Su prepaga tardó un año en autorizar una receta, ahora necesita una ovodonación

Hace un año, Paola solo tenía que tomar unas hormonas para intentar un embarazo. La prepaga tardó un año en autorizar las recetas. Un año después, ella ya no está en la misma situación de salud, y debe ser derivada de urgencia.

RÍO GRANDE.- Antes de contar la historia de Paola, El Sureño desea recordar a todos los lectores, que la Ley Nacional Nº 26.862 de Acceso Integral a los Procedimientos y Técnicas Médico-asistenciales de Reproducción Médicamente Asistida, rige en todo el país. Por lo tanto, todos los tratamientos de fertilidad prescritos por el médico, deben ser cubiertos, incluyendo traslado y alojamiento en otras provincias, de ser necesario.

En agosto de 2015, Paola, una mujer sana de 41 años fue a consultar a su ginecóloga para ver la posibilidad de buscar un embarazo. Su médica, le mandó hacer estudios, en los que su situación hormonal, salía normal. Cuando Paola se presentó en Swiss Medical para averiguar cómo empezar con el tratamiento, le dieron un formulario con muchos estudios médicos, y le indicaron que recién, una vez completos éstos, podría empezar: “Yo tardé como 6 meses en hacerme todos esos estudios. Después me salen con que esto se hace en Buenos Aires. Que yo tenía que ir, pagando todo por mi cuenta y hacer todo allá. Para esto, ya era fines del 2015”, relata Paola.

En esa instancia, su ginecóloga le prescribe hormonas, para un tratamiento de baja complejidad. El 25 de agosto de 2015, Paola presenta el primer pedido para los medicamentos. La receta fue rechazada en varias ocasiones, por diferentes motivos: “La primera vez fue porque estaba mal la letra. La segunda, porque supuestamente estaba mal puesto el medicamento. La tercera vez la autorizan, recién en septiembre de 2016, y no me avisaron nunca. Cuando yo fui a buscar esto, ya estaba vencido. Y lo tuve que volver a pedir. Y fue así que fueron tantas veces. Tampoco me cubrieron al cien por ciento, sólo el 40%, cuando la ley dice que tiene que ser el total”, recuerda.

Luego del año que la prepaga Swiss Medical, tardó en autorizar las recetas, Paola se hizo una nuevo dosaje hormonal, y otros análisis, pero esta vez, los resultados eran muy diferentes: “Pareciera que no tengo más óvulos -explica Paola-. Igual, la idea es que me deriven cuanto antes, me operen, que me hagan el último estudio que falta, y ahí ya me van a decir si voy para ovodonación, que es lo más probable. Y otra cosa es que, si no me quieren autorizar una derivación, imagínate una ovodonación”.

 

Un año de lucha

Después de un año de idas y venidas, esperando la autorización de su primera prescripción de medicamentos, Paola se quedó sin trabajo. Además, como consecuencia del estrés, sufrió otros problemas de salud. En lugar de comenzar la estimulación, su médica, tuvo que decirle a Paola, que además de la situación hormonal, ahora tenía un nuevo fibroma, que hay que sacar mediante cirugía lo antes posible, para poder intentar un tratamiento de fertilidad.

“Es que aparte de todo, es mucho estrés. Aún para mi pareja. Porque yo no estoy bien en este momento. Yo tenía la ilusión de que yo iba, me sacaba el fibroma, ya para las vacaciones de invierno iba a viajar para hacerme el tratamiento”, comenta preocupada.

El 24 de noviembre de este año, Paola presentó ante la prepaga el pedido de derivación, por segunda vez. De nuevo, le dijeron que no era probable que le autorizaran la práctica, ya que es política de la empresa no aceptar derivaciones en el mes de diciembre: “Desde el 24 que estoy esperando. Me habían dicho que eran 96 horas hábiles para contestar, y ya pasaron. Y ya hice tres reclamos. Yo llamé dos veces, y una vez llamó mi mamá. Y te dicen que no, que el reclamo hay que hacerlo en Río Grande. Y cuando llamo acá, me dicen que hay que hacerlo en Buenos Aires. Y en realidad, para mí, lo que ellos no quieren es que yo me vaya ahora en diciembre, porque me dijeron que no hacían derivaciones en diciembre, salvo que fueran urgentes. Entonces presento el pedido de derivación, pero ya es el segundo. Yo no estoy pidiendo algo anormal. Estoy pidiendo que se respete una derivación. Y acá no me pueden operar, mi médica no quiere que corra ese riesgo. Está pidiendo, dos veces, la derivación”, reclama nuevamente la paciente.

Y agrega: “Todo esto que me pasó, es por la tardanza de ellos. En mayo del 2015 empecé. Y recién en noviembre, pude comprar las hormonas. Y no siquiera sé si las voy a usar. Porque si yo ahora no tengo más óvulos, no sé qué voy a hacer con eso. Encima me las hicieron pagar. El 40 por ciento es todo lo que me cubrieron. Cuando eso se tiene que cubrir al cien por ciento. Yo hasta el año pasado, me podía hacer la estimulación tranquilamente, y tenía la posibilidad de quedarme embarazada”.

 

Derecho a decidir

Paola, no había tenido síntomas de infertilidad. A los 39 años conoció a quien es hoy su pareja. Después de un año de relación, empezaron a planear tener un hijo. Hoy, Paola siente que en su prepaga actuaron de mala fe, especulando con su desconocimiento y la confianza que como socia tenía hacia el servicio: “Era todo muy nuevo esto de la fertilización asistida. Yo no sabía qué me cubría, no tenía idea de nada. Sabía que existía la ley, y por eso se me ocurrió consultar. Pero al momento que yo fui, tenía menstruaciones normales, y los estudios me daban bien. Muchas mujeres retrasan la maternidad por distintas razones. Yo conocí a mi pareja recién ahora. O qué, ¿tengo que salir a buscar alguien sólo para tener un hijo? Es mi cuerpo. Y uno tiene derecho a decidir sobre su cuerpo, sobre todo porque hay una ley”, recalca.

Actualmente, al estar desempleada, es la familia de Paola quien paga el servicio de Swiss Medical, la prepaga que ella tiene desde 2012. Este año, la empresa aumentó el monto de la cuota seis veces. Y se espera un nuevo aumento en enero.

“Lo más importante primero, es que me manden a sacarme el fibroma -ruega Paola- Y de ahí, dependiendo del diagnóstico voy a tener que seguir peleando por lo otro”.

 

La derivación en espera

Finalmente, Paola buscó el asesoramiento de la Superintendencia de Servicios de Salud, y de la Asociación Civil Sumate TDF. Actualmente, está esperando la respuesta a una intimación que fue presentada, para que autoricen su derivación. La misma hace énfasis en que Paola padece esterilidad primaria; pide una cirugía laparoscópica, para extraer un mioma que está le generando, además, anemia crónica debido a hemorragias persistentes. La profesional médica especifica, la necesidad de preservar el útero para un posible embarazo, por lo que el cirujano debe ser especialista en fertilidad. Estas tres condiciones no se hayan en los centros de salud locales, y cada día que pasa, el riesgo para la salud y fertilidad de Paola, aumenta.

“Esto no me hace bien. No le hace bien a nadie pasar por esta situación. No le hace bien a mi pareja, no le hace bien a mi salud -expresa angustiada-. Aparte, yo pago 4500 pesos por mes. Para qué, para que te traten como una basura. Porque esto, es tratarte muy mal. Yo quiero ser mamá. Y habiendo una ley, que no hagan respetar… pero si yo ahora desisto de todo esto ¿Quién me devuelve todo el tiempo que perdí, la mala sangre que te hacés?”.

Por último, Paola pide a las pacientes que estén en situaciones similares, que no abandonen sus reclamos: “No esperen tanto tiempo. Si ven algo que es raro, les parece mal; o algún tipo de maltrato en la prepaga, o la obra social que no se dejen estar, porque uno a veces tiene buena fe, pero las empresas, no. Jugar con la salud de uno, o con el deseo de ser padres es demasiado”.

Foto: Ilustrativa.