Primer aterrizaje de un Hércules en Marambio

El día sábado 11 de abril de 1970 el avión Lockheed Hércules C-130H, matrícula TC-61 aterrizó en la Antártida, permitiendo que, a partir de entonces se opere normalmente durante todo el año con aviones de gran porte.

USHUAIA (Fundación Marambio).- La Fuerza Aérea Argentina, en cumplimiento de Políticas Nacionales Antárticas y en apoyo de los intereses nacionales e internacionales en el Continente Antártico, mantiene, con inquebrantable vocación de servicio, la capacidad operativa de volar en y hacia el Continente Blanco.
La acción de la Fuerza Aérea en la zona se remonta al 1 de diciembre de 1951 cuando un avión bombardero cuatrimotor Avro 694 Lincoln, modificado con la matrícula civil LV-ZEI (ex B-030), bautizado “Cruz del Sur”, al mando del vicecomodoro Gustavo Argentino Marambio, realizó un vuelo desde Río Gallegos, provincia de Santa Cruz, hasta la Base General San Martín, situada en el islote Barry, frente a la bahía Margarita a los 68º07’S y 67º08’W, donde efectuó lanzamiento de elementos de supervivencia, continuando su vuelo de reconocimiento hasta los 70ºS, regresando al aeródromo de salida después de 12 horas y 22 minutos de vuelo.
En el año 1952 la Fuerza Aérea continúa la tarea de sobrevolar y efectuar estudios para localizar posibles lugares de aterrizaje en el Sector Antártico Argentino, designando al vicecomodoro Marambio como Jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea de Tareas Antárticas.
El vicecomodoro Gustavo Argentino Marambio había nacido en Río Cuarto, provincia de Córdoba, el 18 de septiembre de 1918 y falleció en un trágico accidente aéreo en la localidad de Mugueta, provincia de Santa Fe, el 12 de noviembre de 1953 y en su homenaje se le dio el nombre a la actual Base Antártica Marambio.

Pista de aterrizaje
En la década del ’60 la Fuerza Aérea se empeñó en localizar una zona apta para habilitar una pista de aterrizaje destinada a la operación regular y continua con aeronaves de gran porte con tren de aterrizaje convencional -es decir con ruedas- intensificándose esta tarea a principios del segundo trimestre del año 1969 con relevamientos aerofotográficos con aviones DHC-6 Twin Otter y reconocimientos desde aviones Hércules C-130, al igual que los efectuados desde el avión DHC-2 Beaver de la dotación de la Base Aérea Teniente Matienzo.
De los múltiples estudios realizados se llegó a la conclusión que podría materializarse el proyecto sobre la meseta de 14 por 8 kilómetros que corona a 200 metros sobre el nivel del mar a la isla Seymour, que a partir del año 1956 tomó el nombre Isla Vicecomodoro Marambio.
El cumplimiento de esta misión estuvo a cargo de la Dotación Antártica 1968/69 (Invernada 1969), que llegó embarcada en el rompehielos General San Martín en el mes de noviembre del año 1968, destinados en la Estación Aeronaval Petrel y en la Base Aérea Teniente Matienzo, que se encontraba en emergencia por carencia de víveres y combustible.
Los integrantes de esta dotación, después de efectuar los traslados y tareas especiales para la puesta en servicio de los medios aéreos, terrestres e instalaciones, cumplieron con las tareas propias de la zona que había planificado la superioridad y a mediados de 1969 comenzaron a preparar el material necesario para llegar e instalarse en la meseta que corona la isla Vicecomodoro Marambio.
Se planificó la operación para llegar a la isla Marambio por tierra -es decir sobre mar congelado y la barrera de hielo- pero ante la falta de consistencia de la capa helada se optó por realizar la misma por el medio aéreo, utilizando el avión monomotor DHC-2 Beaver matrícula P-03, con el cual se hicieron vuelos de reconocimiento aéreos del mar congelado.
Elegido el lugar, se anevizó en las inmediaciones de la isla, en la bahía López de Bertodano, con la valiosa colaboración de otro avión Beaver de la Armada Argentina, quedando así abierta la posibilidad de Marambio.
Este fue el primer punto del arriesgado y difícil plan. Mientras, un grupo comenzaba a subir a la meseta los pertrechos, el Beaver regresaba a Matienzo en busca de nuevos materiales y personal.
Se constituye la denominada Patrulla “Soberanía” y partir de ese momento comenzó la difícil rutina de trabajo cotidiano, viviendo en pequeñas carpas, a merced de los fuertes vientos y muy bajas temperaturas bajo cero.
Esta meseta tiene su suelo semiplano, como de barro congelado, constituido con rocas y piedras de distinto tamaño que afloran en la superficie, las que utilizando picos, palas y barretas como únicos elementos de trabajo, eran despejadas en una superficie de 25 metros de ancho, sacando piedras grandes, colocando piedras más chicas en su lugar y alisando el terreno para que pueda rodar sin obstáculos las ruedas de un avión.
Se continuaron los trabajos de la pista y cuando la misma tenía una longitud de 900 metros por 25 de ancho, se la señalizó y se despejó también de piedras y rocas un sector de estacionamiento para varias aeronaves.
Así se llega al 29 de octubre de 1969, fecha de trascendencia nacional, histórica y geopolítica, porque a partir de entonces se inicia una nueva era en la historia de la Antártida, al romperse el aislamiento a que estaba sujeta por las características de su clima su suelo y sus mares congelados, que solo son navegables en épocas estivales.
Ese día el avión turbohélice Fokker F-27, matrícula TC-77, transportando a la ceremonia de fundación de la Base Aérea Vicecomodoro Marambio a altas autoridades, despega de la Base Aérea Militar Río Gallegos de la provincia de Santa Cruz, aterrizando normalmente en la flamante pista de tierra que se inauguraba en la Antártida Argentina, convirtiéndose Marambio, desde entonces, en la puerta de entrada de la Antártida.

Aterrizaje del Hércules
La Dotación Antártica 1969/70 (Invernada 1970), que había llegado a la nueva Base Aérea Vicecomodoro Marambio en el mes de noviembre de 1969, continúo en condiciones similares la dura tarea iniciada por la Patrulla Soberanía, construyendo instalaciones, prolongando y mejorando la pista hasta alcanzar a principios del mes de abril de 1970 una longitud de 1200 metros.
Con esta capacidad operativa, el día sábado 11 de abril de 1970 el avión Lockheed Hércules C-130H matrícula TC-61 aterrizó con sus ruedas, permitiendo que a partir de entonces se opere normalmente durante todo el año con aviones de gran porte, haciéndolo hasta la fecha en forma regular e ininterrumpida, terminando con el mito de la incomunicación invernal en la Antártida de nueve meses.
Este vuelo se concretó luego de tres intentos frustrados por condiciones meteorológicas adversas, realizados los días 5, 9 y 10 de abril de 1970, despegando el vuelo inaugural a las 10:00 de la Base Aérea Militar Río Gallegos, provincia de Santa Cruz y aterrizando en la pista de tierra de la Base Aérea Vicecomodoro Marambio, utilizando la técnica “de asalto” a las 13:25, regresando a las 15:20, con aterrizaje en Río Gallegos a las 19:54.
La situación meteorológica imperante en el momento: cielo semicubierto, techo 3000 metros, vientos del NO a 20 nudos, con temperatura ambiente de -4ºC.