La Asociación Civil Emprendedores de Ushuaia “Amigos de la Tierra” presentó un proyecto en la Legislatura provincial para que se declare zona productiva un sector de la Ruta J y, a su vez, se cree un nuevo poblado, con escuela primaria, posta de salud y servicios básicos, que sería denominado “Malvinas Argentinas”.
USHUAIA.- El sector comprende la zona aledaña a la intersección de la Ruta Nacional 3 y la Ruta complementaria J hasta la extensión del kilómetro 10 de esta última y los vecinos proponen que se implemente un concurso para el planeamiento urbano del asentamiento que contemple las normas referentes al régimen de la tierra y sus límites geográficos.
El proyecto propone la creación de un poblado con áreas de servicios productivos, áreas residenciales y áreas de servicios turísticos en el cual el Poder Ejecutivo deberá garantizar educación primaria, sanidad y asistencia social y líneas de crédito de fomento de las actividades consideradas de interés provincial.
En los fundamentos de su proyecto, la asociación que obtuvo su personería jurídica en el transcurso de este año, destaca que, “a partir de febrero de 1990 se fueron asentando las primeras casas” en el lugar y que “estos viejos pobladores de la J se establecieron luego de que Ushuaia creciera en cantidad de habitantes y se transformara en una ciudad que dejó de lado las actividades rurales para pasar a convertirse en una urbe turística e industrial”.
“Los pobladores que llegaron a la J fueron desplazados por los nuevos estilos de vida predominantes en las ciudades fueguinas; estas familias vinculadas a la naturaleza, específicamente a través de la cría de animales, el cultivo de la tierra y la propia idiosincrasia rural local que se resistía a desaparecer”, agregan.
“El reconocimiento formal por parte del Estado es importante y hace justicia sobre una comunidad que lleva 31 años desarrollándose de manera ininterrumpida y que ha sufrido frente a las etiquetas que tratan de imponer imaginarios sociales estigmatizantes como “usurpas”, olvidándose que la realidad es mucho más compleja y requiere salir de los análisis simplistas”, se quejaron.
Los agricultores recordaron que “los procesos de crecimiento de las ciudades de la Patagonia y, en particular de la provincia de Tierra del Fuego, se ha dado de manera desorganizada y en muchos casos fueron las familias quienes llevaron adelante la autoproducción del hábitat que los contenía. Pensar que la comunidad de la J estuvo fuera de estos procesos sociales demográficos, es no tener en cuenta la historia de la provincia”, opinaron.
Además, aclaran que “presentamos este proyecto de ley para poder ser reconocidos formalmente y de esta manera poder vivir dignamente. Esto es tener derecho a mejorar nuestros hogares, tener una posta sanitaria, desarrollo social que atienda a las familias que habitan en el lugar. Pero también es importante que podamos avanzar en los emprendimientos productivos que, con tanto esfuerzo y sacrificio, se llevan adelante. En este sentido es relevante disponer de los servicios básicos así como también de las comunicaciones”.
Los productores valoraron las condiciones naturales del suelo y la geografía del lugar para apuntalar el crecimiento y desarrollo de la producción frutihortícola y avícola de la zona.
“Esta propuesta de la “J Productiva” no es azarosa o aventurada, ya que el sector frutihortícola provincial cuenta con fortalezas institucionales públicas suficientes como para llevar adelante el sector, como en el caso del INTA, CADIC-CONICET, el Gobierno de la provincia a través de la Secretaría de Desarrollo Productivo y Pyme. Además, tiene al sector privado emprendedor que frente a las dificultades manifiesta su intención de seguir produciendo y trabajando la tierra.
Otro tema importante a destacar es que la elaboración de productos frescos es fuertemente demandada por los cruceros que se acercan a nuestro puerto en temporada de turismo, pudiendo de esta forma abastecer este nicho de mercado”, afirmaron.
“Esta producción de alimentos locales contribuirá a proporcionar a la mesa de los fueguinos alimentos frescos, saludables, de calidad y a un precio acorde”, concluyen los “Amigos de la Tierra”.