Rusia mantuvo este lunes, en el quinto día de su invasión a Ucrania, el asedio sobre Kiev e intensificó su ataque sobre Mariupol y Jarkov, la segunda ciudad del país, con el resultado de varias bajas civiles, aun cuando en paralelo diplomáticos de las dos naciones mantenían la primera reunión en busca de una salida que frene el enfrentamiento bélico, mientras se multiplican y diversifican las sanciones a Moscú.
BUENOS AIRES.- Al menos 11 civiles murieron durante bombardeos rusos sobre barrios residenciales de Jarkov, cerca de la frontera rusa, mientras Kiev, la capital ucraniana, resistía algunos intentos de ocupación de madrugada, y por la mañana levantó el toque de queda.
“El enemigo ruso bombardea barrios residenciales” de Jarkov, escribió el gobernador regional Oleg Sinegubov en las redes sociales, en las que expresó:”A causa de los bombardeos, que se siguen produciendo, no podemos utilizar los servicios de rescate”. Detalló que “actualmente hay 11 muertos y decenas de heridos”, una situación a la que consideró “un crimen de guerra”.
Además, aviones rusos bombardearon la ciudad de Brovary, cerca de Kiev, poco después de que terminara la primera ronda de las negociaciones de paz bilaterales en la frontera de Bielorrusia. La muerte de civiles profundizó la discusión sobre el ataque de Rusia a barrios residenciales, aunque Moscú insiste en su discurso de que solo tiene objetivos militares.
El vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, afirmó en su aparición diaria ante los medios que los militares rusos “hacen todo lo posible” para “garantizar la seguridad de los civiles” y denunció que existen “grupos nacionalistas ucranianos que usan a la población civil como escudo humano”.