Un 13 de marzo de 2018 Tomás Delamata fallecía tras caer desde la ventana de un departamento, en un hecho confuso ocurrido en Capital Federal. Sus padres, Norma y Fabio, no encuentran una explicación lógica de lo sucedido y en busca de esa verdad es que decidieron contratar a nuevos abogados para intentar reabrir la causa que fue archivada. En diálogo con El Sureño señalaron que lo hacen “en memoria de Tomás”.
RIO GRANDE.- Un 13 de marzo de 2018, con apenas 19 años, se apagó la vida de Tomás Delamata al caer desde la ventana de un departamento, en un hecho confuso ocurrido en Capital Federal. Desde entonces sus padres Norma y Fabio no encuentran una explicación lógica de lo sucedido y en busca de esa verdad es que decidieron contratar a nuevos abogados para intentar reabrir la causa que fue archivada a los cinco meses de ocurrida la fatalidad.
En medio del profundo dolor de padres que pierden a un hijo, Norma y Fabio explicaron a El Sureño que decidieron hacer este enorme esfuerzo “por la memoria de Tomás” y porque “necesitamos y queremos entender cómo fue la partida de Tomás”.
La causa fue tramitada en un Juzgado de Capital Federal, a cargo de la jueza Ángeles Gómez Maiorano, quien cerró el caso valiéndose sólo del testimonio de tres testigos, una reconstrucción del hecho y elementos de rigor como en cualquier caso en que hay una muerte dudosa. Los resultados sólo sumaron más angustia a los padres que decidieron luchar por conocer la verdad.
Fabio, el padre de Tomás, le dijo a El Sureño que los abogados Luis Felipe Ricca y Roberto Daray se han puesto a analizar el expediente y buscarán que la causa sea reabierta, porque entienden que pueden surgir nuevos elementos que pueden llevar claridad sobre lo que realmente sucedió la fatídica jornada del 13 de marzo de hace dos años atrás.
“Tomás desapareció en un acto confuso. El hecho fue caratulado como muerte dudosa y en Capital Federal se desarrolló la investigación. No estamos satisfechos con lo que la justicia ha determinado porque a cinco meses de ocurrido se archivó la causa”, dijo Fabio, quien tiene enormes dudas sobre cómo todo fue resuelto.
De acuerdo a los dichos de dos testigos que estuvieron en el departamento, Tomás estaba haciendo una especie de baile de cisne, cuando cae hacia atrás hacia una ventana de apenas 70 centímetros de ancho, con ventanas que se abren por dentro. Lo que llama poderosamente la atención es que el joven padecía de astigmatismo, prácticamente no podía ver sin tener sus lentes puestos y al momento que lo encontraron tirado en la vereda, no los tenía.
“La jueza lo determina todo como una actitud de un adolescente y la verdad es bastante complicado y difícil de creer”, dijo Fabio, quien en medio de una profunda angustia sostuvo que “estamos buscando sólo la verdad, una explicación mas lógica a una muerte tan inesperada”.
Más adelante, el desconsolado padre indicó: “Pedimos que si alguien sabe algo que nos ayude. Les decimos que Tomás puede ser tu primo, tu hijo, tu nieto, tu amigo o tu hermano. Si alguien sabe algo que nos ayude, por la memoria de Tomás, para que pueda descansar en paz”.
Fabio dijo que la hipótesis de un suicidio no es comprensible, porque eso no se condice con la actitud de Tomás, que era un joven que tenía proyectos, que siempre miraba hacia delante y con quien siempre había una comunicación diaria. “Una semana antes de ocurrir lo que sucedió había estado conmigo”, recordó.
Norma saca fuerzaz de donde puede para contar a El Sureño sobre lo que está padeciendo todos los días, desde hace dos años, tras la repentina ausencia de su hijo: “Uno no vive más. La vida de uno no es la misma para nada. Lo único que pedimos y, sabemos que hay verdad en Río Grande, es que hay gente que sabe cosas y el no decirlas los hace cómplices de lo que pasó”.
La madre sostuvo que “si alguien se presenta para ser testigo, nadie se tiene que enterar que lo es. Simplemente es ayudar a la memoria de alguien que hizo mucho por los jóvenes y no tan jóvenes en Río Grande”.
Norma recordó que “Tomás estudiaba Filosofía, porque pretendía cambiar estructuras de la sociedad. Que él veía cómo se formaban manadas de jóvenes que se golpeaban unos a otros y eso él lo quería cambiar. El jamás era de golpear a nadie sino que usaba la palabra para calmar. Miraba a sus amigos a la cara y los trataba siempre de calmar”.
“El llegó a trabajar con chicos con capacidades diferentes, no era para nada selectivo en sus amistades, sino que era un joven honesto, decía siempre la verdad, capaz no te gustaba lo que te decía pero era directo y honesto. Estamos muy orgullosos de él” subrayó Norma.
Con dos años en que todos los días sólo conocen la tristeza, el dolor y la angustia; Fabio y Norma buscaron fuerzas para luchar por saber la verdad y así lograr que, en algún momento, con la historia cerrada, su hijo descanse en paz.