente dejó de venir a la peluquería y volvimos a caer en picada”.
Fue notable que Céspedes no pensó sólo en su local. “La verdad es que está dura la situación para mí y para mis colegas que entiendo, están pasando una mala situación. Es una etapa preocupante para todos”.
Respecto de la baja en la actividad, Céspedes se lamentó al explicar que la merma alcanzó el 50%. “En mi caso, pasé de atender 15 clientes por día a unos 5. Yo estoy viviendo con lo justo. Tengo un salón chiquito y no tengo empleados ni tengo familia a cargo por lo que aún puedo costear esta situación; pero sé de algunos colegas que son padres y que son el único sostén de familia y tienen alquileres grandes. Ellos están realmente mal y viven una situación angustiante y desesperante”.
Respecto de los beneficios para los autónomos y monotributistas, el estilista aseguró que se anotó para cobrar el IFE (Ingreso Familiar de Emergencia) pero no se lo dieron. “Sí me ayudaron desde Rentas municipal. Fue por única vez pero bueno, ellos fueron los únicos que se acordaron de nosotros”.
El trabajador habló de algunos planes y préstamos para el sector. “Entre mis colegas se habló de una línea crediticia para los peluqueros, estilistas y barberos pero yo no quise incorporarme porque no quiero seguir endeudándome”.
Con marcada tristeza sostuvo que están pasando un momento difícil. “Nosotros estamos pasando un momento feo y desesperante, sumado a la incertidumbre de no saber qué va a pasar mañana ni la semana que viene y eso te genera una angustia mayor aún”.
Dijo que, “sumado a esto, la gente tiene una psicosis terrible y no quiere salir a ningún lado, y menos entrar a este tipo de lugares donde la actividad se genera a través del contacto entre las personas. Sobre este punto, el “Tano Galbaces” indicó que en su rubro, todos los trabajadores están cumpliendo con un protocolo muy riguroso “pero la gente tiene miedo y no entra a los locales”.
Gabriel Céspedes dijo que para incentivar la actividad, la mayoría de los peluqueros o barberos han ofrecido distintas promociones. “En mi caso ofrezco dos cortes por $600 que es lo que cualquier peluquero cobra por un solo corte pero esa oferta tampoco me trajo ningún beneficio”.
“Estoy buscando la manera de generar dinero y hacer una caja diaria para sostenerme pero realmente la cosa está muy difícil”, se lamentó.
Para finalizar, Céspedes envió un mensaje de esperanza a todos los vecinos y a todos los trabajadores. “Espero que esto cambie y que podamos empezar a recomponer la actividad para que todos podamos vivir en paz y felices en una ciudad que nos recibió con los brazos abiertos. Que Dios bendiga a cada uno de los fueguinos”.